Una terna de lecturas

Hace un tiempo que no hablamos –y permítanme la licencia de imaginar estos artículos como una conversación con ustedes– de libros, es decir, de algunas lecturas que me parecen especialmente recomendables. Uno sigue leyendo y básicamente es lo que hace, como aquellas camisetas y delantales que proclaman algo así (hay varias versiones) como que “Leo libros y sé cosas”. No sé muchas cosas, porque es siempre mayor el tamaño de nuestra ignorancia que el de nuestro conocimiento, pero entre unas cuantas decenas de libros leídos hoy me apetece recomendarles tres, una terna para que elijan ustedes el suyo…
En primer lugar, he disfrutado enormemente la lectura de En busca de Nuncajamás. Crónicas políticas e intelectuales de un largo viaje (editado por Anagrama), de Josep Maria Colomer, el politólogo (¡menudo palabro!), economista y sabio profesor de Georgetown. Creo que he leído buena parte de sus libros, que deben andar por la veintena sin contar sus colaboraciones en volúmenes corales, y lo he tenido siempre por atinado, avispado y dotado de una mezcla de intuición y sentido del humor que hacen siempre transitables sus escritos, incluso cuando aborda temas, para mí, más áridos. Los lectores de La Vanguardia lo conocen bien, imagino, y algo habrán frecuentado sus artículos. Pero, y voy a lo que voy, este libro es otra cosa. Es su obra más personal y, si se me permite decirlo, más desnuda. Trenza lo que podrían parecer episodios y textos dispersos de una vida, la suya, pero consigue hacerlo de una forma que en este volumen se convierte en una autobiografía muy propia a la vez que es un retrato de un viaje intelectual de su generación. Con la anomalía –vamos a decirlo así– de su primera estancia en los Estados Unidos, el país de Nuncajamás, cuando las familias catalanas no iban a casi ninguna parte. El viaje a América de sus padres se convierte así en la raíz de la que surge este frondoso árbol de vida. El profesor Colomer, que sigue conservando su flequillo –sí, habla la envidia–, un aspecto juvenil irreprochable, es ya un emérito por edad. Y no voy a cometer la grosería de decírselo, pero es desde esa altura de toda una vida vivida como nos explica su densa biografía política e intelectual, enredado en universidades y administraciones de casi todo el orbe. Europa, por supuesto, con especial atención a los peculiares británicos, pero también Oriente, Iberoamérica y, por supuesto, esos Estados Unidos que alumbran y hasta justifican este libro. Quince países, cuatro continentes y varias décadas de vida acompañadas de dibujos y fotografía de este trotamundos inveterado que, al final, creo que deja un poso antinacionalismo –pese a su militancia catalanista– que no sé si él mismo ha llegado a calibrar bien. En todo caso, si leen el libro es inevitable caer en el embrujo de este profesor leído, viajado y vivido.
Siempre he hallado a Colomer avispado, atinado y dotado de intuición y sentido del humorVamos por el segundo: HomeNéts , de Carme Fenoll (publicado por La Campana) es un texto casi periodístico, de lectura fácil y rápida. La idea de la que fue bibliotecaria de Palafrugell (y los bibliotecarios son bibliotecarios de por vida) es brillante y alumbró unos encuentros en Calonge –ya saben, poble de llibres – y hasta un programa de radio. Basándose en los Homenots de Josep Pla (hay prólogo doble de dos directores de la Fundació Josep Pla), Fenoll convoca a descendientes de algunos de esos homenots y mezcla la herencia genética con otros que le representan la herencia espiritual o intelectual. Inevitablemente, el volumen es desigual y algunos personajes y su doble descendencia tienen más interés que otros, pero la mezcla tiene una alquimia notable y la selección de los homenots elegidos es también poderosa: Francesc de Borja Moll, Pompeu Fabra, Jaume Vicens Vives, JoanMaragall, Salvador Espriu, Josep Trueta y Carles Riba. Pasan por ahí en su papel de herederos metafísicosTeresa Cabré, Quim Nadal, Cristina Gatell, Jordi Amat (atinado como suele), Salvador Macip, entre otros…
Josep Maria Colomer
Xavi JurioY por último, y por completar la terna: Síndrome 1933 , de Siegmund Ginzberg, editado por Gatopardo. Hace semanas, si no meses, que debía recomendarles un libro que, pese a algún error histórico menor (a mi juicio), traza una analogía entre el final de la República de Weimar y la llegada de Adolf Hitler al poder y nuestro momento geopolítico actual. El autor, que nació en Estambul en el seno de una familia judía, emigró junto a sus padres a Italia siendo niño y es un periodista que ejerció de corresponsal en Estados Unidos, Japón, París, Corea, China, la India… Él es plenamente consciente de que escribe una analogía con aristas. Y todos sabemos que la historia no se repite, pero rima. Y este libro de lectura muy fácil y veloz, muy italiano, le deja a uno el muy mal cuerpo de temer que 1933 se puede repetir, o ser muy similar, cien años más tarde. El prólogo a la edición española está fechado en septiembre del 2024, cuando ni siquiera Trump había ganado las elecciones norteamericanas. Quiero decirles que este periodista tan italiano de claras simpatías muy a la izquierda ahora mismo tiene que estar, forzosamente, mucho más pesimista. La lectura es grata, las posibles conclusiones y comparaciones, espeluznantes. Y sí, hay algo de tremendista y algún reduccionismo excesivo, pero no es una visión equivocada ni maniquea pese a nuestra famosa polarización. Es un aviso a navegantes que me encantaría que Feijóo leyese y asimilase. (Si lo lee, ya entenderá por qué lo digo.) Nota curiosa: este libro impresionó al papa Francisco. De hecho, se lo recomendó a Pedro Sánchez cuando el presidente de gobierno español se vio con él en el 2020 en el Vaticano (¡perdón!, he olvidado avisarles de que el libro y sus vaticinios tienen ya unos añitos y no hemos ido a mejor). Una perla más: ¿sabían que Léon Blum, el líder de los socialistas franceses, llegó a ver a Hitler como menos peligroso y más inteligible que la vieja derecha tradicional alemana?
Tres libros, en fin, con los que leer y saber cosas…
lavanguardia