Emmanuel Macron, un presidente con margen de maniobra limitado, tras una disolución y dos gobiernos fallidos

¿Cómo salir del estancamiento? La caída de François Bayrou el lunes 8 de septiembre en la Asamblea Nacional, en un clima desfavorable que presagia un futuro desalentador, ha abierto una nueva crisis política, un año después de su disolución. Frente a su televisor, el ex primer ministro Michel Barnier presenció en directo la caída de su sucesor y le envió un mensaje de apoyo por SMS. «Me temo que lo que nos espera es más grave que una conmoción», escribió el saboyano al alcalde de Pau tras escuchar su declaración política general, en la que este predijo «una conmoción que se avecina en Francia» .
Pero ahora todas las miradas están puestas en Emmanuel Macron. Tras los dos fracasos sucesivos de Michel Barnier y luego de François Bayrou, el jefe de Estado se encuentra sin pararrayos en Matignon, en un momento de vulnerabilidad donde se entrelazan importantes crisis políticas, presupuestarias y sociales.
Treinta minutos después de la votación de los diputados el lunes, el Palacio del Elíseo anunció que el jefe de Estado se reuniría con el primer ministro el martes para "aceptar la dimisión de su gobierno". Nombrará a su sucesor "en los próximos días", según el comunicado. El séquito del presidente pide celeridad, mientras que los manifestantes celebraron la caída del gobierno de Bayrou la noche del lunes frente a los ayuntamientos de varias ciudades francesas, a petición del movimiento "Bloquear Todo", que invita a los franceses a expresar su indignación el miércoles 10 de septiembre.
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Le Monde