Angel Rossi: “Los gestos de León XIV muestran una sintonía y una continuidad del camino que comenzó Francisco”

-¿León XIV sigue la línea de Francisco?
-Diría que sí, porque ya como cardenal tenía mucho en común con Francisco. Ahora, como Papa sumará su individualidad, lo propio. No tiene por qué ser una fotocopia de Francisco. Pero creo también que los gestos que León XIV tuvo hasta ahora demuestran una sintonía que nos da esperanza de continuidad de un camino que comenzó Francisco y que, gracias a Dios, me parece que no se va a cortar. Pienso, por ejemplo en el tema de la paz, una especie de santa obsesión de Francisco, el cuidado de los migrantes, el diálogo con los diferentes, el camino sinodal que empezó para que haya más diálogo y participación en la Iglesia y no un clericalismo en el que el clero se maneja bajo la premisa: “aquí mando yo y los demás son sumisos”.
-¿Usted lo trató en el pasado a Robert Prevost?
-Lo conocí porque participó en el último sínodo, precisamente sobre la sinodalidad, que se desarrolló en dos partes en los meses de octubre de los dos últimos años. Como nos agrupábamos por lengua, nos sentábamos en la misma mesa. Compartimos durante dos meses el trabajo. Percibí un hombre bueno, pero nada ingenuo; silencioso, pero no mudo; reflexivo, pero con una palabra clara cuando había que decirla. Siento a León XIV como una gran bendición, como un regalito de Dios y del Espíritu Santo, que por lo visto aún no se jubiló y sigue trabajando. Y, posiblemente también, como un regalo de Francisco desde el cielo.
-Si se sigue la trayectoria de Prevost parece que Francisco lo fue posicionando. Primero lo nombró obispo de una diócesis pobre de Perú y luego lo llevó a Roma para estar al frente de un ministerio muy relevante que selecciona a los futuros obispos y ser presidente de la Pontificia Comisión para América. ¿Era su candidato a sucederlo?
-Ciertamente está claro que Francisco tenía mucha confianza en él porque efectivamente lo puso al frente de uno de los dicasterios más importantes. Francisco tenía una mirada intuitiva, muy aguda. Se ve que ya de entrada, siendo Prevost obispo en Perú, consideró que podía darle una mano en Roma. Incluso quizá lo pensó como posible papa. Pero no me atrevería a afirmar de un modo rotundo que era su candidato.
-Sorprendió lo rápida que fue su elección ante un número récord de cardenales electores de muchas nacionalidades…
-Gracias a Dios fue rápida. Si bien somos muchos y no nos conocemos, tuvimos casi diez días de reuniones previas en las llamadas congregaciones generales. Diría que se fue dando como agua del manantial. Desde la fe uno tiene que pensar que el Espíritu Santo da una mano y va clarificando un poco el perfil de lo que sentimos que el mundo y la Iglesia necesita. Y de hecho fue así, muy natural, muy fluida la llegada a la elección de Robert Prevost como pontífice, a quien se lo ve muy sereno.
-Por estar en sintonía con Francisco, ¿lo irán aceptando sin mayores resistencias los sectores conservadores?
-Dios quiera que lo vayan digiriendo si es que están empacados. Es una cuestión de ellos, no es un tema de Iglesia. A veces se habla de que la Iglesia está sufriendo un cisma, pero en todo caso el cisma lo tienen algunas individualidades con un corazón cismático y lo trasladan a la institución. Pero eso no es lo que se vivió en el cónclave, sino que transcurrió en un ambiente de familiaridad y fluidez, aún habiendo posiciones distintas. Si alguno todavía está en el Jurassic Park, es una cuestión personal.
-No obstante, se dice que León XIV no tomará decisiones que tensen la relación con los sectores conservadores como ocurría con Francisco porque recibió una suerte de mandato de los cardenales de cuidar la unidad…
-No sabemos cómo va a venir la mano. Con su estilo quizá más manso, al menos exteriormente, veremos cómo León XIV irá asumiendo los temas que Francisco puso sobre la mesa o fortaleció en la Iglesia. Irá haciendo también su camino. Seguramente, habrá continuidad y también cosas propias de León XIV. No creo que sea alguien que pretenda imitarlo sumisamente, pero a la vez hasta ahora en sus discursos dejó claro que el legado de Francisco es significativo para él.
-No parece que vaya a cambiar en cuestiones como la comunión a los católicos divorciados en nueva unión que autorizó Francisco. Pero, a juzgar por sus declaraciones en el pasado, hay un aspecto en el que León XIV se diferenciaría: no tendría una actitud de tanta apertura respecto de los gay…
-Creo que hay aspectos puntuales en los que se irá viendo. Me parece que León XIV se está enfocando ahora en una mirada de Iglesia más abarcativa respecto de la problemática mundial. Concretamente, considero que se está centrando en algo tan preocupante como la necesidad de paz que supera a todos los demás temas como lo preocupaba a Francisco en el final de sus días.
-En la calle mucha gente se pregunta si la Iglesia debatirá alguna vez el celibato optativo, el acceso de las mujeres al sacerdocio o, al menos, si habilitará el diaconado femenino, entre otros temas…
-Acepto que son temas que se mencionan en la sociedad, pero por encima de ellos está la cuestión de la caridad, de tantas problemáticas a nivel mundial como la soledad, que me parece que son prioritarios. Creo que en este momento debemos tener una mirada más amplia y cuidarnos de no caer en la miopía de ocupar nuestra atención en cuestiones menores en relación con los grandes desafíos actuales para las cuales, dicho sea de paso, los argentinos somos mandados a hacer.
-Todavía nos quedamos midiéndole la sonrisa al Papa en vez de animarnos a verlo en toda su dimensión. Ahora, una vez que partió, empezamos a darnos cuenta que hizo mucho más bien del que suponíamos. Se dice que a veces las ausencias dan la medida de las presencias. Creo que eso pasó con el Papa Francisco. En lo personal, muchos que en algún momento se enojaban con el Papa y en parte conmigo, me llamaron pidiéndome disculpas, como diciendo: nos damos cuenta que tuvimos una mirada muy mezquina, muy chiquita. En estos días comprobamos que el mundo, incluso el no cristiano, consideraba a Francisco como un líder mundial muy significativo. Ví en Roma llorar a algunos ateos sintiéndose huérfanos, lo cual me llamó mucho la atención.
-Entonces, Francisco fue para usted un incomprendido…
-Pasa con el cristiano que vive el evangelio en serio. Siempre digo que Francisco montó el evangelio en pelo. Y como no es menos el discípulo que el maestro, dice el evangelio, vemos cómo le fue a Jesús. Por tanto, no es raro que Francisco en algunos aspectos haya pasado también por la que pasó Jesús por vivir radicalmente el evangelio.
-Lo que pasó es que muchos lo veían volcado hacia el peronismo o el kirchnerismo…
-Cuando se lo quiere encasillar de derecha o de izquierda, de arriba o de abajo, de peronista o kirchnerista eso para mí un signo de que no se lo conoce. Porque estamos hablando de una persona que funcionaba con otro tipo de estructura mental. Además, por ejemplo, la década del ’70 la mamó bien porque en la Iglesia se vivió intensamente como para querer encasillarlo. En fin, creo que con el tiempo tendremos que ir rumiando lo que realmente fue Bergoglio.
-¿Se vivirá entre los argentinos como una gran carencia que no haya venido a la Argentina?
-No sé. Quizá nos faltó a nosotros un clima de paz porque todavía se juega a la miserabilidad del maltrato. Lo cual es muy triste. Ojalá su mensaje de unidad algún día prenda. Un día también nos visitará León XIV, pero antes espero que haya un proceso de pacificación, de poder releer un poco nuestra historia y verla con otra mirada, sacándonos los anteojos del prejuicio y poniéndonos los anteojos que nos permitan ver más grande.
-¿Cree, efectivamente, que León XIV visitará la Argentina?
-Las dos veces que me lo cruce le dije que estaba invitado a la Argentina y, en particular, a Córdoba. Me respondió: “con gusto lo tendré en cuenta”.
-¿Usted cree que el hecho de que sea de origen estadounidense, más allá de que vivió mucho tiempo en América Latina, puede facilitar un diálogo por paz con Donald Trump que dijo que quiere terminar con las guerras?
-Ojalá. Lo que me parece es que la prepotencia de Trump no ayuda a la resolución de los conflictos. Es cierto que León XIV tiene esa doble dimensión: es un norteamericano que es muy latinoamericano. Confieso que en el sínodo me costo varios días darme cuenta de que era norteamericano. Esa amplitud de ángulo me parece que viene muy bien porque quizá, por nacionalismo, los norteamericanos se sentirán cómodos. Y, por latinoamericano, también nosotros porque tiene la visión de la iglesia latinoamericana: el servicio a la gente, la devoción popular, el cuidado de los más vulnerables. Eso está en su corazón. Anhelo que esa doble dimensión ayude a unos y a otros.
-Como Francisco, León XIV se opone a la deportación masiva de inmigrantes que lleva adelante Trump. ¿Presiente un choque entre ambos?
-Ciertamente León XIV tiene la estatura para poder responder con el nivel que corresponde desde lo humano y desde lo religioso ante cualquier circunstancia. Pero si maltratan a los migrantes, seguramente no se callará. En tal caso, sería bueno que Trump se acuerde de que su madre fue inmigrante, que llegó a los Estados Unidos siendo muy jovencita de un pueblito lejano. Sería bueno que no pierda la memoria.
-¿Podrá León XIV dar respuestas a un mundo que parece cada vez menos religioso o, en todo caso, con ansias de creer, pero no a través de las instituciones religiosas?
-Creo que en el corazón de la gente, sea cristiana o no cristiana, hay un hambre de paz y un hambre de silencio, un hambre de reflexión que sigue estando con el paso del tiempo. Quizás en la práctica religiosa hay cosas que se debilitaron, pero el corazón de cada persona sigue buscando a Dios, sigue buscando las respuestas grandes. Circunstancias como la muerte de Francisco y la elección de León XIV indica un poco eso.
En el penúltimo día del plenario de cardenales que debatían la situación de la Iglesia y el perfil del nuevo papa en vísperas del inicio del cónclave, llegó el turno de la exposición del cardenal Ángel Rossi. Como todos, tenía apenas cinco minutos para exponer, pero le alcanzaron para dejar una excelente impresión. Incluso varios de sus colegas le pidieron una copia que no trascendió a la prensa. Doce años atrás algo parecido le había sucedido al entonces cardenal Jorge Bergoglio, cuyo mensaje fue el último envión que terminó con su elección como pontífice.
“Pero dos papas seguidos argentinos y jesuitas es mucho”, bromeó un vaticanista. Ocurre que Rossi no sólo es argentino como Bergoglio, sino también jesuita. De hecho, fue alumno del futuro papa Francisco en el seminario de la Compañía de Jesús, que funcionaba en el colegio Máximo, de San Miguel. Ya como sacerdote, Rossi sumaría a su labor religiosa una intensa obra social con la creación, en 1992, de la Fundación Manos Abiertas que se ocupa de asistir pobres y vulnerables a través de sus centros ubicados en una decena de ciudades.
Mientras desarrollaba su labor religiosa en la capital cordobesa, Francisco lo nombró en 2021 arzobispo de Córdoba, convirtiéndose en el primer jesuita en ocupar esas funciones. Dos años más tarde lo creó cardenal y ello implicó que pudiese participar de la reciente elección papal por la Argentina junto con otros tres cardenales menores de 80 años -la edad límite establecida-: Victor Fernandez, al frente de un ministerio del Vaticano; Vicente Bocalik, arzobispo de Santiago del Estero, y Mario Poli, arzobispo emérito de Buenos Aires.
De sólida formación intelectual y un estilo campechano, Rossi trascendió los límites de su parroquia durante la pandemia con sus misas con sus correspondientes homilías subidas a Youtube, que fueron sumando miles seguidores. Aunque, en rigor, muchos eran los que lo escuchaban desde bastante tiempo antes en el programa de Fernando Bravo en Radio Continental a través de una columna semanal. Columna que sigue haciendo pese a sus nuevas tareas, aunque en Radio Mitre, donde se emite anualmente el ciclo.
En Córdoba, Rossi lideró sin éxito una fuerte ofensiva para la derogación de la ley que permite el juego on line por considerar que hace estragos entre niños y adolescentes fomentando la ludopatía. “La metodología que se uso para no derogarla fue de un nivel político y legislativo que me da mucha vergüenza”, dijo el año pasado tras una sesión de madrugada durante la que se trajo al recinto a un legislador que estaba enfermo para que votará en favor de la vigencia de la ley. “Algunos gobiernos dicen que nos quedemos tranquilos porque van a gestar medios médicos y psicológicos para luchar contra la ludopatía; es como decir que ‘les vamos a atender una enfermedad que nosotros mismos hemos provocado’”, lamentó.
Ángel Sixto Rossi nació en la ciudad de Córdoba en 1958. Curso el seminario en la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote en 1986, estudió en la Universidad Gregoriana de Roma, donde obtuvo la licenciatura en Teología Espiritual. En 1992 creó la fundación Manos Abiertas. Fue rector de la iglesia de El Salvador, en Buenos Aires. Francisco lo nombró en 2021 arzobispo de Córdoba y lo creó cardenal en 2023.
Un sueño: La unidad de los argentinos y la paz en el mundo.
Un propósito: Que el Evangelio cale en el corazón de la gente.
Un proyecto: Pastorear y cuidar el rebaño que se me encomendó.
Un libro: Los de Dostoievski. Y el Martín Fierro, entre otros.
Una película: Cinema Paradiso.
Un equipo de fútbol: Belgrano de Córdoba.
Una comida: Tira de asado.
Una bebida: No tengo cultura alcohólica.
Clarin