Alertan por mini casinos clandestinos en la Metrópoli

En distintas colonias de la Zona Metropolitana de Guadalajara es común —aunque ilegal— encontrar maquinitas tragamonedas. Están usualmente en los ingresos de negocios como tienditas de la esquina, papelerías o vinaterías, entre otros.
Sin embargo, llaman la atención lo que se ha convertido en mini casinos clandestinos, locales en cuyo interior proliferan las máquinas de este tipo. Ya no son solo las máquinas de videojuegos o aquellas que al colocar una moneda de cierta cantidad te entregan un juguete. Ahora son espacios donde chicos y grandes, cargados de morralla, apuestan si la luz que gira en circuito en el tablero caerá en una manzana, una sandía, una estrella, en la campana, o si dará el premio máximo acumulado.
Uno de estos espacios es el casino clandestino ubicado en la Avenida del Arroyo y la calle Diamante, en Arenales Tapatíos. Junto al Arroyo Seco, el lugar abre desde las nueve de la mañana y cierra ya caída la noche. En su interior hay más de 15 máquinas tragamonedas de apuestas con costo por tirada de un peso, cinco y 10,; según el costo de la moneda es la cantidad del premio que puede entregar.
Al llegar, en su interior hay más de seis "trabajadores", quienes se encargan de supervisar la operación de las máquinas. Unos cambian las monedas o billetes por morralla, otros supervisan que los jugadores no hagan trampa o qué ven en sus celulares, mientras otros más se encargan de limpiar las máquinas y darles un par de golpes si se han tragado las monedas de los apostadores.
Lee: Departamento de Justicia interrogará a Ghislaine Maxwell por caso “Epstein”En el sitio no importa si eres o no menor de edad, puedes entrar siempre y cuando vayas a gastar las monedas. Hay al menos una decena de bancos para que te puedas sentar en ellos y apostar a placer sin cansarte por estar parado esperando "a que reviente".
Así le dicen a los premios de las tragamonedas. Cada apuesta va subiendo el monto del "premio mayor" de las máquinas, que ronda, en promedio, entre los 200 y los 600 pesos. "Revienta" cuando la máquina entrega tal premio mayor y de ahí se reinicia. Nunca sabes cuándo va a caer. Entre los "empleados" se escucha que una señora lo ganó en la mañana por un peso, pero "ayer" otro hombre lo ganó luego de haberse sentado por una hora a apostar.

Es difícil saber cuánto dinero circula. En una hora, un solo hombre depositó más de 300 pesos en varias máquinas, apostando simultáneamente en ellas. Sí, obtenía premios intermedios, aunque menores, de diez o veinte pesos, pero los periodos de insertar monedas eran más largos que la frecuencia del triunfo.
Pero esto no es todo, pues como un casino común, en el interior también se consume alcohol. Los encargados del centro de apuestas clandestino son cercanos a la vinatería que se halla a un costado —donde, por cierto, también hay máquinas tragamonedas—, por lo que pueden mandar traer las latas de cerveza que se necesiten.
“¿Alguien más va a querer pedir?”, se escucha decir a uno de los "trabajadores" del sitio antes de la siguiente "coopera" para ordenar.
Entérate: Rescatan al "Hachiko de Culiacán", el perro que esperó a su dueño asesinadoNo hay distinción: mujeres, hombres, jóvenes y adultos; casi podría apostar que la señora a un costado había terminado de hacer sus pendientes antes de salirse al casinito a jugar.
Las máquinas tragamonedas de apuestas están prohibidas por la Ley Federal de Juegos y Sorteos. Sin embargo, no solo se trata de máquinas ilegales prohibidas, sino que, de acuerdo con los especialistas, van más allá, afectando los entornos sociales y mentales de las personas.
Por ejemplo, Francisco Jiménez Reynoso, académico de la Universidad de Guadalajara, explicó que este tipo de sitios se establece comúnmente en espacios donde existen carencias sociales, económicas y estructurales, convirtiéndose en lugares que dan a las personas una falsa sensación de diversión, pero también de falsas esperanzas para poder obtener los recursos que faltan.
"Se sienta la señora Juanita con la esperanza de que ahora sí va a ganar, y va y echa ahí las monedas que se encontró o que apartó del gasto para jugársela y ver si se lleva el premio", señaló.
Jiménez también comentó que, aunque hasta ahora se trata de un secreto a voces —porque las autoridades no han querido ahondar en las investigaciones al respecto de este tipo de negocios—, también ha llegado a ser operado y controlado por el crimen organizado, como una "empresa" más de estas agrupaciones.
Además, dijo, no solo se pone en riesgo la seguridad de las personas adultas, sino también de los menores de edad, quienes no tienen restricciones para ingresar y conviven con estos contextos de apuestas y alcohol.
Checa: Fundación Jaime Enrique Michel Velasco busca visibilizar situación en que viven los adultos mayores"Los niños y los jóvenes llegan y se sientan a jugar en estas maquinitas, quedando vulnerables a que ocurran otras cosas. Menores que son hijos de madres solteras, de familias cuyos contextos hacen que los padres no estén en casa porque tienen que trabajar todo el día, y de ahí pueden cooptarlos los criminales, porque saben a qué hora llegan, cuánto juegan, cuánto gastan, a qué hora se van, haciéndolos vulnerables no solo a desarrollar ludopatía, sino a que comiencen a tomar o a consumir drogas", señaló el especialista.

Este tipo de espacios también han sido identificados en la zona del Mercado Alcalde, en Guadalajara, así como en las inmediaciones de San Agustín, en Tlajomulco, sin considerar el resto de las maquinitas autónomas que se observan en distintas colonias de la Metrópoli, desde Las Mesas, en Zapopan, pasando por Rancho Nuevo, en Guadalajara, y hasta Santa Anita, en Tlaquepaque.
Y esto persiste pese a que, tan solo en lo que va de la actual administración municipal —que comenzó en octubre pasado—, los distintos ayuntamientos de la ZMG han logrado retirar de las calles al menos 352 maquinitas tragamonedas de este tipo.
Mira: ¿Gorillaz cantó en español? Este es el single que muy pocos recuerdan*Mantente al día con las noticias, únete a nuestro canal de WhatsApp.
AO
informador