La nueva longevidad: ¿cómo prepararse para vivir mejor a partir de la 'segunda mitad'?

Diego Bernardini todavía recuerda las charlas con sus bisabuelas. Con tres de ellas llegó a compartir esas largas y gratas sobremesas en las que se reunían personas de diferentes generaciones. Y los más chicos aprendían de los mayores. Bernardini —académico e investigador nacido en Buenos Aires, doctor en Medicina con maestría en Gerontología y autor de los libros De vuelta: diálogos con personas que vivieron mucho y La segunda mitad— es referente mundial de un concepto que cada día tiene más importancia: la nueva longevidad. Cómo transitar la vida a partir de los 50 años “sin anclarse en la edad biológica y desafiando los viejos estereotipos”.
Es un tema clave si se entiende que hoy la población mundial vive un cambio demográfico caracterizado por un envejecimiento constante, no solo como consecuencia del aumento de la esperanza de vida, sino de la disminución de las tasas de natalidad. Colombia no es ajena a este fenómeno: se calcula que en 2050 una de cada cinco personas será mayor de 65 años. Es una transformación que exige empezar a prepararse a tiempo. Bernardini visitó Bogotá hace pocos días para participar en el foro ‘Más canas, menos cunas: retos de la nueva longevidad’.
Usted plantea que no hay que pensar tanto en cuánto tiempo se vive, sino en cómo. Poner el foco en una vida con bienestar y salud. Pero hay mucha gente interesada —científicos, por ejemplo— en encontrar la fórmula para vivir más y más años... Es cierto. Se calcula que la investigación científica anual crece al 2,5 por ciento, aproximandamente. Pero la que tiene que ver con el tema de envejecimiento está por encima de la media. Eso demuestra que hay un gran interés por algo que se ha buscado desde que el ser humano es ser humano: la fuente de la eternidad. Se piensa que podemos intervenir ante el envejecimiento como cuando tienes un auto que se va poniendo viejo y le cambias una rueda, una parte del motor. Hay mucho de esto, sobre todo en el sector privado. En Google existe una división dedicada al tema, Calico. La de Jeff Bezos es Altos, donde tienen a siete premios Nobel trabajando. Y usan un lenguaje incluso con componente bélico: ‘combatir la vejez’.
Como si fuera una batalla por ganar...Sí, cuando lo que nos define como seres humanos es que tenemos finitud. Es lo que hace interesante la vida. Pensar en eso, además, nos desvía de lo esencial: que no se trata de cuánto, sino de cómo vivimos. Cómo hacemos para que el tiempo que nos corresponde vivir sea de bienestar, de satisfacción, de encuentro. Hoy tenemos estudios que muestran que la condición genética en esta etapa, para la mayoría de los seres humanos, no pesa sino un 30 por ciento. El resto de la longevidad se explica fundamentalmente por los hábitos de vida. Fíjate: estamos en la era de mayor comunicación, pero de menor conexión personal. Ese es uno de los desafíos de la nueva longevidad. Hay cuestiones que debemos comenzar a plantearnos ya, porque es un hecho que estamos teniendo menos hijos y viviendo más.

Bernardini visitó Bogotá y habló en el foro 'Más canas, menos cunas: retos de la nueva longevidad’. Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO
Entender que se trata de una transformación que tiene que ver, primero, con nosotros mismos y, luego, con lo social y lo comunitario. Colombia es uno de los países de la región, junto con Chile, que más rápido va a hacer esta transición demográfica. Eso no significa que Colombia esté envejeciendo. Envejece la población. El país lo hace cuando no se adapta a esa transformación. Hoy las personas mayores, en general, no se identifican con la edad. Cuando les preguntas, te dicen: me veo mayor al mirarme al espejo, pero me siento con las mismas ganas que antes. Y con algo que los enriquece: la experiencia. Una experiencia que se deriva del autoconocimiento que vamos logrando con el tiempo y que luego se convierte en sabiduría. Por supuesto, este proceso no es igual para todos. La regla de hacernos mayores es la diversidad. Cada persona tiene su curso de vida que va a condicionar cómo va a llegar a esa etapa. Dentro de esto, lo que detecto es que a menudo romantizamos la vejez, y convertirse en una persona mayor no es nada fácil. Sobre todo para la mujer, que en nuestra cultura tiene el peso de la apariencia física. Susan Sontag decía que mientras el hombre madura, la mujer envejece.
La sociedad del siglo XXI sigue pensando como la de cien años atrás. Nos jubilan a la misma edad sin considerar que la vida media laboral ha crecido. Es un capital humano que no hay que desaprovechar.
La salud es el indicador cualitativo para tener una buena o una mala vejez. Envejecer enfermo es lo peor que te puede pasar. Y en esto no hay fórmulas mágicas, no hay tratamientos, no hay píldoras. Aquí la ciencia es clara: tienes que moverte más, tienes que mantener un peso adecuado, tienes que alimentarte naturalmente. Y algo importante: tienes que estar rodeado de gente querida, de vínculos emocionales. Cuando miras la película de la vida de una persona, ves que en la escuela, en la secundaria, en la universidad tiene muchos vínculos; cuando va a trabajar, esas relaciones se achican un poco. Y así van bajando hasta que la persona se jubila, momento en que caen en picada. Hoy sabemos la importancia de mantener vivo ese ecosistema. Es una tarea.
¿Cómo mantenerlo vivo?En esta etapa, que llamamos ‘la segunda mitad’, somos muy selectivos. Pero también nos damos cuenta de que hay una persona con la cual podemos compartir un café, y nos alcanza. Con otra puedes ir de viaje el fin de semana, con otra quizás puedes compartir una vida. Los vínculos emocionales tienen distintas intensidades. Y no es necesario que sea un millón de amigos, como la canción de Roberto Carlos. Hace falta tener tres, cuatro, cinco, pero que sean amistades a las cuales les puedas contar las cosas más importantes. Eso es lo que hay que buscar.

Bernardini es un referente mundial en el tema de la nueva longevidad. Foto:Néstor Gómez. EL TIEMPO
Ahí está. Lo que nos está faltando es preparación. Cuando tenemos seis años, nuestra madre nos prepara para ir a la escuela. Luego el entorno nos entrena para trabajar. Así pasa con distintos periodos de la vida. Sin embargo, para la etapa de la que estamos hablando, cuando ya dejas de percibirte joven —y esto pasa después de los 40—, no nos preparan. Necesitamos que exista una pedagogía de la longevidad. Explicarles a los jóvenes que van a tener vidas largas y que es importante que conversen con los mayores, que aprendan de ellos. No podemos perdernos de la sabiduría de la gente mayor. Por eso suelo hablar de la intergeneracionalidad, que significa que varias generaciones trabajen juntas. Es algo que la humanidad puede hacer por primera vez en su historia, porque antes la gente vivía muy poco. Pero la sociedad del siglo XXI sigue pensando como la de cien años atrás. Nos están jubilando a la misma edad sin considerar que la vida media laboral ha crecido. Es un capital humano que no debemos desaprovechar. Hoy necesitamos comenzar a hablar de vigencia, no de productividad. Vigencia significa la capacidad de aportar, y eso podemos seguir haciéndolo hasta el último día de nuestra vida.
Esa sí sería una gran transformación, porque hoy a las personas mayores buscan guardarlas en sus casas...La sociedad, ante esta falta de preparación y de conocimiento, te jubila y te pone el título de abuelito o abuelita. Te infantiliza, te discrimina. Esa es la realidad. Lo que hay que entender es que esa vigencia va de la mano de borrar el concepto de edad como un indicador de nuestras vidas. Porque las personas no nos identificamos por la edad que tenemos, sino por las ideas, los sueños, los proyectos. Nos falta saber esto porque no conversamos, no nos escuchamos.
Dice que esta conversación debe empezar por uno mismo, por un autoconocimiento...Claro. Por entender quiénes somos, qué nos gusta, qué nos hace bien. Por pensar cómo quisiéramos que fuera el tiempo que nos queda por delante. Para eso necesitamos mirarnos, hablar, intercambiar y después reflexionar. No lo estamos haciendo. Un ejemplo de ello es lo que pasa en las empresas, y esto sucede ya seas el director o un empleado de nivel básico: te dan un curso de preparación tres meses antes de que te jubiles. Las personas te dicen: todo esto debería haberlo escuchado antes. Este es un tema en el que hay que empezar a prepararse por lo menos con diez años de antelación.
¿Cuáles son los puntos esenciales en ese proceso de preparación?Hay tres pilares: bienestar saludable, bienestar emocional y bienestar financiero. Lo que vemos es que los primeros dos años de retiro son de alegría, todo es genial. Pero luego viene una caída, y ahí es cuando hay que tener herramientas para saber manejarlo. Porque el mundo laboral, sobre todo para los hombres, es un ordenador muy importante. Te dice a qué hora sales, a qué hora vuelves. Durante el retiro tienes que organizar tu propio tiempo. En Colombia, a una persona de 60 años le quedan en promedio 24 años de expectativa de vida. El desafío, en efecto, es cómo llenar de vida ese tiempo. La segunda mitad es la etapa más larga que vamos a transitar. Está en cada uno hacer que sea la más interesante.

Entre los hábitos saludables, el ejercicio está en primer lugar, según el experto Bernardini. Foto:EFE
La segunda mitad es un fenómeno netamente femenino. En términos cuantitativos, las mujeres viven más. Hay condicionamientos genéticos que ayudan a la mujer, y condicionamientos culturales que van en contra del hombre. El famoso “los hombres no lloran”, por ejemplo. Las mujeres gestionan muy diferente esta etapa. Están acompañadas, van con las amigas al club de lectura, a las clases de yoga, al teatro. Los hombres se encierran en casa, se sientan en el sofá a ver televisión y se mueren al poco tiempo. Está estudiado: las curvas de mortalidad en los dos primeros años, tras la jubilación, van para arriba: suicidio, depresión, cáncer, infarto, accidente cerebrovascular. Es un estrés que el hombre no gestiona bien.
Antes hablaba de moverse. El ejercicio se consolida cada vez más como la vía para evitar muchos de estos problemas...Una investigación reciente mostró que el 40 por ciento de los deterioros cognitivos pueden ser prevenidos por hábitos de vida saludable. De estos hábitos, el más importante es el ejercicio. Cuando las personas me piden una sola intervención por hacer, les respondo: muévanse más. Moverse es salir a caminar, ir al gimnasio, bajarse antes del servicio público, ir a hacer las compras en el supermercado sin auto, sacar a pasear al perro. La fisiología del ser humano está diseñada para una actividad de cazador-recolector. Pero hoy estamos más quietos que nunca.
Usted dice que la segunda mitad es un buen momento para hacer cosas por primera vez. ¿En qué radica la importancia de aprender algo nuevo?Es algo que te ofrece estímulo, ganas. Hay investigaciones que demuestran cómo estudiar un nuevo idioma retarda el deterioro cognitivo, por ejemplo. Además, cuando decides aprender a bailar o asistir a un club de lectura, tienes que vestirte, salir de casa. Vas a socializar. Después de la clase probablemente decides ir a tomarte un café con el grupo de amigos. Entonces ahí ya vamos contando varias cosas: actividad física, estímulo cognitivo, vínculo emocional. Y una cuarta: propósito de vida.
El famoso ikigai... ¿Es clave desarrollar la parte espiritual?Totalmente. Religiosidad y espiritualidad, está estudiado, se correlacionan con bienestar y longevidad. Espiritualidad puede ser ir como voluntario a un hospital o a leerles cuentos a los niños en un jardín de infantes. No tiene que ver necesariamente con un una doctrina religiosa. Es transmitir un legado. La vida es un viaje y no sabes cuándo es la última estación. El secreto está en el ikigai, en la motivación, en el disfrute de lo cotidiano. Hacer que cada día haya tenido algo que valga la pena. Eso no te lo da Mercado Libre ni Amazon. Te lo da saber qué quieres. Para alguien será compartir con un amigo, para otro será leer, para uno más será viajar. Cada quien, si ha tenido esa conversación propia, sabe lo que le gusta. Ahí está el punto. En valorar las pequeñas cosas.
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