Los mapas de la mortalidad en Europa: ¿qué enfermedades son más letales en cada país?
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Cada año mueren en países de la Unión Europea más de cinco millones de personas. La principal causa son las enfermedades del sistema circulatorio, responsables del 32% de esos fallecimientos. Le sigue el cáncer, con un 22%, según los últimos datos de Eurostat de 2022. Ese año, el covid-19 aún tuvo un impacto considerable en la mortalidad europea, constituyendo la principal causa en el 6% de los casos y hasta en uno de cada diez en Grecia y Eslovenia
Pero las cifras varían sensiblemente según el país. Así, España es uno de los países con las tasas más bajas de muertes por enfermedades del sistema circulatorio, con un 26% del total de fallecidos. Solo Francia presenta un porcentaje más bajo, del 21%.
Por el contrario, estas cifras son mucho más elevadas en Bulgaria (61%), Rumanía (56%) y Lituania (52%). “Europa se divide en tres zonas de riesgo y los países del Este y algunos del norte de Europa son de alto riesgo”, explica el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el doctor Luis Rodríguez Padial. La probabilidad de tener un problema cardiovascular es mayor en estas zonas que en las de bajo riesgo, situadas en la zona mediterránea.
El cardiólogo atribuye estas diferencias a los factores de riesgo asociados a este tipo de enfermedades: “La gente fuma más, tiene el colesterol más alto y probablemente también haya factores genéticos”, explica, aunque asegura que el peso de estos últimos es menos conocido.
Según Eurostat, Bulgaria lidera varios indicadores de salud negativos en la UE, siendo el primero en prevalencia de tabaquismo diario (29% frente al 19% de media de la UE). El país cuenta además con un alto consumo anual de alcohol y cerca del 30% de la población no practica ningún tipo de actividad física, según el medio búlgaro Mediapool. A pesar de los programas nacionales, la prevención y la detección temprana siguen siendo puntos débiles persistentes.
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En una entrevista al medio News.ro, el doctor Ștefan Busnatu, cardiólogo en Rumanía, señala una situación preocupante, confirmando que su país está “desafortunadamente” en una zona donde “existe un riesgo muy alto de enfermedad". En su opinión, no hay suficiente infraestructura para gestionar la cardiopatía isquémica, lo que limita el tratamiento. Para él, el énfasis en la prevención primaria, la educación y la recuperación cardíaca es crucial, ya que un segundo evento isquémico agudo puede ser fatal.
“Se ha visto que se muere mucho más del corazón en Rusia o en los países del Este que en España, Italia o Grecia, la zona mediterránea. Probablemente por la famosa dieta mediterránea”, dice Rodríguez. El experto hace referencia a un artículo publicado en marzo en la revista médica New England cuyo principal hallazgo es que la presencia de los cinco factores de riesgo clásicos (hipertensión, colesterol alto, peso anormal, diabetes y tabaquismo) explican el 50% de la carga global de las enfermedades cardiovasculares. Al mismo tiempo, la ausencia de estos factores pasados los 50 años se asocian a una década más de esperanza de vida frente a los que sí los tienen.
La presidenta de la Asociación Lituana del Corazón, la cardióloga Sigita Glaveckaitė, habló en un programa de televisión sobre la incidencia de estas patologías en su país. Más allá de la “alta” prevalencia de factores de riesgo, la doctora aludía a otros problemas como las creencias o los mitos que disuaden a la gente de tomar la medicación adecuada, la escasa concienciación, una baja participación en programas de prevención y falta de financiación del Estado. Según su experiencia, el sistema sanitario tiene un enfoque heredado del sistema soviético, donde los profesionales son remunerados por horas y no por procedimientos, lo que reduce la eficiencia e interés por el trabajo.
"Cuando pregunto a los pacientes (pacientes menores de 60 años después de un ataque al corazón), casi siempre fuman, son obesos, no tratan su presión arterial alta o no toman medicamentos para el colesterol", afirma el cardiólogo Josef Kautzner, de la República Checa. "Sabemos que aproximadamente el 80% de las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir ajustando factores de riesgo aparentemente simples pero esenciales”, insiste Glaveckaitė.
En la misma línea, el último informe sobre salud en Europa de la OCDE y la Comisión Europea explica las diferencias entre países por la variabilidad de la prevalencia de factores de riesgo. Pero además, apunta también a la calidad de la atención sanitaria. “Por ejemplo, la mortalidad a los 30 días tras un infarto (que refleja aspectos como el transporte oportuno de los pacientes y un tratamiento médico eficaz) fue superior al 14% en Letonia, Eslovaquia, Lituania y Estonia en 2021, frente al 7% o menos registrado en Suecia, Dinamarca y España”, reza el informe.
Por su parte, los hombres presentan tasas de mortalidad un 43% más altas por enfermedades circulatorias que las mujeres de la UE, siguiendo los datos de la OCDE, y esta brecha de género ha aumentado ligeramente en la última década. Esta diferencia se debe a la mayor prevalencia de factores de riesgo clave entre ellos.
Los datos confirman que la incidencia de estas enfermedades afecta directamente a la esperanza de vida en los países. Como muestra el gráfico anterior, ésta es más corta en aquellos sitios donde el porcentaje de muertes por enfermedades cardiovasculares es más elevado.
Poloniase encuentra entre los países con mayor brecha en la esperanza de vida entre hombres y mujeres. "Las mujeres en Polonia viven actualmente unos dos años menos que la mujer promedio en la Unión Europea. Para los hombres, la diferencia es de cuatro años. Esta es una carga que hemos estado llevando desde el comienzo de los cambios sociodemográficos", explica el doctor Bogdan Wojtyniak del Instituto Nacional de Salud Pública.
Los cánceres malignos son la segunda causa de mortalidad en Europa, aunque en algunos países son la primera. De hecho, datos más recientes para España, publicados por el INE para 2024, sitúan los tumores como la primera causa de muerte (26,6%), seguidos de las enfermedades del sistema circulatorio (26,1%).
El informe de la OCDE habla además de diferencias incluso dentro de los propios países. “Se han encontrado grandes disparidades en la mortalidad por cáncer (superiores al 30%) entre regiones de Rumanía, Polonia, Francia, España y Alemania”.
Además de los factores de riesgo y los hereditarios, “un estudio sobre las desigualdades educativas en la mortalidad por cáncer entre 2015 y 2019 reveló que, en promedio, en 14 países de la UE y Noruega, los hombres con menor nivel educativo tenían una mortalidad por cáncer un 84% mayor que los hombres con mayor nivel educativo. La brecha entre mujeres con distinto nivel educativo era más estrecha, pero aun así considerable: un 37%”, cita la OCDE.
Según el organismo, en varios países, las tasas de supervivencia al cáncer son más bajas entre las personas con menor nivel socioeconómico. Estas desigualdades reflejan diferencias en la prevalencia de factores de riesgo, en la participación en programas de cribado y en el acceso a una atención sanitaria oportuna y de alta calidad.
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También una investigación publicada en The Lancet Public Health analizó las diferencias de años de vida perdidos por mortalidad prematura en 32 países europeos. Los resultados indicaron que las disparidades estaban fuertemente asociadas con factores socioeconómicos, acceso a servicios de salud y políticas públicas. Así, países con menor inversión en salud pública y mayor desigualdad económica mostraron tasas más altas de mortalidad prematura.
Más accidentes de tráficoAdemás de los factores naturales, las causas externas de mortalidad también reflejan diferencias entre países. Los accidentes de tráfico tienen más incidencia en la mortalidad en zonas del sur de Grecia, algunas regiones de Portugal, en Rumanía o en Turquía.
En 2024, Grecia alcanzó un récord de 665 muertes por accidentes de tráfico. La asociación SOS Crímenes de Tráfico critica la falta de progreso en el objetivo gubernamental de reducir las muertes a la mitad para 2030. Denuncian que en los últimos años la accidentalidad no solo no se ha reducido, sino que desde 2021 se registran cada vez más fallecidos por esta causa.
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George Kouvidis, fundador de la asociación, menciona el complejo caso de la autopista Morea, donde, a pesar de ser una vía más segura, los accidentes aumentaron más del 100% tras su finalización en 2016. Atribuye esto a que los conductores, con coches más potentes, entraban a las redes provinciales con una velocidad adquirida y sin la precaución necesaria en carreteras con infraestructuras diferentes. En las islas, el aumento se explica por el turismo y el consumo de alcohol.
Con todo, Kouvidis señala que las estadísticas europeas de accidentes a menudo excluyen países con peores situaciones (como Albania, Serbia y Kosovo), distorsionando los promedios del continente. Para él, además, es “inaceptable” que estas cifras de muertes no incluyan a quienes fallecen más de 30 días después de un accidente.
Las tasas de suicidio en países europeos van desde los cerca de 20 hasta los 2 por cada 100.000 habitantes. Los países con mayor incidencia son Eslovenia, Lituania, Hungría, Bélgica y Estonia. Un estudio publicado en 2016 en BioMed Central analizó las diferencias entre estas tasas en Europa y concluyó que, entre otros factores, el clima frío se correlaciona con una mayor tasa de suicidios. “Parece que en Europa la suicidabilidad sigue un gradiente climático o de temperatura que, curiosamente, no va de sur a norte, sino de sur a noreste”, asegura el artículo. A pesar de esto, desde la Asociación de Profesionales en Prevención y Posvención del Suicidio 'Papageno' apuntan a que generalmente "existe una multicausalidad cuando hablamos de suicidio": "Nunca se produce por una sola causa, sino que se debe a varios factores".
Los homicidios no son una causa habitual de fallecimiento en el continente, pero en 2022 las tasas fueron más altas en Letonia, Lituania y Luxemburgo, mientras que España se sitúa justo por debajo de la media europea, con 0,62 muertes por cada 100.000 habitantes.
El Confidencial