El contagio de Milei

No está, ni mucho menos, todo dicho sobre la decisiva, y sorprendente, victoria de Javier Milei en las elecciones que el domingo renovaron parcialmente la Cámara Baja y el Senado a mitad de su mandato y está por ver si en los próximos dos años consigue que Argentina esté camino de ser grande de nuevo.
Pero de aquí a 2027 muy mal le tienen que ir las cosas para que no realice una gira por Europa que tendrá a España como lugar de arranque. El futuro paseo por Italia, Francia, Alemania y por los demás países que Milei elija será triunfal y también polémico porque su demagogia no deja a nadie indiferente. Su personalísimo cóctel de nacionalismo identitario y liberalismo a ultranza atrae e inspira, asusta y repulsa. Su presencia aquí puede que tenga mayor impacto que en otros lugares. No será el primer político argentino que deja una profunda huella en las cosas de España.
Milei ha viajado 11 veces a Estados Unidos desde que es presidente electo, es festejado como un 'macho man' de ley por los 'tech bros' que reinan en el olimpo de Silicon Valley y se lleva a las mil maravillas con Donald Trump, que admira su arrogante audacia. Nunca ha estado mejor alineado un dirigente del Cono Sur con la oligarquía de América del Norte. En los últimos dos años, Milei ha viajado a Europa en 10 ocasiones y las tres veces que ha estado en España no fueron visitas de Estado sino estancias privadas por invitación de partidarios suyos en estos pagos. Sus anfitriones han sido Isabel Díaz Ayuso, Santiago Abascal y los dirigentes de centros académicos que comparten su rompedora agenda pública.
El retorno, esta vez oficial, de Milei a España será sugerente porque a más de uno se le antojará comparar su estancia con la de Evita hace casi ocho décadas. Esta visita será el revés de aquella: tendrá el mismo alto perfil, y una parecida creación de expectativas pero la coincidencia en el fondo y en la forma será nula. El espectacular contraste salta a la vista.
En 1947 la mujer de Juan Domingo Perón llegó a la España de los años de hambre con mucho pan bajo el brazo. Según informó puntualmente la agencia Efe su "equipaje" incluía 400.000 toneladas de trigo y 120.000 de maíz. Y además con 10.000 de lentejas, 20.000 de carne congelada y 5.000 de carne salada. Su recibimiento fue apoteósico.
Además de con comida, Eva Duarte aterrizó con una receta política que estaba anclada en el nacionalismo populista, en el autárquico dirigismo económico, en la exaltación de lo público, y en las amplias iniciativas sociales demandadas por la legión de "descamisados" que constituía la base electoral del peronismo. La fórmula era perfectamente asumible por el franquismo de la época. Evita visitó el Instituto Nacional de Previsión y un barrio de viviendas protegidas, hogares del Auxilio Social, la sede de la Sección Femenina, campamentos del Frente de Juventudes y las Falanges Juveniles, y cuantas muestras del régimen corporativista que la dictadura quiso enseñar. Fue un periplo por varias ciudades que duró dieciocho días e incluyó danzas folclóricas en la Plaza Mayor de Madrid y una corrida de toros en la de las Ventas. Marcó el fin del aislacionismo político del franquismo y dio alas a la dictadura.
IncorrectoMilei no vendrá con víveres cuando vuelva a España porque estos no le sobrarán a Argentina durante los próximos años pero sí traerá, como en sus visitas anteriores, ideas que están en las antípodas de las de Evita y de su marido. Reforzado por el resultado electoral del domingo, Milei será todavía más "incorrecto" a ojos del legado del oficialismo peronista y el pensamiento único de la izquierda global. Milei se dedicará ahora con mayor impulso a desregular, a reconfigurar el estado de bienestar, y a reformar las leyes laborales y reducir el poder de los sindicatos.
Como se sabe la consigna de capitalismo libertario que abandera el actual presidente de Argentina ensalza la propiedad privada, la libre iniciativa empresarial y la limitación de los poderes públicos. Y como todo el mundo ya conoce, la espada que empuña es la motosierra que finiquitará el gasto burocrático y no productivo. Elon Musk se apropió el letal aparato cuando participó en la campaña electoral de Trump.
El franquismo sacó mucho provecho del viaje de Evita y ahora se beneficiarán de uno futuro de Milei los "patriotas" neoliberales que se han apuntado a una nueva ola de discurso y de gestión política. El presidente de Argentina nunca ha sido santo de la devoción sanchista y a Pedro Sánchez no le hace ninguna gracia que lo sea para muchos del Partido Popular, empezando por la presidenta de la Comunidad de Madrid, para todos los dirigentes y militantes de Vox y para los distinguidos socios del Instituto Juan de Mariana, que es un 'think tank' volcado en la sociedad abierta.
Los medios afines al gobierno español le denigran a Milei y les cuesta asumir su inesperado triunfo en las 'midterm' del domingo. El populismo progresista digiere mal los éxitos de quien en sus mítines zahiere con ahínco a los "zurdos" y lo que no acaba de entender el sanchismo es que todo frente popular acaba por engendrar un populismo opuesto que está más que dispuesto a combatirle con idéntico radicalismo.
El sanchismo es muy consciente que a su jefe, lanzado como está ya las campañas electorales venideras, nada le hubiera convenido más que una victoria del neoperonismo. Será corrupto y culpable de la debacle económica de Argentina pero, al menos, el legado oficialista de Evita y de Perón estaba en el "lado correcto de la historia".
Lo que se esperaba era el pinchazo definitivo de la burbuja Milei. Esto se deseaba vivamente porque le pararía los pies a la extrema derecha en España y, a la vez, le mandaría a Donald Trump el bienvenido y necesario recado de que deje de interferir en la política de otros países.
Anti-MileiLos anti-Milei se agarraban a la alcayata de que Washington había prometido sacarle a Milei del apuro financiero argentino siempre y cuando ganase la elecciones del domingo. "Patria o colonialismo" decía su propaganda electoral y el eslogan repetía el de "Braden o Perón" que utilizó el entonces coronel en la campaña que le llevó a la presidencia en 1946. Spruille Braden, el embajador de Estados Unidos en Buenos Aires, había alcanzado gran notoriedad al manejar todos los resortes que pudo para impedir el triunfo peronista.
La injerencia del poco diplomático Braden le puso en bandeja a Perón la defensa de la soberanía nacional que amenazaba el gringo y el coronel, con la extraordinaria ayuda de Evita, arrasó. Pero esta vez el rescate billonario prometido por Trump a Milei no le han restado nada al agraciado. Acaso le han aumentado el voto y a Milei le ha faltado tiempo para agradecerle a Trump y llamarle "gran amigo de Argentina". Resultó que el oficialismo anti-Milei se agarró a un clavo ardiendo y salió chamuscado.
El franquismo le dio cobijo a Perón cuando tuvo que pedir asilo tras un golpe militar que le derrocó en 1955, tres años después de haber muerto Evita. Las palabras de su mujer cuando inició aquel histórico viaje a España en la década anterior todavía resonaban en las alturas del régimen: "Os traigo el contagio de felicidad de los trabajadores argentinos, de la urbe y del campo, que enronquecen por el ámbito de mi patria vitoreando el amanecer de un gran pueblo en marcha, nuestro pueblo, y orgulloso, como yo me siento orgullosa, de pertenecer al linaje hispánico"
Milei no se queda atrás a la hora de enlazar frases rimbombantes y dirá cosas parecidas si acude a algún mitin de su amigos de Vox. Puede contagiar como contagió Evita. Para muchos españoles la suya es la voz del 'zeitgeist', el espíritu de la época, y lo que quieren es vitorearle cuando diga con esa voz enronquecida que utiliza para cerrar sus discursos: "Es la libertad carajo".
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