La UNESCO adoptará el primer estándar ético para la neurotecnología.

El documento se considera la etapa final del trabajo de la UNESCO sobre las dimensiones éticas de la inteligencia artificial, que comenzó en 2018. La Directora General de la organización, Audrey Azoulay, señaló que, a pesar de su potencial, la neurotecnología está plagada de riesgos, y que el nuevo documento normativo ayudará a «establecer límites claros y consagrar el principio de la inviolabilidad de la mente humana». La neurotecnología se utiliza en dispositivos cotidianos —auriculares, antifaces para dormir, diademas para mejorar la concentración, entre otros— y los usuarios desconocen cómo estos dispositivos utilizan sus datos para monitorizar la frecuencia cardíaca, los niveles de estrés o el sueño. Esta información podría compartirse sin el consentimiento del consumidor.
El documento comienza definiendo los términos «sistema nervioso» y «neurotecnología». La neurotecnología se refiere a los dispositivos y sistemas que acceden al sistema nervioso y miden, analizan y predicen su funcionamiento. El texto también indica que los dispositivos con neurotecnología influyen en los procesos físicos y mentales y pueden tener consecuencias a largo plazo. Entre otras cosas, son capaces de rastrear los movimientos oculares, reconocer y analizar la voz y las expresiones faciales, realizar análisis de la marcha, monitorizar los movimientos durante el sueño y medir la presión arterial.
Los desarrolladores de estos dispositivos deben respetar los derechos humanos y la dignidad humana. No se recomienda el uso de la neurotecnología en niños y adolescentes con fines no médicos, ya que sus cerebros aún se encuentran en desarrollo. El uso de estas tecnologías en el ámbito laboral para el control de la productividad o la creación de perfiles personales de los empleados es inaceptable.
Los autores de la norma ética hacen especial hincapié en la difusión de innovaciones neurotecnológicas entre poblaciones desfavorecidas y marginadas para prevenir prejuicios, desigualdades persistentes en la atención sanitaria y otros ámbitos, negligencia e irrespeto. También mencionan específicamente la necesidad de facilitar el acceso a las neurotecnologías a personas en situación de vulnerabilidad y a quienes padecen afecciones neurológicas. Asimismo, el acceso equitativo a soluciones fiables y basadas en la evidencia debe ser una prioridad, independientemente de la condición socioeconómica, la ubicación geográfica o cualquier otro factor. La UNESCO considera que el uso de estas tecnologías debe estudiarse con detenimiento, ya que entrañan un riesgo de discriminación y desigualdad en la sociedad.
De acuerdo con las directrices éticas, toda investigación y desarrollo que involucre a grupos y comunidades debe realizarse con su consentimiento y bajo su supervisión. El consentimiento debe ser previo e informado, y debe proporcionarse información clara y detallada sobre los objetivos, los riesgos, los beneficios, las alternativas y los resultados. El consentimiento informado debe ser apropiado para la edad e incluir la posibilidad de retirarse del estudio en cualquier momento.
Para evitar la amenaza de infringir el derecho internacional, todos los implicados en el desarrollo de neurotecnologías deben ser responsables y actuar con solidaridad. El desarrollo debe garantizar la minimización del impacto ambiental durante todo el ciclo de vida de los materiales utilizados.
Las empresas de neurotecnología deben adherirse a las normas profesionales y al principio de no causar daño. Los principios de equilibrio y legitimidad se aplican tanto a la aplicación de la neurotecnología como a los datos resultantes para garantizar el uso adecuado de las tecnologías, de acuerdo con el grupo de usuarios previsto y la evidencia científica.
Deben establecerse salvaguardias claras para prevenir la recopilación y el uso indebido de datos de usuarios. Los Estados miembros de la ONU deben garantizar el acceso a la justicia y a recursos efectivos para las víctimas, y colaborar con las partes interesadas para que los responsables rindan cuentas.
Según la UNESCO, la inversión en empresas de neurotecnología aumentó un 700 % entre 2014 y 2021. El sector sigue teniendo una gran demanda. Por ejemplo, en agosto de 2025, Sam Altman, cofundador de OpenAI, anunció planes para invertir hasta 250 millones de dólares en Merge Labs, un nuevo proyecto que desarrolla tecnologías de interfaz cerebro-ordenador. Este dispositivo permite la conexión directa del cerebro humano a un ordenador, leyendo y transmitiendo señales neuronales.
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