Carretoneros: La polémica en NL que enfrenta a animalistas y trabajadores

La decisión de la Secretaría de Medio Ambiente de Nuevo León de prohibir el uso de caballos y otros animales para la recolección de basura ha desatado una fuerte controversia en Guadalupe, enfrentando a grupos de defensa animal con los carretoneros que ven amenazado su modo de vida.
Un conflicto con profundas raíces sociales, económicas y éticas ha estallado en el municipio de Guadalupe. La Secretaría de Medio Ambiente de Nuevo León ha puesto un alto definitivo al uso de caballos, burros y otros animales de tiro por parte de los «carretoneros» para recolectar basura, una medida que busca erradicar el maltrato animal pero que, al mismo tiempo, pone en jaque el sustento de cientos de familias.
La prohibición no es nueva, pero su aplicación reciente ha encendido el debate y ha llevado a los carretoneros a alzar la voz, creando una polarización en la opinión pública de Nuevo León.
La postura de las autoridades y de los grupos animalistas es clara: la práctica, en muchos casos, constituye un acto de crueldad. La Secretaría de Medio Ambiente ha documentado y actuado en casos de maltrato, rescatando a equinos en condiciones deplorables.
Los argumentos en contra de los carretoneros se centran en:
- Condiciones de los Animales: Largas jornadas bajo el sol, cargas excesivas, falta de alimentación adecuada, agua y atención veterinaria.
- Seguridad Vial: La presencia de carretas en avenidas de alta velocidad representa un riesgo tanto para los animales como para los conductores.
- Salud Pública: El manejo informal de la basura genera focos de infección y contaminación en la vía pública.
«Queda estrictamente prohibido el empleo de caballos, burros u otros animales para transportar basura a tiraderos. Buscamos abonar con hechos concretos a eliminar el maltrato animal y que no haya un solo caballo en las calles.» – Postura de la autoridad.
Del otro lado de la moneda están los carretoneros, muchos de los cuales han dedicado toda su vida a este oficio, heredado de generaciones anteriores. Para ellos, el caballo no es solo una herramienta, es su capital y su único medio para llevar comida a casa.
Sus reclamos son directos y desesperados:
- Falta de Alternativas: Aseguran que no se les ha ofrecido una transición justa o una alternativa laboral viable.
- Inversión Perdida: Argumentan que invirtieron dinero en la compra y mantenimiento de sus animales y vehículos.
- Exigencia de Compensación: Su postura es firme: si el gobierno quiere retirarles sus animales, debe compensarlos económicamente.
«A nosotros nos costó adquirir nuestros animales. Si los quieren, que los paguen. Es nuestro trabajo, de esto vivimos.» – Armando Cázares, carretonero de la tercera edad.
Este conflicto social también tiene un trasfondo de disputa política entre el gobierno estatal (de Movimiento Ciudadano) y los municipios gobernados por la oposición (PRI-PAN), como es el caso de Guadalupe. Los carretoneros han quedado atrapados en medio de esta pugna, como se evidenció en protestas por el cierre de plantas de transferencia de basura, donde denunciaron ser los más afectados por decisiones en las que no tienen voz ni voto.
El gobierno ha intentado implementar programas de sustitución de carretas por motocarros, pero la adopción ha sido limitada. La clave, según las propias autoridades, es que el carretonero «tenga la voluntad de migrar» , una voluntad difícil de conseguir cuando sienten que se les está arrebatando su forma de vida sin una solución clara.
El dilema de los carretoneros en Guadalupe es un microcosmos de un desafío mayor: ¿cómo avanzar hacia una sociedad más justa con los animales sin dejar atrás a las personas más vulnerables?
La Verdad Yucatán