Nadie se fía del Madrid pese a ganarlo (casi) todo o por qué está obligado a ganar el próximo Clásico
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El Real Madrid se enfrenta a una final este domingo. No es un Clásico cualquiera, sino que es un choque entre dos estilos de juego antagonistas con aroma de revancha y reivindicación. Es el primer partido ante el Barcelona de Xabi Alonso como entrenador del conjunto blanco, al que acude con una necesidad acuciante: demostrarle a todo el mundo que lo sucedido en el derbi no fue un problema continuista con respecto al pasado curso y que sí se gana a los grandes.
No vamos a descubrir todo el talento que tiene un equipo como el Real Madrid, pero algo se rompió la temporada pasada. Los pesos pesados de la plantilla se marcharon, el equipo no estaba tan rematado en posiciones de reserva —pero, a la postre, fundamentales— como otros cursos y eso se notó en el césped. El conjunto blanco se convirtió en predecible e, incluso, perdió esa magia que le hacía dar la vuelta a los partidos. Nada de minutos finales ni de locura absoluta.
Fueron varias las piezas que no encajaron y otras que no funcionaron, un problema que se enquistó en el tiempo para confirmar una realidad: ese Madrid fue incapaz de ganar a los grandes. En la 2024-25, perdió cuatro veces contra el Barça y no ganó en tres partidos contra el Atlético, además de caer con AC Milan, Liverpool, PSG y dos veces Arsenal. Solo tuvo tres grandes victorias en Champions: una ante los rojiblancos y dos al City, un equipo que estaba de aquella manera.
Pero la espina más dolorosa, de la que incluso Lamine Yamal ha hecho mofa estos días, tuvo lugar en los Clásicos, pues Hansi Flick ganó absolutamente todos los que ha disputado hasta la fecha: venció 0-4 en el Bernabéu en Liga, 2-5 en la final de la Supercopa de España, 3-2 en la final de la Copa del Rey y 4-3 en Montjuïc, también en el campeonato nacional. Y, tras el batacazo del Madrid en el derbi de esta temporada en el Metropolitano, no queda otra opción que cortar la racha.
Y es que, si el Madrid no es capaz de ganar este partido, empezará a implantarse un axioma que también se repite con Xabi Alonso: los blancos son capaces de competir por todo y sacar buenos resultados... salvo ante los grandes, esos partidos en los que realmente se decide todo. El conjunto blanco está obligado a cortar la sangría, dar un puñetazo sobre la mesa y confirmar que todo ha cambiado. Que el equipo vuelve a ser competitivo y está dispuesto a volver a la senda del triunfo.
La llegada de Xabi Alonso al banquillo, así como de cuatro jugadores, más el ascenso de Gonzalo García al primer equipo, deben de servir para retomar ese camino perdido el pasado curso. Y, ya inmersos en el primer tercio de competición, es el momento de que el Real Madrid confirme que el tropiezo del derbi no fue un paso atrás, sino un simple e inesperado golpe que ya ha superado. Es la ocasión perfecta para mostrar que es un equipo que está dispuesto a luchar por todo.
La mejor noticia para el Madrid es que recupera a todos sus efectivos, salvo Antonio Rüdiger, por lo que tanto Dani Carvajal y Dean Huijsen parece que regresarán al once inicial, además de Trent Alexander-Arnold, listo para aportar al equipo. La presencia de los dos internacionales españoles pueden devolverle esa intensidad que ha faltado en ciertos momentos de los últimos partidos, donde solo dos milagros de Thibaut Courtois impidieron que Getafe y Juventus les dieran un susto.
Pero cualquier resultado que no sea una victoria, supondrá otra muesca más en el revólver de los tropiezos, una cuenta ya demasiado elevada para un equipo no demasiado acostumbrado a la derrota. Si echamos un vistazo a los números del Madrid, esta temporada está siendo un equipo casi perfecto, pues ha ganado todos los partidos que ha jugado... salvo el derbi. Es decir, once victorias en doce partidos jugados. Grandes cifras para un equipo en reconstrucción.
Sin embargo, las desconexiones que sigue sufriendo el equipo son las que siguen generando dudas entre el aficionado. Falta mucho por pulir y mejorar y, a pesar de los grandes resultados que está logrando, todavía no ha podido confirmar ante un grande que su fútbol fluye, es alegre y difícil de frenar. Sí se ganó este miércoles a la Juventus, pero con más corazón que cabeza y, de nuevo, ante un histórico que atraviesa una complicada situación deportiva e institucional.
Aún no se ha visto ese fútbol que se espera de este Real Madrid: atrevido, divertido, eminentemente de ataque y donde el equipo se conoce de memoria. Se está en ese camino, pues los resultados así lo dicen, pero es necesario dar el do de pecho. Y el Clásico es la mejor oportunidad posible, pues supondría meter dos partidos de ventaja al eterno rival en el liderato de la Liga. Es una final para un Xabi Alonso obligado a demostrar lo que no ha hecho el equipo en año y medio.
El Confidencial

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