COMENTARIO - ¡Por favor, nada de condiciones alemanas! La clase media suiza no debería tener que pagar aún más impuestos.


Christian Beutler / Keystone
El gobierno parece moverse siempre en la misma dirección: cada vez más grande, cada vez más. El Parlamento Federal en Berna es un claro ejemplo de ello. Los políticos trabajan diligentemente para aumentar la carga fiscal y tributaria de los ciudadanos.
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Para la decimotercera pensión del AHV, el Consejo de Estados quiere aumentar las deducciones salariales y el impuesto sobre el valor añadido. Esto es comprensible, dado que la ciudadanía apoyó la ampliación de las prestaciones del AHV en referéndum. Pero los planes del Parlamento van mucho más allá. El Consejo de Estados también quiere reservar fondos, por así decirlo, para aumentar las pensiones de las parejas casadas. El IVA para financiar el AHV ya aumentó a principios de 2024.
También se encuentra en trámite parlamentario un plan para introducir nuevas prestaciones por cuidado infantil. La población activa las financiaría mediante impuestos adicionales sobre sus salarios. De implementarse todo esto, los suizos se enfrentarán al mayor aumento de impuestos y cotizaciones en mucho tiempo.
No hay deseo de ahorrarA los políticos siempre les sobran ideas creativas cuando se trata de expandir el Estado. Por el contrario, su creatividad suele agotarse cuando se trata de racionalizarlo. El debate sobre la austeridad federal lo ilustra.
El Consejo Federal quiere dar un ejemplo loable y ha presentado un programa de ayuda para garantizar que el gasto federal aumente de forma algo menos drástica en los próximos años de lo previsto. Pero incluso este pequeño programa de austeridad parece excesivo. Políticos y grupos de interés de todo tipo se quejan como si Suiza fuera a derrumbarse por ello. ¿De verdad es tan difícil recortar casi un 3 % del gasto federal a partir de 2027?
La ratio fiscal se acerca al 40 por cientoCon este comportamiento, los políticos están socavando uno de los cimientos del éxito de Suiza. Hasta ahora, una de las fortalezas del país ha sido que el Estado no ha impuesto a sus ciudadanos impuestos obligatorios de forma tan descontrolada como en muchos otros países europeos.
Aunque la Confederación Suiza ya no tiene un halo de distinción, la carga para sus ciudadanos ya no es mucho menor que en Alemania, por ejemplo, si se tienen en cuenta las cotizaciones obligatorias a los fondos de pensiones y al seguro médico. Esto se demuestra con la denominada ratio fiscal ampliada. No obstante, Suiza aún cuenta con ventajas : a diferencia de Alemania, los suizos pueden disponer de sus fondos de pensiones con relativa libertad y también tienen opciones en materia de seguro médico.
Sin embargo, con el aumento de impuestos y tasas que se debate actualmente en el Parlamento Federal, Suiza inevitablemente se acercará a las condiciones alemanas . La ratio fiscal ampliada se acerca al 40 %. Esto significa que los ingresos públicos representarán casi el 40 % de la producción económica anual.
Peligro para la prosperidad y la libertadNi los políticos ni los ciudadanos pueden aceptar esto. La expansión del Estado plantea dos peligros.
Por un lado, el crecimiento y la prosperidad se ven afectados. Muchos ciudadanos lo reconocen intuitivamente: cuando el gobierno se lleva una mayor proporción de los salarios y grava más el consumo, resulta menos rentable esforzarse y trabajar más. Países vecinos como Austria y Alemania experimentan actualmente una creciente retirada de la población del mercado laboral como resultado.
Por otro lado, la libertad se resiente. En Suiza, tradicionalmente, los ciudadanos han podido decidir cómo gastar una parte relativamente grande de sus ingresos. La idea del ciudadano responsable es una característica clave que distingue a Suiza de países vecinos como Alemania y Austria. Es hora de revalorizarla y defenderla.
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