Araujo rescata al Barça con un gol al Girona en el descuento

El Barça tuvo que prácticamente sudar sangre para solventar la papeleta ante un Girona que llegó a ponerle las cosas muy complicadas. Un gol de Araujo, en el añadido, acabó por romper el empate, después de que Pedri lo abriera y Witsel pusiera la igualada con un tanto estéticamente inmejorable en el primer tiempo, y darle al conjunto azulgrana tres puntos que pueden ser balsámicos para tratar de reencontrarse con sus mejor imagen. [2-1: Narración y estadísticas]
Todo, además, con una grada que protestó con palabras muy gruesas varias de las decisiones de un Jesús Gil Manzano que anuló un tanto de Cubarsí para los azulgrana por falta previa de Eric García y que expulsó a Hansi Flick por doble amarilla ante las airadas protestas del germano por una de sus resoluciones. Algo que, salvo que prospere un posible recurso del club, le impedirá estar en el banquillo en el clásico del Bernabéu. Sus gestos tras el 2-1, emulando aquellos cortes de mangas de un Bernd Schuster entonces barcelonista en una final de Copa frente a los blancos, pueden complicarle muchísimo las cosas.
En los primeros minutos del partido, las cosas parecían pintar muy bien para el Barça. El Girona se pasaba todo el rato persiguiendo sombras y todo invitaba a pensar que la llegada del primer gol era cuestión de tiempo. Y así fue. Pedri, con un toque suave, envió un balón ajustadísimo que, tras tocar en el poste izquierdo de la portería de Gazzanigga, acabó por convertirse en el 1-0 antes de que cayera el primer cuarto de hora. El gol, no obstante, le sentó mejor al conjunto visitante que al azulgrana. Con un desempeño defensivo que recordaba peligrosamente al del Sánchez-Pizjuán, los de Míchel empezaron a rondar con peligro el área barcelonista y Witsel, con un plástico remate de tijera, puso un 1-1 en el marcador que, al llegar al descanso, se antojó hasta corto. El equipo gerundense, rompiendo una y otra vez el fuera de juego, tuvo hasta tres opciones claras para aumentar las distancias. La primera, de Vanat, la salvó Szczesny. La segunda, de Portu, dio en el poste izquierdo de la portería local. Y la tercera, de Bryan Gil, se perdió por encima del travesaño.
Cierto es que los azulgrana tuvieron también alguna que otra opción para marcar. Rashford que ya había obligado al meta visitante a rechazar de puños un tiro de falta bastante esquinado en los primeros minutos, estrello otro contra el larguero poco después de que De Jong provocara que Gazzanigga tuviera que lucirse para enviar un remate del neerlandés a córner. En la reanudación, Flick apostó por dar entrada a Fermin por un Toni Fernández al que le tocó la papeleta de estrenarse oficialmente en la Liga, a sus 17 años y tras jugar su primer partido oficial con el primer equipo en la Copa del Rey frente al Barbastro el curso pasado, como referencia en punta. Con el onubense las cosas mejoraron. El centrocampista, en su reaparición, lo probó con tremenda insistencia y los barcelonistas, siguiendo en gran parte su estela, pusieron coto a la portería del arquero argentino, quien hizo horas extra para evitar que el balón acabara besando la red. Lo consiguió Cubarsí, si bien el tanto acabaría siendo anulado por una acción previa de Eric sobre un rival. A la desesperada, Flick decidió darle entrada a Araujo para que actuara como punta, como tantas veces hizo Johan Cruyff con Alexanco cuando las cosas pintaban realmente feas. Y la apuesta, casi al límite del añadido, acabó por resultar absolutamente vencedora para afrontar una semana marcada en rojo en el calendario: la semana del clásico.
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