La Fenice de Venecia: una elección política que, sin embargo, podría ser un buen negocio.

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Beatrice Venezi será la directora musical de La Fenice (vale, sabemos que quiere que la llamen directora, pero el italiano tiene reglas que se aplican tanto a la izquierda como a la derecha, y de hecho, deberían aplicarse más a la derecha nacionalista-soberanista). Asumirá el cargo en octubre de 2026 y durará cuatro años. Venezi es un buen título en Venecia, y quizás para la ópera, tener a una mujer joven y atractiva al mando de forma permanente sea, en términos de imagen, también un buen negocio. Sin embargo, no cabe duda de que se trata de una decisión política, y solo política. La derecha gobierna Venecia, en una perfecta alineación Estado-región-municipio , y en La Fenice ha puesto como superintendente y director artístico a Nicola Colabianchi, quien, hay que reconocerlo, no lo había hecho especialmente bien en la Ópera de Cagliari pero fue ascendido de todos modos (es un gobierno de mérito, como sabemos, pero también es un factor que, en el campo cultural, la derecha tiene más puestos que repartir que culos apenas presentables para llenarlos).

Cualquiera que esté mínimamente familiarizado con lo que hablamos, dejando de lado a sus fans, sabe que el currículum de esta señora, aunque recientemente reducido, no es digno de una directora musical de lo que en el siglo XIX, junto con La Scala y el San Carlo, conformó la trinidad de los teatros de "primera categoría", un teatro con una historia y tradiciones imponentes. Para ese puesto, hay al menos veinte directores nacionales con más sustancia musical (pero ciertamente menos impacto mediático), si los contamos hacia abajo. La persona que la precedió y ejerció de director musical de facto en La Fenice, sin el título pero cumpliendo esencialmente sus funciones, fue Myung-whun Chung . Ahora bien, no es cuestión de derecha o izquierda señalar que, en términos de carrera, reconocimientos, experiencia y elogios de la crítica, existe más o menos la misma brecha entre Chung y La Venezi que entre Indro Montanelli y yo.

Dicho esto, la indignación que ya se está extendiendo por las redes sociales quizás esté justificada, pero —¿cómo decirlo?— es infundada. Durante años, se ha debatido la verdadera calidad artística de Beatrice Venezi, especialmente por quienes no están cualificados para ello. Intentemos pensar en positivo. Venecia es un lugar con mucha exposición, y La Fenice es un teatro que, por muchas razones, no es fácil. No se puede fanfarronear. Venezi tuvo la oportunidad por las razones que conocemos, pero ahora hay que aprovecharla al máximo. Que trabaje, dirija, deje su huella artística y cultural, y finalmente veremos si vale la pena y cuánto vale. Mucha suerte, sin duda, al León.

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