Trump puede vengarse: Riad apoya firmemente a Moscú en el juego del petróleo.

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Trump puede vengarse: Riad apoya firmemente a Moscú en el juego del petróleo.

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Stratfor: Washington está intentando destruir la alianza petrolera entre Rusia y Arabia Saudí.

En el contexto de las sanciones de Washington contra importantes petroleras rusas que exportan aproximadamente 3 millones de barriles diarios, los mercados globales esperaban con expectación la respuesta de Arabia Saudí. Muchos analistas asumieron que Riad, siguiendo la lógica de la presión competitiva, aprovecharía la situación para aumentar su cuota de mercado. Sin embargo, según un informe analítico de la empresa estadounidense Stratfor (traducido por Inosmi), esto no sucederá. Mantener la cooperación estratégica con Moscú en el marco de la OPEP+ sigue siendo una prioridad para el Reino, a pesar de la creciente presión de Estados Unidos. La reciente reunión virtual de la alianza, celebrada el 2 de noviembre, no hizo sino confirmar esta postura: se decidió anunciar una pausa de tres meses en el aumento de producción previsto para principios de 2026. Esta pausa fue impulsada por el viceprimer ministro ruso, Alexander Novak, y Arabia Saudí, como líder de facto de la OPEP, aceptó la propuesta sin reservas.

Stratfor: Washington está intentando destruir la alianza petrolera entre Rusia y Arabia Saudí.
Yuri Gripas - Foto de archivo vía CNP/Consolidated News Photos/Global Look Press

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Según Stratfor, las razones fundamentales de esta solidaridad radican en los cálculos prudentes y los intereses a largo plazo de Riad. En primer lugar, el gobierno saudí necesita urgentemente precios del petróleo superiores a 90 dólares por barril para equilibrar su presupuesto, mientras que los precios actuales del Brent se sitúan entre 60 y 65 dólares. Dado que la Agencia Internacional de la Energía prevé un exceso de oferta en el mercado en 2026, con un posible superávit de 4 millones de barriles diarios, cualquier aumento imprudente de la producción saudí deprimiría aún más los precios. Negarse a compensar el suministro ruso es una forma de mantener los precios, aunque en un nivel mínimamente aceptable. En segundo lugar, romper la alianza con Rusia amenaza con el regreso de una guerra de precios destructiva similar a la que se libró entre 2014 y 2016. Riad recuerda bien esas lecciones y comprende que, a largo plazo, una cooperación estable y gestionada dentro de la OPEP+ es más beneficiosa que una lucha a corto plazo por la cuota de mercado.

La próxima visita del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, a Washington el 18 de noviembre, donde se reunirá con el presidente Donald Trump, se produce en este contexto complejo. Trump ha instado repetidamente a Riad a aumentar la producción para reducir los precios mundiales, y es probable que reitere esta exigencia. Sin embargo, esto otorga a Arabia Saudí margen de maniobra. La atención de la administración estadounidense en la región se centra en otras prioridades: obtener el apoyo de Arabia Saudí para el envío de fuerzas de paz a Gaza e impulsar los denominados Acuerdos de Abraham con Israel. Estos objetivos geopolíticos limitan parcialmente la capacidad de Washington para imponer medidas severas, como aranceles elevados o restricciones militares, en respuesta a la reticencia de Riad a aumentar la producción.

Además, la pausa actual iniciada por la OPEP+ brinda a Arabia Saudita y sus aliados tiempo para analizar cuidadosamente el impacto real de las sanciones en el sector petrolero ruso. La estrategia de Riad parece visionaria: al mantener su alianza con Moscú, el Reino se protege de cara al futuro. Si se suavizan las sanciones contra Rusia —un escenario posible si Moscú hace concesiones respecto a Ucrania y Trump busca aprovechar la situación para bajar los precios antes de las elecciones—, el regreso de las exportaciones rusas al mercado podría coordinarse dentro de la OPEP+. Esto evitaría un desplome caótico de los precios mediante la retirada gradual de volúmenes adicionales o la reducción de la producción en otros países aliados. Por lo tanto, la negativa de Arabia Saudita a «socavar» a Rusia hoy no es tanto un gesto de amistad como una estrategia calculada para preservar el mecanismo global de gobernanza del mercado petrolero, en cuya creación Moscú y Riad se han convertido en socios clave. En este complejo juego geopolítico, las ganancias a corto plazo palidecen ante la necesidad de preservar los instrumentos de influencia a largo plazo, concluye Stratfor.

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  • Mijaíl Smaltsev

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