¿El dinero te cambia la vida?

Hace tiempo leí una entrevista que le hicieron a JD Roth, quien ha tenido mucha influencia en mi visión sobre el dinero. Él creó un blog llamado “Get Rich Slowly” (hazte rico de manera lenta) en el que comenzó relatando, como muchos, su propio camino de transformación financiera.
Curiosamente, él se hizo rico de manera rápida. Esa pequeña página en la red tuvo tal éxito que tres años después, una firma editorial grande se la compró por una cantidad millonaria que lo catapultó a la independencia financiera.
Cuando eso sucedió, se dio cuenta que aunque era rico, no era feliz. Había usado su dinero (o falta de él) como una excusa para no mejorar su propia vida.
En sus palabras: “me decía constantemente que mi falta de dinero era lo que me impedía convertirme en el hombre que quería ser”.
No estaba feliz con su condición física, ni con su matrimonio, ni con la forma como pasaba su tiempo libre. Él pensaba que si tuviera más dinero, no tendría esos problemas.
Pero cuando lo tuvo, se dio cuenta que el dinero no hizo desparecerlos mágicamente. Todo lo contrario. Por los siguientes dos años, se encontró con mucho dinero pero los mismos problemas y eso sólo lo hizo sentirse más miserable.
Poco a poco se dio cuenta que tenía que tomar acción para atacar esas áreas de su vida que le hacían sentirse infeliz. Se dio cuenta que la falta de dinero no es lo que te hace tener mala condición física. Empezó a comer de manera sana y hacer ejercicio. Confiesa que aún cuando no tenía dinero, y estaba endeudado, habría podido hacer eso.
También comenzó a hacer un uso más productivo de su tiempo libre: aprendió otro idioma, organizó eventos, hizo trabajo voluntario y empezó a viajar.
Muchas de esas cosas, salvo quizá viajar, las habría podido hacer aún sin dinero.
Se dio cuenta, así, que el dinero era su barrera. Su excusa. Aún después de ser rico. Hasta que decidió romper esa barrera.
Aquí es cuando entra en juego la mentalidad. Él aprendió que enfocarse demasiado en el dinero es la falla fundamental de la mayoría de las personas que están buscando su libertad financiera. El dinero nunca debe ser el objetivo primario. De hecho, la búsqueda ciega del dinero es, en su opinión, la fuente de mucha infelicidad.
Hoy, cuando escribe sobre deudas, argumenta que la reducción de ellas no debe ser el objetivo real. Porque cuando la gente entra en ese camino y logra acabar con todas sus deudas de consumo, no saben cuál es el siguiente paso. Muchas vuelven entonces al mismo patrón (comienzan nuevamente a endeudarse poco a poco) porque no tenían una meta mayor.
Entonces, reducir la deuda debería verse mejor como un efecto colateral de cambiar tus hábitos financieros. De aumentar tus ingresos, gastar menos y administrarte mejor.
Lo mismo pasa con la independencia financiera. Tener dinero no debería ser el objetivo en sí mismo. Porque cuando lo tienes ¿ahora qué?
Roth asegura que lo que la gente en realidad quiere es lo que piensa que representa la independencia financiera: libertad, patrimonio, felicidad, etc. Pero todas esas cosas se pueden lograr mucho antes de obtenerla. De hecho, piensa que deberían priorizarse por encima de la independencia financiera.
Todo esto resuena con mucho de lo que escribo en esta columna. El dinero nunca debe ser el objetivo. No es el fin en sí mismo, sino una herramienta.
Roth y yo coincidimos que las personas deberían primero tener claro qué es lo verdaderamente importante para ellas, qué es lo que les llena, qué es lo que realmente quieren lograr en la vida. ¿Quién eres? ¿Cuál es la vida que quieres? Trabaja entonces para conseguirlo.
Seguramente algunas de esas cosas requieren dinero, pero muchas otras no.
En cambio, si haces del dinero tu objetivo principal, es probable que olvides construir todo aquello que para ti es importante: tus relaciones, tus experiencias, tu familia, tus placeres.
Cuando lo obtengas, como Roth, te darás cuenta de que, aunque ya no te falta dinero, te sigue faltando todo lo demás.
El dinero es sólo un aspecto de tu vida. Es muy importante y por eso hay que aprender a manejarlo bien, pero no es lo único. Hay muchas otras áreas en tu vida igual o más importantes que el dinero. No los descuides: aprende a equilibrarlos.
Eleconomista