La inestabilidad política y la contaminación están acelerando su envejecimiento, esto dice la ciencia

Llegar mejor y más saludable a la vejez es una preocupación cada vez más frecuente. Para ello, la ciencia –y las personas del común– se preguntan, entre otras cosas, cómo conseguir ralentizar no solo el envejecimiento físico sino también el cerebral y qué factores podrían estar ocasionando un deterioro más rápido. Al respecto, un estudio internacional publicado en Nature Medicine revela que nuestro entorno -incluida la contaminación, la desigualdad social y la debilidad de las instituciones democráticas- acelera significativamente el envejecimiento de nuestra esperanza de vida.
Este estudio -dirigido por un equipo multinacional de América Latina, África, Europa, Asia y Norteamérica- analizó los factores medioambientales, sociales y políticos y su impacto en el envejecimiento cerebral utilizando inteligencia artificial avanzada y modelos epidemiológicos. Los resultados muestran que el lugar donde usted vive -y los factores sociales a los que se expone en él- puede estar contribuyendo a que envejezca varios años más rápido, aumentando el riesgo de deterioro cognitivo y funcional.
Estos hallazgos se produjeron tras analizar datos de 161.981 personas en 40 países emplearon una metodología que muestra cómo múltiples exposiciones pueden predecir las diferencias de edad bioconductual (BBAG, por sus siglas en inglés), una nueva métrica que evalúa el envejecimiento acelerado.
De acuerdo con los investigadores, los BBAG son la diferencia entre la edad cronológica de una persona y su edad “predicha” a partir de factores protectores (como educación, habilidades cognitivas, funcionalidad, ejercicio) y de riesgo (enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión, déficit sensoriales, etc.).
“Un BBAG positivo indica envejecimiento acelerado; uno negativo, envejecimiento más saludable. Esta métrica permitió desarrollar una medida de brecha de edad para cada sujeto, y luego evaluamos cómo los exposomas sociales, ambientales y políticos explicaban esa brecha de envejecimiento”, le explicó a EL TIEMPO Agustín Ibáñez, autor correspondiente del estudio e investigador del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral.
De acuerdo con Ibañez, el estudio les pemitió identificar que la exposición a condiciones sociopolíticas adversas —como baja representación política o falta de elecciones libres—, mala calidad del aire y desigualdad estructural están asociadas con una aceleración muy significativa del envejecimiento. Según los resultados, estas condiciones pueden traducirse en una edad biocomportamental que sea, en promedio, de 5 a 6 años mayor que la edad cronológica en poblaciones afectadas.

La mala calidad del aire se relaciona con un envejecimiento más rápido. Foto:iStock
Aunque ningún factor único se destaca por encima de los demás, los investigadores señalan que la combinación de desigualdad social, inestabilidad política y contaminación es especialmente dañina. "Ningún factor único sobresale de manera absoluta. El estudio muestra que todos tienen efectos similares y acumulativos. Los factores sociopolíticos (como falta de democracia) tienen efectos de moderados a grandes, comparables a los de factores físicos como la calidad del aire y desigualdad social. La clave es que su efecto es sinérgico: la combinación de varios de estos riesgos eleva mucho más el envejecimiento acelerado que cualquiera por sí solo”, señala Ibañez.
El trabajo presenta la primera prueba sólida de que las exposiciones estructurales, más allá del estilo de vida individual, están profundamente arraigadas en nuestro proceso de envejecimiento. "Nuestra edad biológica refleja el mundo en que vivimos. La exposición al aire tóxico, la inestabilidad política y la desigualdad no solo afectan a la sociedad, sino que determinan nuestra salud", señala Ibáñez.
Varios tipos de exposiciones se relacionaron con un envejecimiento más rápido: factores físicos, como la mala calidad del aire; factores sociales, como la desigualdad económica, la desigualdad de género y la migración; factores sociopolíticos, como la falta de representación política, la libertad limitada de los partidos, los derechos de voto restringidos, las elecciones injustas y las democracias débiles. Es importante destacar que las mayores BBAG se asociaron con consecuencias en el mundo real: predijeron futuros descensos tanto en las capacidades cognitivas como en el funcionamiento diario. Las personas con mayores diferencias de edad tenían más probabilidades de sufrir pérdidas significativas en estas áreas con el paso del tiempo.
“El hecho de que una persona envejezca de forma saludable o acelerada no sólo depende de sus elecciones individuales o de su biología, sino también de su entorno físico, social y político, y estos efectos varían mucho de un país a otro”, afirma la profesora de la Universidad de los Andes Sandra Baéz, coautora del estudio y Atlantic Fellow del Global Brain Health Institute (GBHI) en el Trinity College.
Según destacan los investigadores, estos resultados llegan en un momento crítico, cuando la democracia retrocede, la contaminación alcanza niveles de crisis y la brecha de desigualdad se amplía. "No se trata de una metáfora: las condiciones ambientales y políticas dejan huellas medibles en 40 países, revelando un claro gradiente de envejecimiento acelerado desde África a América Latina, Asia y Europa", afirmó Hernán Hernández, primer autor del estudio.
Latinoamérica y ColombiaEuropa presentaba el envejecimiento más saludable, mientras que Egipto y Sudáfrica mostraban el envejecimiento más rápido. Los habitantes de Asia y América Latina se situaron en una posición intermedia. En Europa, los países del este y del sur envejecieron más rápidamente. A escala mundial, el envejecimiento más rápido estaba fuertemente vinculado a niveles de renta nacional más bajos.
Sin embargo, los investigadores señalan que Latinoamérica presenta un patrón preocupante. "Los participantes latinoamericanos tienen BBAGs significativamente mayores en comparación con Europa y Asia", comenta Ibáñez. "Específicamente, en el meta análisis por país, Colombia está entre los países con mayor envejecimiento acelerado en la región, reflejando tanto desigualdades sociales como exposición a factores políticos y ambientales adversos. Esto coincide con la alta carga de enfermedades crónicas y desigualdades sociales en la región”, explica el investigador.
Este estudio redefine el envejecimiento saludable como un fenómeno medioambiental, social y político. Es por esto que los investigadores plantean que las estrategias de salud pública deben ir más allá de las prescripciones de estilo de vida para abordar las desigualdades estructurales y los déficits de gobernanza.
Para Hernando Santamaría-García, coautor y miembro del GBHI, “los gobiernos, las organizaciones internacionales y los líderes de la salud pública deben actuar urgentemente para remodelar los entornos, desde la reducción de la contaminación atmosférica hasta el fortalecimiento de las instituciones democráticas”.
Si bien, a nivel individual, los expertos recomiendan mantener la actividad física, cuidar la audición, la salud cardiovascular y participar en actividades cognitivas, como protectores importantes, el estudio recalca que las soluciones reales requieren cambios estructurales, como mejorar la calidad del aire, reducir desigualdades económicas y sociales y, especialmente, fortalecer la democracia y la estabilidad política. “Estas acciones pueden reducir el estrés crónico y el desgaste biológico (sobrecarga alostática) que aceleran el envejecimiento”, concluye Ibañez.
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