Por qué es importante la independencia digital

Cecilia Rikap – Paolo Gerbaudo – tribunemag.co.uk
¿Cómo te sientes cuando abres tus mensajes y te das cuenta de que la página no se ha actualizado y hay un problema con la aplicación? ¿O cuando visitas un sitio web y ves un mensaje de error del servidor con números como 500, 501 o 503? Ahora imagina que lo mismo ocurre en miles de sitios web de todo el mundo: hospitales, escuelas, empresas de todo tipo y los sitios web de los sectores públicos responsables de recaudar impuestos y distribuir ayudas. Parece un episodio de Black Mirror, pero en tan solo 10 días sufrimos dos de las mayores interrupciones de servicios en la nube de los últimos tiempos: Amazon Web Services el 20 de octubre de 2025 y Microsoft Azure el 29 de octubre de 2025.
Si bien la interrupción del servicio de Microsoft afectó principalmente a Estados Unidos, la de Amazon Web Services paralizó a particulares y empresas en todo el mundo. Más de 2000 servicios digitales provocaron un efecto dominó que interrumpió gravemente las actividades cotidianas de millones de personas. Plataformas populares de redes sociales como Snapchat y Reddit, plataformas de videojuegos como Fortnite y servicios gubernamentales también se vieron afectadas. El portal gubernamental gov.uk, que da acceso a todo tipo de servicios públicos en el Reino Unido, sufrió un duro golpe: el mensaje «Lo sentimos, hay un problema con el servicio. Inténtelo de nuevo más tarde» apareció repetidamente ante los usuarios británicos durante todo el día hasta que AWS restableció la comunicación.
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Ambos problemas con los servicios en la nube ilustran claramente los riesgos que supone la excesiva monopolización de la infraestructura de comunicaciones en manos de unas pocas empresas y demuestran por qué es urgente transformar la «independencia digital» de una frase atractiva pero vacía en una realidad tangible. Los servicios en la nube se encuentran entre los mercados más oligopólicos del mundo, con el 60 % del mercado global en manos de tres empresas: Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud. Esta monopolización de estos servicios agrava los problemas de los puntos únicos de fallo, donde un único problema técnico puede descontrolarse rápidamente. Por ejemplo, en la interrupción del servicio de Amazon, un problema menor de configuración en el Sistema de Nombres de Dominio (DNS) de la región de datos US-East-1 provocó la interrupción de todos los servicios.
Además de las consecuencias negativas para las empresas que dependen de Amazon y Microsoft para sus servicios en la nube, estos incidentes demuestran hasta qué punto las instituciones públicas dependen de los gigantes tecnológicos. El gobierno británico gastó 1700 millones de dólares en acuerdos de servicios en la nube con Amazon. En aquel momento, este acuerdo se justificó porque AWS ofrecía el servicio más económico disponible. Sin embargo, como ahora sabemos, este cumplimiento tuvo un coste significativo, no solo en términos de seguridad informática, sino también en términos de una dependencia económica y tecnológica a largo plazo mucho más amplia.
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Lo preocupante no es solo el aumento de fallos tecnológicos involuntarios, sino también la instrumentalización internacional de los activos digitales con fines geopolíticos. En 2019, Adobe dejó de proporcionar Photoshop a Venezuela para cumplir con las sanciones estadounidenses, y Musk, en su intento por ganar influencia durante la guerra de Ucrania, proporcionó Starlink a las tropas de Kiev. Más recientemente, Microsoft supuestamente desconectó el correo electrónico del fiscal Karim Khan para cumplir con las sanciones estadounidenses. Si bien Microsoft negó haber suspendido los servicios, la compañía añadió de inmediato una cláusula vinculante en sus acuerdos con los gobiernos europeos y la Comisión Europea, estipulando que iniciaría acciones legales si algún gobierno decidiera interrumpir o suspender sus servicios en la nube.
Esta alarmante realidad debería alertar a los legisladores europeos sobre la necesidad de tomar medidas concretas hacia la independencia digital. Sin embargo, en un continente altamente dependiente de las tecnologías digitales estadounidenses, este lema se repite con frecuencia, pero rara vez se implementa. La Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, ha declarado la independencia digital como un objetivo fundamental y ha afirmado que intensificará la geopolitización de la Unión Europea otorgándole mayor autonomía estratégica. No obstante, hasta la fecha, la dependencia tecnológica de la UE no ha hecho más que aumentar.
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Peor aún, la soberanía digital se utiliza a menudo para justificar políticas que, en realidad, la socavan. El establecimiento de centros de datos de las grandes tecnológicas en Europa y otras partes del mundo se presenta a los gobiernos como la creación de «nubes independientes». Pero ninguna institución ha llevado esta narrativa engañosa tan lejos como el Instituto Tony Blair para el Cambio Global. Dado que está financiado en gran parte por Oracle, este grupo de expertos ha sido descrito por algunos como «una operación de venta de tecnología y cabildeo para Oracle». Oracle ofrece principalmente sus servicios en las plataformas en la nube de Amazon, Microsoft y Google. Este Instituto Tony Blair está intentando actualmente influir en la agenda de «soberanía digital» del Reino Unido. El instituto publicó recientemente un informe sensacionalista titulado «Independencia, seguridad, escala: una estrategia de infraestructura de IA para el Reino Unido». Según el informe, la mayor parte de la infraestructura de IA debería provenir de colaboraciones internacionales, y la «capacidad de computación de IA nacional/independiente» debería servir únicamente como respaldo. En lugar de seguir las propuestas de instituciones financiadas por multinacionales estadounidenses, las mismas que están empujando al Reino Unido y a Europa en general hacia la periferia del capitalismo digital, el gobierno británico debería priorizar el desarrollo de un ecosistema independiente —de gestión pública y que preste tecnologías esenciales como servicios públicos— y un mercado alternativo de servicios en la nube para instituciones y organismos públicos. Si bien la creación de dicha alternativa sin duda sería costosa y enfrentaría importantes desafíos políticos debido a la resistencia de las grandes corporaciones, puede ser una iniciativa a pequeña escala. Un buen punto de partida sería liberar al Servicio Nacional de Salud de sus contratos abusivos con Palantir y otras grandes empresas tecnológicas.
BirGün



