¿Quién cuida a los cuidadores? Estudios muestran que la salud mental de los psicólogos también está en crisis y el impacto suele ser invisible
Durante los meses más duros de la pandemia, mientras el país se encerraba en el miedo y la incertidumbre, los psicólogos se convirtieron en una de las líneas de defensa más silenciosas de la salud pública. Atendían crisis de ansiedad, duelos, ataques de pánico, pensamientos suicidas, pérdidas laborales y familiares. Pero en medio de esa ola de sufrimiento ajeno, poco se hablaba del agotamiento de quienes escuchaban. De los cuidadores del dolor.
Un estudio en el que participaron investigadores del Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic), realizado entre 2020 y 2022, muestra una radiografía inquietante: los profesionales de la salud mental fueron uno de los grupos más expuestos al deterioro psicológico durante la emergencia sanitaria. A medida que aumentaban las consultas y la demanda de apoyo emocional, se disparaban entre ellos los síntomas de depresión, angustia, ansiedad y agotamiento emocional.

Un estudio revela que la pandemia dejó huellas profundas en la salud mental de los psicólogos. Foto:iStock
La investigación, que analizó las atenciones prestadas por psicólogos durante ese periodo, reveló que muchos profesionales enfrentaron niveles significativos de estrés y angustia por la sobrecarga laboral, la exposición constante a historias de sufrimiento y la dificultad para desconectarse del dolor de los otros. La pandemia no solo trajo una crisis global de salud mental entre la población: también dejó una huella profunda entre quienes se dedican a atenderla.
“Es un tema del que se habla poco, pero que debe ponerse en el centro: la salud mental del profesional de la salud mental”, advierte Paloma Carvajalino, representante del Campo de Psicología y Familia del Colpsic. En conversación con EL TIEMPO, la psicóloga explica que en el gremio se ha hecho evidente la necesidad de reconocer el autocuidado y la supervisión clínica como parte del ejercicio ético y obligatorio de la profesión.
“Ya esa salud mental del profesional debería volverse un lineamiento ético —dice Carvajalino—, una obligación casi de cuidado y atención. Necesitamos programas que acompañen y supervisen el bienestar de los psicólogos, porque el impacto de trabajar con el sufrimiento ajeno no es menor”.

Durante y después del covid-19, los psicólogos enfrentaron altos niveles de ansiedad y agotamiento. Foto:istock
El estudio de Colpsic encontró que los factores de riesgo para la salud mental de los psicólogos se mantienen incluso después de la pandemia. Aunque algunos indicadores de estrés postraumático disminuyeron con el tiempo, los niveles de ansiedad, depresión y angustia psicológica siguen siendo altos entre los profesionales que atienden consultas de forma continua.
Carvajalino explica que los datos revelan una tendencia particular: las mujeres psicólogas reportan una afectación ligeramente mayor que los hombres, aunque la diferencia no es significativa. “Vemos muchos marcadores de depresión y ansiedad. Hay angustia psicológica frente al buen ejercicio profesional y una falta de autocuidado que sigue siendo muy común”, señala.
A esto se suma un fenómeno preocupante: el ‘burnout’ o síndrome de desgaste profesional, que, según la experta, se ha acentuado en la etapa pospandemia. “Lo hemos visto mucho más marcado. A medida que aumentan los casos de ansiedad, depresión y suicidio en la población, también crece la carga emocional de los terapeutas que deben atenderlos. Es directamente proporcional: mientras más incendios hay, más riesgo corre el bombero”, dice con una metáfora que resume la magnitud del problema.

El síndrome de burnout se ha vuelto común y el riesgo de suicidio dentro del gremio. Foto:iStock
Uno de los puntos más sensibles de la conversación con la representante de Colpsic es el riesgo suicida dentro del gremio. Según Carvajalino, los psicólogos están expuestos a la misma vulnerabilidad que los pacientes a los que atienden, aunque la sociedad —y a veces ellos mismos— les impongan la expectativa de que deberían saber manejarlo todo.
“El riesgo más grande es ese —afirma—: cuando no hay un adecuado manejo ni un entorno que cuide al cuidador, aparece la desesperanza. Y frente a la desesperanza, pueden tomarse decisiones que pudieron haberse prevenido. La creencia de que el psicólogo debe saber controlarlo todo hace que muchos no pidan ayuda a tiempo. Sentir que no pueden mostrarse vulnerables los lleva a sufrir en silencio.”
Esa presión —añade— está alimentada por un estigma cultural y profesional: la idea de que quien se dedica a cuidar la mente de otros no puede quebrarse. “Se supone que nosotros no deberíamos mostrarnos vulnerables. Pero uno mismo no puede diagnosticarse ni atenderse. Somos humanos, con los mismos límites y emociones que cualquier persona.”
El estudio del Colpsic respalda esa afirmación. Durante la pandemia, el 67 % de los psicólogos encuestados reportó síntomas de cansancio emocional y sensación de sobrecarga, mientras que más del 50 % manifestó haber sentido desesperanza o desánimo prolongado. Una parte significativa reconoció haber tenido dificultades para dormir o concentrarse debido al impacto de las historias que escuchaban a diario.

El autocuidado debe dejar de ser un consejo para convertirse en una política del sector. Foto:Istock
Entre los factores psicosociales que afectan la salud de los psicólogos, Carvajalino destaca tres:
- La sobreexposición al dolor ajeno, especialmente en contextos de trauma, violencia o duelo colectivo.
- La presión por cumplir con las expectativas de eficacia profesional, que puede generar ansiedad o culpa cuando no se obtienen los resultados esperados.
- La falta de espacios de autocuidado y acompañamiento entre pares, que deja al terapeuta en un terreno emocional solitario.
“Muchas veces —explica— el psicólogo se enfrenta a la angustia de no poder ofrecer soluciones inmediatas. Además, siente la carga de la expectativa social: si tú eres psicólogo, se supone que sabes manejar tu ansiedad o tu depresión. Pero esa creencia es equivocada y peligrosa”.
Una pandemia que no terminóA juicio del Colpsic, la pandemia del covid-19 no solo reveló las grietas del sistema de salud mental colombiano, sino que instauró una segunda pandemia, menos visible: la de los cuidadores.
“Seguimos viendo los mismos riesgos que en 2020, incluso más marcados”, dice Carvajalino. “El incremento en consultas de salud mental, el aumento en los diagnósticos de depresión y los casos de suicidio hacen que la carga emocional del terapeuta sea cada vez mayor. A eso se suman los tabúes y la falta de reconocimiento del cuidado emocional como una necesidad profesional.”
La representante insiste en que, así como se habla de salud mental en pacientes y comunidades, es urgente hablar de salud mental en los profesionales que cuidan. Por eso el Colpsic trabaja en nuevas estrategias de acompañamiento, supervisión y bienestar institucional, con la meta de que el autocuidado deje de ser una recomendación y se convierta en una política de ejercicio profesional.
“Cualquier cuidador necesita acompañamiento. Para poder sostener a otros, hay que tener redes de apoyo, supervisión y espacios de descarga emocional. Si no, el riesgo es que la carga termine desbordándonos.”
Desde el gremio, Colpsic proyecta campañas que visibilicen la necesidad de atender la salud mental de los cuidadores y promuevan la creación de redes de apoyo entre profesionales. La idea, dice Carvajalino, es romper con la lógica de la fortaleza inquebrantable y reconocer que incluso los terapeutas necesitan ser cuidados.
Periodista de Medioambiente y Salud
eltiempo

