Fermín y Rashford se llevan por delante a un Olympiacos con 10

El desenfreno es una virtud en el fútbol. Es catalizador, sinónimo de chispa, improvisación y hasta genialidad. Sirve para adornar grandes victorias y, sobre todo, para rescatar cuando un duelo se atasca. Eso es lo que hizo Fermín desatándose ante Olympiacos para liderar a un Barça que, sin brillo, acabó armando una goleada en Champions que, si no su fútbol, afila su ánimo para la visita al Bernabéu. [Narración y estadísticas (6-1)]
Tuvo suerte Flick de que la pasión de Fermín le hiciera agarrarse al Barça. A su fe incombustible se unió la de Rashford, cada día más teñido de azulgrana, y con el permiso de Pedri, golpear en Europa sin echar de menos a Raphinha, Lewandowski o la mejor versión de Lamine Yamal. Ahora bien, el resultado no puede enmascarar que el partido fue turbio hasta mediada la segunda parte, cuando en 30 minutos lo zarandearon los culés.
Y es que, por si el Barça tenía la intención de sestear, el portugués Podence hizo estirarse a Szczesny a los 39 segundos de arrancar el partido. Los griegos, con Mendilibar al mando, no querían conceder ni una sola ventaja, y eso era un aviso de que tocaba sacudirse la pereza. Flick, ante la plaga de lesiones, había confiado el ataque a Rashford y en la sala de mando junto a Pedri a un debutante Dro y al hombre que nunca le falla: Fermín. Afilado en ataque, es el mejor soldado del alemán en el campo. Tanto que se encargó de borrar de un plumazo cualquier atisbo de sorpresa, y no una, sino hasta dos veces, para acabar con su primer hat trick en Europa.
Ningún partido cómodoAl susto inicial de Olympiacos respondió el sevillano armando una contra apoyándose en Lamine Yamal para acabar fusilando a Tzolakis. Le había regalado la ocasión al extremo, pero como no encontró el hueco para el remate, apareció con un golpeo inapelable. Con ventaja a los seis minutos de juego, el Barça tenía la ocasión de apretar el acelerador, resolver y tumbarse a pensar en el Clásico del Bernabéu. Pero no.
A este equipo le cuesta ganarse un partido cómodo y se encontró con los griegos rondando el área y probando con disparos como el de Dani García. Al trantrán, los azulgranas eran incapaces de sacudirse el agobio de un rival que veía cómo al no subirle las revoluciones al duelo, sus opciones aumentaban. Fue entonces cuando volvió a aparecer Fermín.
Esta vez se vio beneficiado por su conexión con Pedri y Dro. El canario le birló la pelota en el centro del campo a los griegos, buscó al joven gallego para que, de tacón, intuyó la llegada por la banda de Balde y le sirviera un balón a Fermín al corazón del área. Recorte y segundo gol.

Al descanso, el Barça se marchó con ventaja pero todavía sin buenas sensaciones.Por eso, aunque en la segunda parte arrancó otra vez con Fermín cabeceando un centro de Lamine, se torció. Sin tensión, los errores aparecen. En el despeje de un centro lateral de Olympiacos, Eric García tocó el balón con la mano. Aunque la jugada acabó en gol, como no subiría al marcador por fuera de juego, el VAR avisó al colegiado suizo del penalti, que no falló El Kaabi. Se apretaba el resultado cuando el Barça más necesitaba sentenciarlo.
Entonces apareció el árbitro para ponérselo más fácil con la expulsión por doble amarilla de Hezze, momento en que Flick aprovechó para mirar a su banquillo. Antes Rashford había forzado al meta Tzolakis y le había sacado un penalti que, VAR mediante, Lamine Yamal convirtió en una ventaja ya definitiva. La joven estrella aún no brilla, pero deja destellos. Mientras, son otros los que toman el protagonismo.
El cuarto gol lo marcó Rashford con un golpe seco con paradinha en el área a pase de Balde. Como la noche ya estaba para lucimiento, Roony se sacó un centro desde la línea de fondo con un regate de cola de vaca que Fermín envió al fondo de la red. Aún apareció de nuevo el goleador inglés para, como si de un duelo de pistoleros se tratara, marcar el sexto y cerrar un marcador de tenis con un cañonazo de derecha a pase de Pedri. Goleada europea.
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