No se trata de contar grasas o carbohidratos: la clave para cuidar el corazón está en la calidad de los alimentos
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Una investigación reciente apunta a que, en vez de obsesionarnos con el conteo de grasas, proteínas y carbohidratos, conviene apostar por alimentos integrales, de origen vegetal y apenas procesados, al tiempo que se moderan los cereales refinados, los azúcares añadidos y los productos animales, logrando así una notable reducción del riesgo de enfermedad coronaria.
“Las versiones saludables de estas dietas -ricas en alimentos de origen vegetal y cereales integrales- se asociaron con mejores resultados en la salud cardíaca y una mejor función metabólica. Por el contrario, las dietas bajas en carbohidratos y grasas, con énfasis en alimentos poco saludables, se asociaron con un mayor riesgo de enfermedades cardíacas”, explica Zhiyuan Wu, PhD, investigador postdoctoral en el laboratorio de Qi Sun y coautor del trabajo que se presentó en la reunión anual de la Sociedad Americana de Nutrición (Nutrition 2025).
Durante décadas, los expertos en nutrición han apostado por dietas reducidas en carbohidratos y grasas como estrategias para potenciar la salud, controlar el peso y prevenir afecciones crónicas, especialmente las del corazón. Para cuestionar estas medidas, los investigadores rastrearon los hábitos alimenticios de los participantes y los resultados de las enfermedades cardíacas durante 25 años. Mediante cuestionarios detallados sobre la frecuencia de consumo de alimentos, el equipo asignó puntuaciones basadas en la salubridad de los alimentos consumidos en dietas bajas en carbohidratos y grasas.
A lo largo de 25 años, los investigadores siguieron de cerca la dieta de los voluntarios y la incidencia de enfermedades cardíacas. Los expertos analizaron datos de tres grandes grupos: 43.430 hombres del Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud (1986-2016), 64.164 mujeres del Estudio de Salud de Enfermeras (1986-2018) y 92.189 mujeres del Estudio de Salud de Enfermeras II (1991-2019). A través de extensos cuestionarios sobre la frecuencia de consumo de distintos alimentos, el equipo otorgó a cada dieta una puntuación según lo saludable de sus componentes en regímenes bajos en grasas y carbohidratos.
ResultadosEn un amplio estudio con más de 10.000 voluntarios de entre la muestra original, los científicos dieron un paso decisivo: analizaron cientos de metabolitos en la sangre para desentrañar de qué manera la calidad de la dieta influye en el equilibrio metabólico.
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Y los resultados fueron realmente esclarecedores: los participantes que siguieron dietas saludables bajas en carbohidratos o grasas tuvieron un menor riesgo de enfermedad coronaria (es más: elegir alimentos de alta calidad redujo el riesgo de enfermedad cardíaca en aproximadamente un 15%). Y aquellos que siguieron una dieta no saludable incrementaron su riesgo.
Esto sugiere que simplemente reducir los carbohidratos o las grasas sin considerar la fuente y la calidad de estos macronutrientes puede ser contraproducente y puede conducirnos a un mayor riesgo de enfermedad cardiaca.
¿Entonces? ¿Cómo hemos de proceder? Para quienes buscan opciones más saludables, el consejo es sencillo: añadir más cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos y legumbres a las comidas.
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Reducir el consumo de carnes procesadas, carbohidratos refinados y refrigerios azucarados y conseguiremos reducir significativamente el riesgo de enfermedad coronaria. Para que nos resulte más sencillo, crear una lista de la compra centrada en alimentos integrales puede reducir las compras impulsivas de dulces procesados cuando estamos en el supermercado.
El Confidencial