Sánchez jura que resistirá, con todo en contra menos la métrica del PIB

Lo tiene casi todo en contra, excepto la métrica del crecimiento económico. Está rodeado de adversidades menos en el istmo del PIB y jura que su península resistirá. Aguantará hasta el final y se presentará a las elecciones generales del 2027 con voluntad de ganar. Eso asegura a sus interlocutores.
Resistir es vencer. El grito legendario que teje el manto de la obstinación española –y de su valentía–, desde Sagunto al doctor Negrín, resuena en el complejo de la Moncloa. Un extraño lugar, la Moncloa. Dentro, circuitos acelerados de información. Fuera, cantos de ruiseñor y apacibles jardines, puesto que el principal centro de mando de la política española se halla en un entorno que invita a sentirse al margen de la historia. “Resistiré”, jura Pedro Sánchez.
El ruido de la calle no penetra en ese recinto, nadie sale a tomar un café en el bar de la esquina, dos minutos y vuelvo, y ello ha sido causa de notorios errores políticos desde que Adolfo Suárez trasladó la sede de la presidencia del Gobierno a las afueras de Madrid en 1977, para ganar espacio, reforzar la seguridad y enviar un mensaje de modernidad y cambio. Al cabo de un tiempo se empezó a hablar del síndrome de la Moncloa. Encapsulamiento, alejamiento de la realidad.
¿Está sufriendo Sánchez un nuevo brote de ese síndrome consistente en imaginar una capacidad infinita de resistencia? Gary Cooper en Solo ante el peligro. “Sé que la presión irá en aumento y estoy dispuesto a resistirla”, asegura el presidente a sus interlocutores.
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Lo tiene casi todo en contra menos la métrica de la economía. Es verdad, el crecimiento del PIB ya no es sinónimo de felicidad social, pero muchos gobernantes europeos hoy matarían por tener las cifras de crecimiento de España.
Vayamos por orden. Sánchez tiene en contra al nuevo Gobierno de Estados Unidos. Empiezan a recibirse señales al respecto. Sin embargo, España no figurará entre las prioridades de Washington mientras haya tranquilidad en la base naval de Rota. El nuevo embajador de Estados Unidos, Benjamín León, un octogenario empresario de Miami, no llegará a Madrid hasta agosto. No hay prisa. Los dos nuevos embajadores estadounidenses en Italia (Quirinal y Santa Sede) llevan semanas en Roma moviendo hilos.

Preferencia de los líderes del PSOE y PP entre sus votantes
Porcentaje de aprobación de sus votantes durante las legislaturas del 2019 y el 2023 según los barómetros del CIS de cada mes

Preferencia de los líderes del PSOE y PP entre sus votantes
Porcentaje de aprobación de sus votantes durante las legislaturas del 2019 y el 2023 según los barómetros del CIS de cada mes

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Porcentaje de aprobación de sus votantes durante las legislaturas del 2019 y el 2023 según los barómetros del CIS de cada mes

Tiene en contra al Gobierno de Israel, y eso no es poco. Sánchez sigue insistiendo en su condena a la matanza de civiles en Gaza, ayer mismo ante el plenario de la Liga Árabe en Bagdad. Ese es ahora su cuadrante, un cuadrante que le aleja formalmente del discurso del rearme, mientras Podemos le señala como “belicista”. El pequeño Podemos ha regresado al discurso de las dos orillas que popularizó Julio Anguita en los años noventa. Para ellos, el PSOE es ahora el “partido de la guerra”. Sus cuatro diputados en el Congreso no son testimoniales. Pueden decidir mayorías, y Sánchez no dispone de mecanismos para controlarlos. Yolanda Díaz ha perdido fuelle –estaba escrito que pasaría–, y Podemos acentúa su radicalidad para ser eje de un nuevo espacio electoral post-Pedro Sánchez. También ellos pertenecen a la estirpe resistir es vencer.
Sánchez sigue contando en la Unión Europea, pero observamos un cierto repliegue táctico. No ha asistido a las ceremonias pontificias, no busca estos días la foto con Macron, Starmer Merz y Tusk en lo que se refiere a Ucrania. Ya no estamos en el momento socialdemócrata del 2020-2021, cuando negoció en nombre del Sur de Europa los fondos de recuperación. Estamos en el momento rearme, y el nuevo eje directivo lo forman Alemania, Francia y Polonia, con la asistencia externa del Reino Unido. España no está en ese eje. Italia, tampoco.
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Sánchez no puede ofrecer el envío de tropas de intermediación a Ucrania. No tiene mayoría en el Parlamento para dar ese paso. Ni siquiera tiene mayoría para ratificar el nuevo tratado de amistad con Francia. El incremento del gasto militar al 2% del PIB exigido por la OTAN se va a hacer al margen del Congreso, con juegos malabares de dudosa calidad.
Tiene en contra a casi todo el Madrid DF. Eso no es nuevo, pero las turbinas de la Castellana aceleran. Tiene en contra a la magistratura conservadora, condensada en el último libro del juez Manuel Marchena. Se mantienen abiertas las investigaciones judiciales sobre su esposa y su hermano. El exministro José Luis Ábalos, el hombre que en octubre del 2016 convenció a Sánchez de que no abandonase la política, hoy bajo investigación judicial, ha autorizado la filtración de conversaciones con el presidente en WhatsApp con el indisimulado propósito de pedir protección. No hay nada en esas conversaciones que altere el cuadro, pero todo es bueno para la olla. Se anuncian nuevos dossiers de la UCO. En el Madrid DF, los informes de la unidad más selecta de la Guardia Civil se anuncian con semanas de antelación, lo cual nos da la medida exacta del momento en que estamos. “Resistiré”, jura Sánchez.

Preferencia entre Núñez Feijóo y Díaz Ayuso entre los votantes del PP
Porcentaje de aprobación según los barómetros del CIS

Preferencia entre Núñez Feijóo y Díaz Ayuso entre los votantes del PP
Porcentaje de aprobación según los barómetros del CIS

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Porcentaje de aprobación según los barómetros del CIS

No puede aprobar los presupuestos, no puede aprobar el tratado de amistad con Francia, se le ha achicado el campo de juego en la Unión Europea y no podrá aprobar la reducción de la jornada laboral, proyecto estelar de Yolanda Díaz que no apasiona al PSOE.
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Su margen es cada vez más estrecho, pero el principal adversario se halla en el punto más bajo de popularidad desde que llegó a la presidencia del Partido Popular. (Ver los gráficos adjuntos). Alberto Núñez Feijóo se halla hoy por debajo de la cota Pablo Casado.
Sánchez está dispuesto a resistir lo indecible, y Feijóo, apuesta por una inmovilidad total. Escuela Romay Beccaría. No le pidan fantasías. No le reclamen filigranas. Lo importante es estar debajo del árbol para recoger la fruta madura. Mientras todo se mueve ahí fuera, la política española presenta una textura mineral. Un paisaje lunar en el que las rocas están llamadas a resistir.
lavanguardia