Emmanuel Barranger, cirujano: «A pesar de la visibilidad del Octubre Rosa, la tasa general de detección del cáncer de mama está disminuyendo».

Cada año, en octubre, el rosa, símbolo de la movilización contra el cáncer de mama , se luce en monumentos, escaparates y espacios públicos. Desde su lanzamiento en 1985 en Estados Unidos y su llegada a Francia en 1994, impulsado por el grupo Estée Lauder y la revista Marie-Claire , Octubre Rosa se ha consolidado como una cita ineludible que combina prevención, emoción y solidaridad. Sin embargo, tras esta espectacular movilización, persiste una pregunta: más allá de la emoción, ¿cuál es el impacto concreto de la campaña en la detección organizada del cáncer de mama?
Veinte años después de la introducción generalizada del cribado organizado en 2004, la situación nacional sigue siendo preocupante. La participación en el programa está disminuyendo : el 45,6 % de las mujeres participantes se realizó una mamografía como parte del cribado organizado en 2020, en comparación con el 50,3 % en 2017. Francia se encuentra ahora 7 puntos por debajo de la media europea. A pesar de la excepcional visibilidad del Octubre Rosa, la tasa general de cribado organizado continúa disminuyendo año tras año.
Por ejemplo, los datos locales de la región de los Alpes Marítimos ofrecen una perspectiva interesante. En los últimos tres años, el número de mamografías realizadas como parte de las pruebas de detección organizadas ha sido un 36 % mayor en octubre que durante el resto del año, y el efecto aún se percibe en noviembre. Este repunte demuestra que la campaña está logrando su objetivo de movilizar a las mujeres en torno a las pruebas de detección de forma puntual.
Un efecto fugazPero este efecto, por evidente que sea, es fugaz. Después de noviembre, la participación vuelve a caer a niveles preocupantes, y la tendencia anual se mantiene a la baja. Octubre Rosa, por lo tanto, logra generar un auge, pero no logra establecer un impulso duradero. Esta es la ambivalencia de esta campaña: une, conmueve e inspira, sin lograr transformar este impulso colectivo en un compromiso a largo plazo.
Esta brecha revela las limitaciones de un modelo centrado en la comunicación emocional. Durante unas semanas, se solicita a las mujeres, abundan los mensajes y se multiplican los símbolos. Luego, todo se detiene. Durante el resto del año, la prevención cae en un silencio relativo. Sin embargo, la salud pública no puede conformarse con un evento anual, por muy popular que sea. La prevención solo tiene sentido si forma parte de un continuo.
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