¿Son tan malos los ultraprocesados? La ciencia identifica cuáles no afectarían su salud

Embutidos, galletas, papas fritas, otros pasabocas, pizzas industriales, salsas, bizcochos, helados y muchos más, deberían someterse a las mismas sanciones sanitarias que los cigarrillos o el alcohol por los daños que causan a la salud humana. Conocidos como ultraprocesados, este grupo de alimentos es uno de los más populares y también de los más consumidos entre la población.
“Existe suficiente evidencia científica para afirmar que el consumo de alimentos ultraprocesados se asocia con una enorme cantidad de enfermedades metabólicas como la obesidad, las cardiovasculares, la diabetes mellitus tipo 2, algunos cánceres, enfermedades neurodegenerativas, las mentales y hasta la muerte”, dijo en una charla de 2024 con EL TIEMPO Javier Sánchez Perona, científico español, titular del Instituto de la Grasa-CSIC y profesor de la Universidad Pablo de Olavide (España).
Sin embargo, un estudio publicado por la American Heart Association (AHA) presenta una nueva clasificación sobre los alimentos ultraprocesados, en la que destacan que la mayoría son perjudiciales, pero que algunos de ellos podrían consumirse de manera moderada.
La mayoría de los ultraprocesados normalmente suelen ser ricos en grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio, lo que constituye un riesgo real para la salud cardiovascular.
De acuerdo con ese nuevo listado, se podrían consumir moderadamente yogures bajos en grasa y sin azúcar añadido, untables de mantequilla de maní o hummus, cereales integrales sin azúcar, panes y tortillas integrales (con más fibra), salsa de tomate baja en sodio y sin azúcar, y productos vegetales de soya con poco procesamiento.
Por qué son tan popularesEn la misma charla con este diario, Sánchez Perona aseveró que los ultraprocesados no son saludables y que están elaborados con sustancias aditivas como glutamato, así como espesantes y aglutinantes, que nos impiden dejar de comerlos.
“Son alimentos constituidos por formulaciones de ingredientes que tienen un elevado procesamiento industrial, en los que no se reconoce la materia prima. Contienen exceso de azúcares, sal y grasas saturadas añadidas, a los que se añaden también aditivos que mejoran sus cualidades sensoriales, como aromas, saborizantes, potenciadores del sabor, colorante, emulgentes, etc.”, comenta el científico.
Explica que no todos “los embutidos o enlatados son ultraprocesados. Por ejemplo, una lata de melocotón en almíbar no es un ultraprocesado y el jamón cocido puede serlo o no, en función de los ingredientes, pero son ultraprocesados la mayoría de los lácteos saborizados, panes industriales, bizcochos, pasabocas, platos preparados, etc.”.
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