Radiografía de las donaciones en México

Para efectos del Servicio de Administración Tributaria (SAT), las donatarias autorizadas son instituciones sin fines de lucro que tienen permitido recibir donativos deducibles del Impuesto Sobre la Renta (ISR), provenientes de individuos o empresas. En 2025 se reportaron en México 10,507 donatarias autorizadas y del 2023 a la fecha, el número total ha disminuido un 7 por ciento.
Algunos ejemplos de donatarias son las instituciones de asistencia o beneficencia que atienden a personas, sectores y regiones de escasos recursos; sociedades de carácter civil que realizan investigación científica o tecnológica; organizaciones dedicadas a la promoción y difusión de las artes; o asociaciones civiles para la protección, conservación, restauración y recuperación del patrimonio cultural de la nación, entre muchas otras.
Cada año, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) publica el documento denominado Renuncias Recaudatorias 2025, el cual contiene información relevante sobre el perfil de las instituciones que reciben los donativos, así como de los donantes. En el documento se menciona que del total de donativos, el 77% lo realizan las empresas y el 23% restante las personas físicas. Asimismo, la mayoría de los donativos se hacen en efectivo (86%) y solo el 14% se efectúa en especie.
Sin embargo, pareciera que el ánimo por donar en México va en descenso, pues entre 2018 y 2023, los donativos empresariales se redujeron 0.07% y los realizados por personas físicas cayeron, en promedio, 1.5 por ciento. En este mismo periodo se registraron años con disminuciones más marcadas. Por ejemplo, de 2020 a 2021 los donativos de personas morales cayeron 28%, mientras que los de personas físicas lo hicieron en 34 por ciento.
La información del reporte también nos deja ver que el 45% de los donativos se otorga a las donatarias con domicilio fiscal en la Ciudad de México (CDMX), y es en esta entidad donde se ubican alrededor del 25% del total de donatarias autorizadas. Si adicionalmente se consideran las donatarias de Nuevo León y el Estado de México, tenemos que 64% de los donativos que se reciben se ubican en esos tres estados. En contraste, entidades como Chiapas, Oaxaca y Guerrero sólo reciben 1.2%, 0.9% y 0.1% respectivamente, del total de los donativos otorgados en el país.
Las donatarias autorizadas están clasificadas en 12 categorías según sus actividades. La comparación del reporte de 2025 con el de 2024 nos deja ver que los donativos a las instituciones asistenciales han ido en aumento, pues en el último año concentraron 60% del total de los donativos realizados, cuando en 2024 recibieron el 53% de los apoyos. El caso de las organizaciones dedicadas a la investigación científica o tecnológica es desalentador, pues los donativos que recibieron pasaron del 3% del total al 2% en los mismos años.
Es claro que el donante mexicano se siente significativamente más cómodo apoyando causas asistenciales que a centros de investigación científica o tecnológica, entre los que se encuentran organizaciones con una inclinación más académica, basada en el análisis de las políticas públicas. Para dichos centros de investigación, que incluyen a los think tanks, los beneficios derivados del apoyo son menos tangibles, dada la dificultad de reportar, por ejemplo, un número específico de personas atendidas o beneficiadas.
Los donativos canalizados a instituciones asistenciales revelan un mayor interés en aliviar necesidades urgentes, como la salud o la alimentación en ciertos sectores más vulnerables, que a transformar las causas estructurales de los problemas. Ello nos lleva a pensar que no hay un entendimiento pleno de que es tan importante atender directamente a las personas o comunidades, como diagnosticar y proponer soluciones a las problemáticas que enfrentan.
Es urgente generar conciencia de este panorama antes de que desaparezca por completo el financiamiento, y por ende, las organizaciones dedicadas a la investigación científica o tecnológica. Aunque es vital que los apoyos lleguen a través de la asistencia directa, este desequilibrio en los intereses de los donantes está limitando el potencial de la sociedad civil para influir en cambios de política pública que atiendan los problemas desde la raíz.
Eleconomista