La IA transforma el cuidado domiciliario de los mayores

España envejece a un ritmo acelerado y necesita el 'bastón' de la tecnología para afrontarlo. La proporción de personas con 65 y más años ha pasado de suponer el 14,6% de la población en 1994 al 20,4% tres décadas después, y el deseo mayoritario de estas personas es permanecer en su hogar antes que trasladarse a una residencia o con familiares, un fenómeno que redefine las políticas de cuidado. Para quienes tienen un estado de salud que les permite quedarse en casa, hacen falta soluciones innovadoras que les proporcionen autonomía en su día a día, un reto en el que la inteligencia artificial emerge como aliado.
Los casos de uso son muy variados, desde asistentes de voz que facilitan la realización de videollamadas y la petición online de citas médicas hasta sistemas que recuerdan la toma de la medicación, registran la actividad cotidiana del usuario para identificar patrones inusuales que alerten a sus allegados, plantean entrenamientos cognitivos para mantener la mente despierta... el denominador común es que tratan de fomentar el bienestar de los sénior dentro de su vivienda.
Un plus de tranquilidad que agradecen tanto los usuarios como su entorno cercano. Javier Martínez Peromingo, secretario general de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) y Jefe de Servicio de Geriatría de la Fundación Jiménez Díaz, explica que además de los 'wearables' hay dispositivos que pertenecen al internet de las cosas, como unas alfombras capaces de detectar una caída en la cocina y avisar a los familiares instantáneamente, que «han reducido de forma demostrable el tiempo de respuesta y la tasa de hospitalizaciones relacionadas con caídas en estudios recientes».
La seguridad no es el único avance. Los asistentes conversacionales de nueva generación charlan, cuentan chistes y proponen ejercicios de respiración cuando perciben cierto desánimo. «En varios programas estatales de Estados Unidos se ha documentado una reducción de hasta el 95% en los niveles de soledad autoreferida entre usuarios de estos dispositivos. En España, experiencias como las de Cruz Roja con Alexa en la Comunidad de Madrid muestran que estos dispositivos son universalmente útiles para las personas mayores y salvan la brecha digital», dice.
Para la familia y los cuidadores, el impacto es igual de tangible. «En varios países (EE.UU. sobre todo) empiezan a ser frecuentes plataformas de telemonitorización que remiten constantes vitales, patrones de sueño y alertas de riesgo cardiometabólico a una app que permite compartir esos datos con la enfermera comunitaria, y en España ya hay comunidades que plantean pilotos en este sentido», señala. En una revisión reciente sobre estos dispositivos, precisa, «se observó cómo pueden reducir reingresos y visitas innecesarias, a la vez que disminuye la carga emocional del cuidador informal».
Ventajas que han despertado el apetito empresarial por este nicho de negocio. «El mercado global de soluciones de IA para el cuidado de mayores alcanzará los 1.414 millones de dólares este año y superará los 2.200 en 2030, con un crecimiento anual cercano al 10% y en muchos países, como España, va a convertirse en un motor económico de primer orden. Ese flujo de inversión ya financia proyectos públicos de teleasistencia en varias comunidades autónomas españolas», detalla Martínez Peromingo, que incide en que si el dinero llega, la innovación se democratiza y no se queda en los bolsillos de quien puede pagar un robot.
La fiebre por la IA no debe traducirse nunca en la deshumanización de un ámbito que requiere contacto personal. «Si convertimos la atención domiciliaria en un 'call‑center' de algoritmos, habremos fracasado. El antídoto es la 'supervisión humana significativa' que exige la normativa europea y que implica que cualquier decisión automática debe poder ser revisada, corregida o anulada por un profesional», ahonda. Además, defiende que los indicadores de calidad han de medir no solo parámetros biomédicos, sino también la frecuencia de visitas presenciales y el nivel de satisfacción emocional del mayor. «Problemas de primer orden como la soledad no deseada –advierte– van a agravarse si la tecnología no sirve para acercarnos y nos separa».
Comparte este extremo Pablo Mariñosa, fundador de Onorato AI, un loro inteligente que fomenta la independencia de los mayores: «La tecnología aporta información que ayuda a entender lo que ocurre y mejora la toma de decisiones, pero no exime de responsabilidad a las personas».
Su proyecto se basa en una 'mascota' dotada de IA con diversas funcionalidades: alertas inmediatas de caídas en casa, seguimiento y reporte de comportamientos anormales, avisos de eventos importantes, como comidas o cumpleaños, monitoreo de la temperatura corporal, formulación de preguntas para mantener la mente activa…

«Mi obsesión es la tecnología emocional», confiesa el creador. Y se sustenta en cuatro pilares. La personalización es uno de ellos. El usuario y/o su familia rellena un cuestionario de personalidad e intereses antes de recibir a este peculiar compañero. «Durante tres meses, le hacemos un entrenamiento específico en base a las respuestas para que cuando llegue a casa de la persona, la conozca y se adapte a ella», comenta. El emprendedor también cuidó mucho el diseño exterior del loro para que «dieran ganas de abrazarlo».
Otro factor diferencial es su capacidad para conocer el estado emocional del dueño. «En los ojos tiene dos cámaras con visión computacional que, a partir del escaneo del rostro, la voz y el cuerpo, interpreta si está feliz, triste o en un estado intermedio y, en función de eso, adecúa su modo de interactuar», indica. De la mano del Instituto de Neurociencia Avanzada de Barcelona, Mariñosa desarrollará durante el próximo año una capa de neurociencia para saber si la persona sufre angustia, ansiedad, depresión o miedo y así poder revertirlo.
En palabras del impulsor de la iniciativa, para el usuario actúa como «un ángel de la guarda», mientras que la familia accede a través de la app a parámetros clave de su ser querido para obrar en consecuencia.
La iniciativa ha resultado ganadora de la IX edición de los Premios Tecnología Humanitaria que convoca cada año Cruz Roja. Hasta ahora, se han reservado 30 unidades en preventa de las 100 disponibles, a un precio de 900 euros (se entregarán a partir de diciembre), la mitad de lo que costará en 2026, fecha del lanzamiento oficial. «Estamos en conversaciones con aseguradoras, bancos y operadoras móviles para que lo integren en su catálogo, y también con comunidades autónomas para que lo puedan incluir en la Ley de Dependencia con fondos europeos y así llevarlo a las casas de los mayores», subraya.
Precisamente, los fondos Next Generation han financiado con 2,3 millones, gestionados por el Departamento de Derechos Sociales e Inclusión de la Generalitat de Cataluña, el proyecto Atenea, impulsado por la startup Momentum Analytics en colaboración con la entidad Grupo ABD - Asociación Bienestar y Desarrollo, que ha completado su prueba piloto en 500 domicilios de más de 20 municipios catalanes. Se trata de una inteligencia artificial que funciona a través de una tablet sin botones ni pantallas táctiles, comunicándose exclusivamente por voz, y que echa una mano al usuario en su rutina básica.
Clásicos como la realización de videollamadas o el recordatorio de la medicación se completan con tareas más llamativas. Por ejemplo, la petición de cita online evita el desplazamiento al centro de salud, pero el proceso puede resultar difícil. Atenea se conecta con La Meva Salut, el espacio digital personal del Sistema de Salud de Cataluña, consulta la disponibilidad del médico, reserva el hueco que le indique el usuario y crea un recordatorio.
Albert Isern, CEO de Momentum Analytics, explica otro servicio proporcionado por la herramienta: «Desde el 012, el teléfono de información de la Generalitat, nos dijeron que recibían muchas llamadas de ciudadanos de edad avanzada preguntando por trayectos en transporte público. Atenea les informa por voz y les muestra el itinerario en la pantalla». Asimismo, para favorecer el ocio fuera del hogar, la tablet cuenta con una suerte de carrusel donde aparecen los eventos de la ciudad. «Los ayuntamientos se enorgullecen de que en la página web se publica esta agenda, pero los mayores no entran», advierten.

La compañía ya trabaja para ampliar los usos de Atena y que sea capaz de hacer la compra por voz (está llevando a cabo un piloto con Sorli Discount) o acceder a la televisión a la carta desde las plataformas online, para lo cual ha iniciado conversaciones con 3Cat.
La firma también se encuentra inmersa en el empleo de la IA en forma de relojes inteligentes. Cuando los sensores detectan una caída, Atenea pregunta al usuario si está bien. Si la contestación es afirmativa, envía una alerta por SMS a la persona de contacto y si no hay respuesta, llama a emergencias o la teleasistencia, dejando constancia del incidente sufrido, los datos de la persona y la ubicación. «El objetivo es alargar la estancia de las personas mayores en su domicilio, que no tengan que irse necesariamente a una residencia por el hecho de llegar a cierta edad. Con el envejecimiento poblacional, las necesidades crecen de forma exponencial, pero los recursos no, con lo cual tenemos que aplicar eficiencia y a esto nos ayuda la IA», resume.
El empeño de Claudia Gómez en que la gente pueda vivir el mayor tiempo posible en casa con la mejor calidad de vida es el germen de ClaraCare+ y de Senniors, la primera enfocada en hospitalización domiciliaria y la segunda en servicios sociosanitarios. «Aunamos el mundo de la salud y de los cuidados dados por personas con tecnología, incluida la IA», dice.
ClaraCare+ ofrece una plataforma de monitorización remota en tiempo real conectada a dispositivos médicos (tensiómetros, glucómetros, pulsioxímetros, etc.) que, gracias a la IA, alerta automáticamente de anomalías, lo que reduce los tiempos de respuesta, los reingresos hospitalarios... Esta tecnología, según expone Gómez, también posibilita establecer correlaciones entre diferentes patologías de los pacientes, ayudándoles a descubrir patrones. Asimismo, contribuye a optimizar las rutas de los profesionales que se desplazan a las viviendas: «Esto tiene una repercusión directa en cómo damos el servicio porque logramos que sea más eficiente y asequible».

Por su parte, en Senniors el punto de partida es una valoración biopsicosocial de la persona para entender cómo está a nivel cognitivo, físico, emocional... «El input o entrada de los datos corresponde a los profesionales sociosanitarios y después, nuestra herramienta de IA, bautizada como Florence, genera un plan de cuidados. Siempre es revisado por una persona, que si lo considera oportuno, realiza ajustes. «De manera manual son horas y así es un clic», apunta Gómez.
El programa de intervención es dinámico, es decir, se va adaptando a la realidad del usuario en cada momento. Y es la IA, a partir de los datos que vuelcan los profesionales de carne y hueso y de las mediciones de los dispositivos médicos, la encargada de actualizar ese plan. «La IA es un soporte a nuestros profesionales, nada que tenga repercusión directa en el paciente se deja solo en sus manos», aclara la CEO de las empresas. Y es que construir un modelo de atención que combine lo mejor de ambos mundos es el objetivo.
La marca española SPC, especializada en teléfonos móviles básicos, lanzó el año pasado SPC Care, la primera aplicación del mercado diseñada para gestionar remotamente sus dispositivos no inteligentes. «Nació con el objetivo claro de facilitar el uso a las personas menos habituadas a ellos y de aportar tranquilidad a sus familiares, ofreciéndoles una solución para configurar los dispositivos de sus mayores a distancia», explica Verónica Catediano, PR Manager de SPC. De este modo, pueden manejar parámetros básicos como los ajustes de sonidos (tono y volumen), de llamadas, el brillo de la pantalla, tamaño de la letra, notificaciones, manos libres, alarmas…
Adicionalmente a todas estas opciones, los cuidadores van a recibir notificaciones de uso y actividad que la persona mayor realiza con su teléfono para detectar actividades inusuales y avisos de seguridad cuando el dispositivo de la persona mayor tenga llamada perdidas, baja batería o lleve un tiempo prolongado sin usarse.

Este año, en el MWC 2025, presentaron la segunda fase del proyecto que ya están desarrollando en sus oficinas de Vitoria: la nueva funcionalidad llamada Asistente de salud personal, en la que la inteligencia artificial entra en escena, ya que se utiliza la tecnología TTS (Text-to-Speech), basada en técnicas avanzadas de IA y procesamiento del lenguaje natural.
«Este proceso transformará los recordatorios de tomas de medicamentos escritos por el cuidador en su aplicación SPC Care en mensajes de voz comprensibles y naturales», precisa Catediano. Esta función, que llegará en los próximos meses a SPC Care, permitirá que el recordatorio se reciba en formato de llamada telefónica, con una locución clara y adaptada al usuario sénior. «En lugar de confiar en una notificación que podría pasar desapercibida -aclara-, el teléfono suena como en una llamada normal y una voz le recuerda que es el momento de tomar la medicación».
ABC.es