Aix-en-Provence, la ciudad de Cézanne, un alma de pueblo

La luminosa ciudad del sur de Francia rinde homenaje este año a su pintor más famoso, ofreciendo un recorrido que te sumerge en el mundo íntimo de Paul Cézanne. Este periodista español del diario "El Mundo" está claramente cautivado por el lugar.
El hombre pasó horas bajo un aguacero terrible, en su caballete, plantado en medio del campo, terminando la silueta que lo obsesionaba: la de la montaña sagrada de Sainte-Victoire, un imponente macizo calizo que culmina a poco más de 1000 metros sobre el nivel del mar. Iba quizá por su nonagésima pintura. De vuelta a casa, exhausto y al límite de sus fuerzas, Paul Cézanne —el padre de la pintura moderna, precursor del cubismo y el fauvismo, maestro de Picasso y Matisse— se desplomó como un tronco. Dos hombres lo encontraron inconsciente, tendido cuan largo era sobre la tierra roja y húmeda, entre sus vides.
A la mañana siguiente, su ama de llaves lo despierta y decide salir de nuevo a la naturaleza, obsesionado como está con su trabajo. Pero la neumonía que contrajo la noche anterior se lo impide. Muere el 22 de octubre de 1906, en el mismo lugar donde nació sesenta y siete años antes: Aix-en-Provence.
La antigua capital de la Provenza en la Edad Media forma hoy parte de la metrópoli de Marsella [con el nombre oficial de Aix-Marsella-Provenza], situada a 30 kilómetros de distancia, en el departamento de Bocas del Ródano. Es una de esas ciudades grandes, luminosas, elegantes y bonitas, llenas de encanto.
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