ESPECIAL DEL CONGRESO DE AIOM. Desde pelucas hasta sujetadores y billetes de autobús, los costes olvidados del cáncer que pesan sobre tu bolsillo.

No se trata solo de los elevados costes de los cuidados paliativos o la fisioterapia. Incluso los gastos aparentemente insignificantes, relacionados con la vida cotidiana, suponen una gran carga para la economía familiar de un paciente oncológico. Entre ellos se incluyen el coste del transporte público al hospital, quizá varias veces por semana, o el de las pelucas, el aparcamiento o incluso los sujetadores postoperatorios. Este es un aspecto de la vida diaria que a menudo se pasa por alto y que Elisabetta Iannelli, secretaria de la Federación Italiana de Asociaciones de Voluntarios en Oncología (FAVO), destaca en el congreso nacional de la Asociación Italiana de Oncología Médica (AIOM), que comienza hoy en Roma. «Por ejemplo», explicó Iannelli a ANSA, «las mujeres que se someten a una cirugía de cáncer de mama se enfrentan a gastos que parecen "pequeños", pero que en realidad pueden suponer una carga significativa para el presupuesto familiar: desde sujetadores postoperatorios especiales hasta pelucas, que son esenciales pero caras, y no todas saben que existen y que pueden ser reembolsadas por el gobierno regional. A esto se suman todos los gastos asociados al transporte para el tratamiento; pueden ser pequeños gastos en transporte público o gasolina, pero a la larga resultan muy costosos porque implican desplazamientos frecuentes. O, por ejemplo, los gastos de aparcamiento cuando hay que ir al hospital. En este sentido, conviene recordar que las pacientes pueden obtener un permiso de estacionamiento para discapacitados por un período limitado, evitando así este gasto». Además, subraya, nuestra propuesta consistiría en optimizar y mejorar la organización hospitalaria, incluyendo la concentración de visitas y pruebas para reducir el número de traslados por paciente. Los costes aumentan entonces, especialmente durante el período de duda, cuando se realiza una serie de pruebas y visitas a especialistas para determinar si se ha diagnosticado cáncer. Durante este período, las visitas y las pruebas corren a cargo de la paciente y a veces son muy costosas. Sin embargo, incluso en este caso, existe una posible solución, ya adoptada por Piamonte, que ha marcado la pauta: «Piamonte», explica Iannelli, «ha adoptado un código "temporal 048", un código de exención para diagnósticos sospechosos. Por lo tanto, durante ese período de incertidumbre entre la sospecha de cáncer y su eventual confirmación, el paciente no tiene que pagar de su bolsillo las consultas y pruebas, que posteriormente se vuelven gratuitas al confirmarse el cáncer. Solicitamos que este código temporal se incluyera en el Plan Nacional de Oncología, pero no se ha concretado». En cuanto a por qué algunos pacientes abandonan sus empleos, Iannelli señala que puede haber varias razones: «Podría ser una decisión personal, pero también hay casos de despido improcedente o incluso acoso laboral». La ley sobre el olvido del cáncer también debe proteger el ámbito laboral: «Está en vigor, pero aún no se ha implementado por completo, al menos en el sector laboral. De hecho, falta el decreto de aplicación del Ministerio de Trabajo, que lleva más de un año de retraso y debería incluir políticas de empleo activas para todas las personas diagnosticadas con cáncer. Esperamos», concluye Iannelli, «que llegue pronto».
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