Crisis globales, tipos de interés inmobiliarios: la paradoja del EURIBOR

En los últimos años, hemos oído con frecuencia que las guerras lo cambian todo. Afectan a los mercados, a los tipos de interés y, inevitablemente, al coste de la vida. Pero si observamos el EURIBOR, el principal indicador de los tipos de interés de referencia en Portugal y la zona euro, esta afirmación no siempre se confirma.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022 hasta el conflicto entre Israel y Hamás en octubre de 2023, la trayectoria del EURIBOR siguió un patrón muy definido. Subió cuando el Banco Central Europeo (BCE) comenzó a subir los tipos de interés para frenar la inflación y empezó a bajar cuando se hizo evidente que este ciclo estaba llegando a su fin. En resumen: el EURIBOR se movió al ritmo del BCE, no al ritmo de la guerra.
Cuando comenzó la guerra en Ucrania, el impacto se sintió de inmediato en el precio del gas y la energía, lo que contribuyó a impulsar la inflación. Aun así, el EURIBOR no experimentó un repunte brusco. Subió gradualmente, como se esperaba en un contexto de política monetaria restrictiva. En el caso del conflicto en Oriente Medio, en octubre de 2023, el efecto fue aún más discreto. Los tipos de interés ya venían bajando y continuaron en esa dirección, sin sobresaltos ni reacciones de pánico en los mercados.
La verdad es simple: lo que más influye en el EURIBOR son las decisiones del BCE y sus expectativas sobre la inflación. La geopolítica puede afectar este escenario indirectamente; si el precio del petróleo se dispara, la inflación aumenta y el BCE reacciona. Pero este efecto siempre es indirecto, nunca directo. Por lo tanto, al preguntarnos hoy si la paz en Oriente Medio provocará una bajada de los tipos de interés, quizá la respuesta más honesta sea: no lo sabemos, pero probablemente no. La estabilidad geopolítica puede aliviar las tensiones y contribuir a estabilizar los precios de la energía, pero el EURIBOR seguirá la evolución de las decisiones del BCE.
En retrospectiva, el patrón es claro: las guerras generaron incertidumbre, afectaron los precios y el sentimiento del mercado, pero el EURIBOR mantuvo su rumbo. Esto dice mucho sobre el tipo de indicador que es: no reacciona a las emociones ni a las noticias de última hora. Reacciona a la política monetaria, y esta se mueve lentamente, basándose en cifras estructuradas, tendencias y expectativas.
Pero no debemos basar una teoría en una percepción superficial. Es importante profundizar: analizar la evolución del EURIBOR, compararla con las fechas de inicio de las guerras y comprobar si existe alguna correlación real. El análisis del siguiente gráfico confirma si el EURIBOR realmente ignora el impacto inmediato de las guerras o si existe algún efecto sutil que merece la pena destacar.
Quizás la reflexión más profunda que podemos extraer de esto es que, en tiempos de turbulencia, lo que realmente protege nuestra estabilidad financiera no son los titulares ni el impacto inmediato de los conflictos, sino la comprensión de las reglas del juego económico y la paciencia de quienes prestan atención a las señales correctas. El EURIBOR nos enseña, en cierto modo, la importancia de mirar más allá del sensacionalismo y centrarnos en lo que realmente influye en nuestra vida cotidiana.
Así pues, en una época en la que todo parece cambiar con cada noticia de última hora, ¿estamos aprendiendo a distinguir lo que realmente importa de lo que simplemente nos asusta momentáneamente?

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