En Landerneau, el animal como veta artística inagotable

Un tema vasto, una plétora de exposiciones. El tema son las representaciones de animales en las artes, todos los animales, desde la humilde mosca hasta el glorioso león, y todas las artes de todos los tiempos, desde la prehistoria hasta la actualidad. La exposición "¿Animal? Una exposición de obras maestras" se presenta en el Fondo Cultural Hélène & Edouard Leclerc en Landerneau (Finistère). Reúne más de 150 obras, de los más diversos materiales, estilos y tamaños. Incluso si reuniera diez veces más, no agotaría las preguntas que plantea. Lo que la especie humana llama animal, es decir, el conjunto de seres vivos que no se le parecen, lo inquietan, lo seducen, lo hacen soñar, lo alimentan —o a veces se alimentan de él—, lo visten o trabajan para él desde que el género llamado "Homo" apareció hace cientos de miles de años. Por lo tanto, no se puede criticar a la exposición por ser incompleta y proceder por alusión: no hay otra manera.
La queja sería aún más excesiva dado que hay casi tantos artistas como obras: muchísimas. Los siglos XX y XXI prevalecen por un amplio margen, con obras maestras de Constant (1920-2005) y Wifredo Lam (1902-1982). Entre estos artistas modernos, sin embargo, se cuelan algunos maestros antiguos de cierto renombre: Veronés, Rembrandt, Chardin, Goya. Y, mucho antes que ellos, el artista anónimo que, en el período magdaleniense, en los refugios de Laugerie-Basse (Dordoña), grabó en un omóplato la figura híbrida de un hombre con cabeza de pájaro sosteniendo un pez. Quien realizó este dibujo tenía una mano segura y aprovechó los relieves del hueso para revelar la escena, cuyo significado, obviamente, se desconoce. Una de las características del animal, siendo que escapa en parte a la comprensión, podría ser el emblema de la exposición.
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Le Monde