Brasil, Colombia y Bolivia unen fuerzas por la Amazonía con la mirada puesta en la COP30

Los presidentes de Brasil, Colombia y Bolivia llamaron, este viernes (22), a la cooperación regional para proteger la selva amazónica, a su gente y presentar una “posición común” en la conferencia climática de la ONU, COP30, durante la cumbre de países amazónicos en Bogotá.
La Amazonía, la selva tropical más extensa del planeta, compartida por nueve países, sufre la deforestación, el narcotráfico, la minería ilegal y el impacto de los hidrocarburos. El objetivo de la V Cumbre de Países Amazónicos, celebrada este año en la capital colombiana, es coordinar acciones conjuntas para abordar estos desafíos.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva habló sobre la creación del Centro de Cooperación Policial Internacional de la Amazonia para combatir el crimen organizado, que será inaugurado el 9 de septiembre en Manaus, capital de Amazonas.
Según él, la institución será “muy importante (…) para combatir la minería ilegal, el narcotráfico, el contrabando de armas y (…) cualquier otra cosa que nos perturbe”.
“Los pueblos amazónicos merecen vivir libres de la violencia (…) que expulsa a los indígenas de sus tierras y a las comunidades ribereñas de sus hogares, que acaba con la vida de quienes luchan por la Amazonía, como Chico Mendes, Dorothy Stang, Bruno Pereira, Dom Phillips y tantos otros”, añadió.
Lula también destacó la importancia de la COP30, que se realizará en noviembre en Belém do Pará, como escenario para visibilizar las necesidades de la Amazonía ante la comunidad internacional.
"Queremos que la gente vea la situación real del bosque, de nuestros ríos y de la gente que vive allí, para que sepan que tenemos una tarea casi titánica para abordar este problema climático", dijo el presidente.
"No quiero que la COP sea un desfile de discursos, un desfile de panfletos, un desfile de ideas, y ninguna conclusión. Quiero una conclusión para ver si podemos dar un paso adelante y escapar de la monotonía en la que estamos", añadió Lula.
“Juntos podemos hacer de la COP30 la COP del cambio”, aseguró.
- Desafíos -
Ante cancilleres y otros representantes diplomáticos, el presidente colombiano, Gustavo Petro, pronunció un discurso crítico con los combustibles fósiles, en línea con sus políticas de transición energética.
“Uno de los principales enemigos de Colombia es el narcotráfico (…), el oro y cierta minería extraída ilegalmente”, agregó el presidente colombiano.
Por su parte, el presidente boliviano, Luis Arce, pidió que los “intereses regionales” primen sobre los nacionales.
El Tratado de Cooperación Amazónica (TCA), en el que se basa la cumbre, fue firmado por todos los países amazónicos en 1978.
Petro, Lula y Arce intercambiaron abrazos y muestras de cariño durante el acto en Bogotá.
Los líderes ratificaron la Declaración de Bogotá, documento creado en la cumbre que establece la coordinación de las agendas climáticas nacionales, el avance hacia una “transición energética justa” y la creación de un fondo internacional para los bosques tropicales.
La organización internacional del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles criticó la falta de una “propuesta concreta para abandonar los combustibles fósiles”.
El presidente Lula aboga por la exploración petrolera en la desembocadura del río Amazonas para financiar la transición energética de Brasil.
En la cumbre de Bogotá también participaron indígenas y afrodescendientes que pidieron “acciones reales” más allá de “discursos”.
Además de la pérdida del ecosistema que habitan, los pueblos indígenas sufren la violencia: solo en Colombia, 27 líderes indígenas han sido asesinados desde principios de año, según la organización Indepaz.
El bosque tropical más grande del mundo, hogar de alrededor del 10% de la biodiversidad del planeta, ha sufrido en los últimos años varios episodios de incendios y graves sequías.
La clausura de la cumbre se produce tan solo un día después de que dos ataques guerrilleros en Colombia dejaran cerca de 20 muertos. Al inicio del evento, se guardó un minuto de silencio por las víctimas en el país, que actualmente atraviesa la peor ola de violencia en una década.
IstoÉ