Nutri-score: ¿qué está cambiando en los rankings de alimentos? ¿Podemos seguir confiando en él?

Esta clasificación empezó a aparecer en los envases de alimentos de consumo en 2017, tras ser incorporada por el gobierno a la ley de modernización de la atención sanitaria. Sin embargo, el trabajo que condujo a su creación comenzó en 2014, bajo la dirección de Serge Hercberg, epidemiólogo y nutricionista francés, profesor de la Universidad Sorbonne Paris Nord.
Tras su introducción oficial en Francia, Nutri-Score fue adoptado por varios países europeos. Actualmente se encuentra disponible en España, Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos y Suiza. La Comisión Europea está considerando una posible ampliación, o incluso la obligatoriedad, según lo recomendado por un grupo de 316 científicos.
Nutri-score, una herramienta recomendada por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer y la Organización Mundial de la Salud (OMS), ahora está gestionada por Salud Pública France, que define sus términos y condiciones con las demás agencias sanitarias europeas pertinentes. A finales de abril de 2023, las siete autoridades sanitarias anunciaron conjuntamente que se revisaría el método de cálculo del algoritmo de clasificación para promover una alimentación más saludable.
En Francia, aproximadamente 900 marcas han optado por aplicar el logotipo Nutri-score al envase de sus productos. Ya se trate de yogures, platos preparados, cereales o bebidas, importantes empresas de alimentación como Kellogg's, Danone, Nestlé o Vico lo han adoptado para toda su gama. Muchas marcas blancas lo utilizan para destacar la calidad de sus productos, a veces modificando sus recetas para obtener una calificación más favorable.
Ante estos adeptos que priorizan la calidad y la salud pública, con productos que contribuyen a una dieta equilibrada, varios gigantes rechazan esta clasificación y la combaten. La italiana Ferrero, las estadounidenses Coca-Cola y Mondelēz (Milka, Oreo, Toblerone, etc.), Unilever International e incluso la francesa Lactalis (President, Company, Bridel, etc.), que considera que «el Nutri-score no refleja fielmente la calidad de nuestros productos».
3. ¿Qué cambia en 2025?Hoy en día, la puntuación se asigna en función del contenido, por cada 100 gramos o 100 mililitros de producto, de nutrientes y alimentos a favorecer (fibra, proteínas, frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de colza, nueces y oliva), y de nutrientes a limitar (energía, ácidos grasos saturados, azúcares, sal).
"Los productos con clasificación D o E son muy dulces, muy salados o muy grasos", resume Caroline Péchery, cofundadora de ScanUp, que ha desarrollado una aplicación para consumidores y trabaja en la transparencia alimentaria y la innovación de productos con importantes empresas alimentarias. "El nuevo algoritmo integrará umbrales más estrictos con un impacto significativo, ya que se estima que un tercio de los productos del mercado francés verán reducida su clasificación".
"Este es un primer paso para tener en cuenta el grado de transformación de los productos".
Algunas marcas como Bjorg ya han amenazado con abandonar el Nutri-score. "¿Pero será esta retirada una tendencia a largo plazo? ¿Qué mensaje transmite a los consumidores? 'La transparencia está bien, pero cuando me conviene'. Los fabricantes tienen todo el interés en mantenerla", cree Caroline Péchery.
4. ¿Qué impacto sobre qué productos?La nueva clasificación propuesta por el Comité Científico en 2023 mejora la capacidad de Nutri-score para distinguir entre grasas y aceites según sus valores de saturadas y ácidos grasos. Con el nuevo método de cálculo, los aceites de colza, nuez y oliva ahora se clasifican como B, en lugar de C.
Con el cambio en el umbral de carbohidratos, algunos cereales que antes tenían una calificación A o B sufrirán por su contenido de azúcar, que sigue siendo bastante alto, y pasarán a una calificación C. La leche ahora se considerará una bebida y, por lo tanto, perderá su calificación A, que solo se otorga al agua en esta categoría.
De ahí la oposición de los agricultores, de los productores de queso y de la industria charcutera a esta nueva clasificación que valorará menos sus productos.
En general, la enmienda ajusta la clasificación de los productos cárnicos a las directrices dietéticas europeas, distinguiendo claramente entre productos de carne roja y aquellos elaborados con aves de corral. Si bien los platos de carne de res mínimamente procesados y sin condimentar aún pueden obtener una clasificación A, los nuggets de pollo y otros cordon bleus reciben clasificaciones menos favorables.
En cuanto a los quesos, para gran disgusto de sus productores, permanecerán en la categoría C, siendo estos últimos ricos en grasas, y a menudo en sal, "aunque su composición sea saludable", explica Caroline Péchery.
Hasta ahora, algunos refrescos y aguas saborizadas recibían una calificación A debido a la presencia de edulcorantes. «Los científicos han decidido penalizar este ingrediente ultraprocesado», explica el experto. Varios estudios recientes han demostrado los riesgos asociados con enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y coronarias. La OMS recomienda dejar de utilizarlos en productos alimenticios.

"Este es un primer paso para tener en cuenta el grado de procesamiento de los productos", continúa Caroline Péchery. "Los consumidores prestan atención a la presencia de aditivos en lo que compran. Pero todos los ingredientes que no se encuentran en la despensa de casa son ultraprocesados". En una futura evolución del Nutri-score, podrían identificarse mediante un borde negro en el logotipo.