Javier Milei temió liquidar a Cristina

El final revela que la pelea no es cultural ni por ideas. Sólo por el poder. Y que Milei prefiere pelearse con Macri y no con Cristina, que para él es menos peligrosa que el jefe del PRO que le ha colonizado el gobierno.
También exhibe la fragilidad de la cúpula del oficialismo. Victoria Villarruel no podía creer lo que veía en la pantalla: Afirmativos, 36; negativos, 35; abstenciones, cero.
Mayans. - ¡Se cayó, presidenta!
Di Tullio. - ¡Se cayó la ley, presidenta!
Villarruel. - Les pido silencio para poder intervenir.
Villarruel: Resulta rechazado el Orden del Día N° 596/24. (Aplausos y manifestaciones.) Por mayoría... receptando el artículo 77 de la Constitución y no habiendo más asuntos que tratar, queda levantada la sesión.
Anabel Fernández Sagasti había emitido dictamen una semana antes, en la reunión de Labor que disparó la sesión": "-Nosotros no queremos que salga Ficha Limpia -dijo con voz de hielo -. Pero ustedes son unos pelotudos porque le van a dar una bandera de campaña a la Lospennato justo ahora que tienen elecciones en Capital el 18 de mayo". (Estaba en Avant Première, columna del lunes 5 de mayo pasado).
Con este final el gobierno elude convertir a Cristina en mártir. Nunca quiso la ley y golpea a Lospennato donde más le duele. Gana el peronismo y gana Misiones, que facilita la faena y queda bien con todos. El crimen perfecto, no hay smoking gun.
"No me lo esperaba”, musitó la vicepresidente al dejar el recinto. Vuelve a empezar en su relación con Olivos. Otra vez fue la responsable de una derrota en el Senado en una sesión que ella habilitó creyendo que se ganaba. Había ocurrido con Lijo y Mansilla.
Quien se sorprenda por el resultado es: o porque se comió la campaña de los fichalimpistas, o porque incurrieron en el error de leer al peronismo con ojos no peronistas.
¿Cómo se van a quejar de que el peronismo vote contra ficha limpia si la presidenta del partido es Cristina? Lo sorprendente hubiera sido que la ley hubiera sido aprobada con la suma de torpezas de sus gerentes. Ante todo: no se va a una sesión donde el resultado no esté ya asegurado.
Tampoco se puede bajar sin estrategia, esperando un golpe de azar. Le preguntaron a José Mayans por la ausencia de Daniel Bensusán, el único peronista que no estuvo. “- Lo autoricé, pero no se preocupen. La cuestión no es que nosotros tengamos 35 ó 36. La clave es que ellos no lleguen a los 37”, respondió el jefe del bloque.
Quedará anotado como el crimen perfecto. Un win-win sin testigos porque todos simularon jugarse la vida en la batalla de la ficha limpia. La mano más rápida que la vista. Mediada la tarde del miércoles ya estaba cantado un final negociado en las sombras.
El peronismo lo supo por un funcionario de la cámara con el compromiso de no abrir la boca. Lo sabían, por lo menos, Mayans, Sagasti y Florencia López. Ninguno interpuso las chicanas habituales para tirar la pelota afuera. Simulaban haber asumido una derrota.
Apuraron la votación final admitiendo hasta la moción de Juan Carlos Romero de votar en general y en particular la norma, todo a la vez. Hubieran podido explotar la posibilidad de que el proyecto fuera aprobado en general, pero retocado en particular para devolverlo a Diputados.
Pero ya sabían, por esa infidencia discreta, que la ley se caía sin remedio. Gozaron la cara de gil afanado de algunos legisladores y el desconcierto de Villarruel, víctima con Macri y Lospennato del pacto inconfesable del oficialismo con los misioneros.
Con el ánimo suelto al saber que la ley se caía, Mayans, Sagasti y López se dieron el gusto de decir en sus discursos lo que se les pasaba por la cabeza.
Si tenían alguna duda, entendieron que el proyecto estaba muerto cuando escucharon el remate de cierre de Ezequiel Atauche: "La Libertad Avanza no transa con la corrupción, y no lo hará nunca. Con los únicos que transa es con los argentinos". Para el diván: ¿confesaba la transa o la imaginaba? ¿Estaba castigándose por el crimen trayendo al recinto la palabra transa que todo lo explicaría, doctor Dostoyevski?
Alejandra Vigo, informante del proyecto como presidenta de Asuntos Constitucionales, aclaró antes de votar: "- Simplemente, quiero adelantar que no vamos a aceptar ningún tipo de modificaciones al dictamen en discusión." Fue el tiro del final. Para los enterados de la bancada peronista esa fue la señal de que habían ganado la batalla.
Los senadores dejaron las bancas con la mente dispersa por la sorpresa. En 2008 Julio Cobos había adelantado que remataría con el voto no positivo la ley de retenciones. Es cuando hubo más tensión en el recinto de los senadores, pero sin sorpresas. Esta vez sí la hubo.
Este es un año electoral y la confianza entre los legisladores quedó por el suelo. Carlos Arce, jefe del bloque misionero Frente Renovador de la Concordia Social, había participado de la sesión de Labor Parlamentaria en la que Bartolo Abdala y Ezequiel Atauche, espadas de mileísmo, propusieron que los 37 que votarían a favor de ficha limpia firmasen el compromiso. ¿No les basta nuestra palabra?, se negaron varios.
Algunos esperaban que Sergio Uñac apoyase ficha limpia. Como gobernador de San Juan promovió la sanción de esa norma. Calladamente votó en contra. El proyecto le da una herramienta a la justicia para incidir en quiénes pueden o no ser candidatos. ¿Qué ganas tiene Uñac de respaldar la norma cuando la justicia, pocos días antes de una elección en la que buscaba su reelección, le había negado la posibilidad de ser candidato?
En el bloque de Unión por la Patria los peronistas se entregaron, cuando todo hubo terminado, a un entusiasmado festejo. Mayans aportó un servicio de empanadas y el riojano Jesús Rejal habilitó algunos vidrios que guarda en su despacho para ocasiones como ésta, que no son muy frecuentes. Circuló entre ellos el teléfono abierto con Cristina de Kirchner. "Ya pasamos ésta, ahora sigamos", fue la consigna que les transmitió.
Como es un armado de crimen perfecto, quedan habilitadas las interpretaciones conjeturales. Nadie revelará los detalles inconfesables de la trama. Salvo evidencias fehacientes, como la relación estrecha entre Javier Milei y el gobierno misionero, al que se lo adorna con fondos por encima de la media de discrecionalidad.
La senadora Vigo denunció un pacto electoral entre el frente de Carlos Rovira y La Libertad Avanza. Hay que darle crédito porque la esposa de Juan Schiaretti conoce como pocos el entramado misionero de este resultado. Su hermana Elida Vigo ha sido senadora por el rovirismo.
Las dos vienen de la cantera del “Colorado” Jorge Abelardo Ramos, y construyeron el Sindicato de Amas de Casa. La localía misionera de este ardid la completa “Lule” Menem, uno de los Nepo Boys de la etnia que les gobierna a los Milei y que tiene relaciones familiares en esa provincia, que suele visitar para honrar a sus seres queridos.
Para el macrismo porteño la trama sigue otro curso. Prefieren verla como un pacto oscuro entre Cristina y Milei para derruir la candidatura de Lospennato y completar el cerco sobre los Macri en la Ciudad.
Los propósitos son viscosos porque dependen de cómo opere esta trama en lo que queda de la campaña en CABA. Allí confluyen los intereses de Milei y del peronismo para sepultar del todo a los Macri.
Debe preocuparle al gobierno nacional la performance de su candidato Adorni para arriesgarse, de nuevo, a aparecer pactando con el peronismo para hundir ficha limpia.
Ya en febrero pasado pagó con una baja en las encuestas el haber demorado el proyecto en Diputados, a cambio de que el peronismo apoyase la reelección de Martín Menem como presidente de la Cámara.
La escalada de bronca de los Macri hacia los Milei le sirve al PRO para disipar la confusión que produce en su electorado el doble juego en sus relaciones con La Libertad Avanza. La pena de Lospennato aparece en estas horas como un nuevo recurso de campaña.
Puede remontar, victimizada, en la última semana antes de las elecciones con el argumento de que Milei le falló. ¿Qué película estaba viendo? Ahora llora como hombre lo que defendió como mujer, diría la sultana Aixa, madre de Boabdil (guglear)
La jugada encuentra razón por parte del gobierno, porque le permite ubicarse en el lugar más adecuado de la pelea por el poder en 2025. Milei no es un hombre que enfrente a los poderosos. Más bien lo contrario. Los admira y les rinde pleitesía y respeto.
No está para cargar con la responsabilidad de promover la caída de Cristina y sacarla del juego. La prefiere en carrera como posible contradictora, o embarrada en la pelea con sus iguales del peronismo. Quitarle derechos políticos, puede entender Milei, la proyectaría a un nivel de mitificación como perseguida política. Se ganaría una enemiga muy difícil de enfrentar en una guerra duradera.
Representan, ella y su partido, el 44% de los votos de 2023; controla 36 senadores y 99 diputados, y es jefa del PJ en el orden nacional, y su hijo en la provincia de Buenos Aires. Es, en suma, un enemigo muy grande de tramitar y con el que es mejor pactar.
Era una prueba para una condición elemental de un político que es el instinto homicida. Le bastó con matar la ley, le da un golpe al PRO macrista y a Lospennato y le regala un triunfo al peronismo, que salva a su jefa. Y gana también Rovira, que facilita la faena y queda bien con Milei y con Cristina. El crimen perfecto.
Clarin