La actividad física mejora el pronóstico de las personas con cáncer, según un estudio

Practicar actividad física mejora el pronóstico y reduce la tasa de mortalidad en personas que ya eran activas y fueron diagnosticadas con cáncer. Así lo revela un estudio publicado recientemente en el British Journal of Sports Medicine .
Después de evaluar la progresión de la enfermedad en 28.248 pacientes con cáncer en estadio 1, los autores encontraron que el grupo que se ejercitaba durante más de 60 minutos a la semana de manera moderada tenía un riesgo 27% menor de progresión del tumor y un riesgo 47% menor de mortalidad en comparación con los que eran sedentarios.
Los participantes fueron clasificados en tres grupos, según la intensidad con la que realizaban ejercicio al menos un año antes del diagnóstico: sedentarios, los que realizaban ejercicio menos de una hora por semana y los que realizaban ejercicio más de una hora por semana.
“Ya había evidencia de que la actividad física puede reducir la mortalidad específica por cáncer, incluso en personas ya diagnosticadas”, afirma el profesional de educación física Everton Crivoi do Carmo, doctor en Ciencias del Deporte y responsable de la preparación física en el Espaço Einstein Esporte e Reabilitação. El estudio es importante porque analiza datos objetivos, no solo datos autodeclarados, sobre la actividad física antes del diagnóstico. Los resultados resultan más consistentes.
La práctica de ejercicios está relacionada con la modulación del sistema inmune, con un aumento de células como los linfocitos y las natural killers (NK), implicadas en la lucha contra las células tumorales.
También reduce la inflamación crónica, promueve la regulación hormonal (importante en tumores sensibles a las hormonas como los de mama y próstata), mejora la resistencia a la insulina y el metabolismo en su conjunto, reduciendo los factores de crecimiento celular que pueden acelerar la progresión tumoral. “Como efectos indirectos, también tenemos la reducción de la obesidad, que es un factor de riesgo para varios tipos de cáncer”, recuerda Crivoi do Carmo.
E incluso pequeñas dosis de actividad física ayudan. “Hay que tener cuidado con la idea de que más es mejor”, advierte el experto. Según él, el volumen de ejercicios debe calcularse según cada persona. “Este ajuste depende del nivel previo y de la capacidad de respuesta al estrés analizado individualmente”.
En el estudio, incluso aquellos que realizaban actividad ligera tenían un mejor pronóstico que los que eran sedentarios. “Sabemos que acumular movimiento a lo largo del día, aunque sea en pequeñas porciones, contribuye a la regulación hormonal, mejora la función inmune y reduce la inflamación crónica, disminuyendo los factores de riesgo de diversos tipos de cáncer”, explica la profesional de educación física.
Aunque la investigación destaca por el uso de datos objetivos de actividad física y el seguimiento de un gran número de personas, no es posible afirmar una relación de causa y efecto. El trabajo se realizó sobre una población específica: pacientes de un programa de oncología en Sudáfrica, con acceso a seguros de salud y tecnologías. “El siguiente paso es evaluar [ estos hallazgos ] en otras poblaciones”, afirma el especialista.
Fuente: Agencia Einstein
IstoÉ