Todos los caminos conducen a la Bolsa

Jean Monnet, uno de los padres fundadores del proyecto europeo, escribió en sus memorias que Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis. Desde entonces, no son pocos los momentos en los que se ha puesto a prueba aquel augurio, que resuena con especial fuerza hoy en día. Los momentos de crisis, o al menos de turbulencias, han abundado en Europa estas últimas décadas, y en todas ellas ha sido una constante la presencia de los mercados de capitales como parte de la solución.
Así ocurrió en la crisis financiera, cuando la Bolsa aportó financiación a las empresas y ventanas de liquidez en todo momento a los inversores, y desde luego también en la pandemia de la covid-19, cuando los mercados de capitales permanecieron abiertos y operativos desde el minuto uno. En aquel tiempo pandémico, los mercados contribuyeron a financiar parte del esfuerzo de la reconstrucción, con planes de colaboración público-privado, y también ayudaron de forma significativa a volver a poner en pie los proyectos empresariales y la economía en su conjunto.
Hoy, Europa, y con ella España, se enfrenta a un nuevo periodo decisivo, una nueva oportunidad para forjar el proyecto común sobre las bases del libre mercado. Los expertos hablan de un momento de aceleración histórica y, de nuevo, las miradas se dirigen hacia la Bolsa. Existe el consenso de que será imprescindible la participación de los mercados de capitales para alcanzar la milmillonaria necesidad de financiación para la irrenunciable transición energética y digital. Europa necesita movilizar inversión a través de los mercados de capitales y lo necesita ahora.
El momento es crucial y nunca antes se debatió tanto al respecto en el seno de la UE. Al Libro Blanco de BME sobre el impulso a la competitividad de los mercados de capitales en España le siguieron poco después el Informe Letta, el Informe Draghi y el informe de la OCDE sobre la revitalización de los mercados de capitales. Todos estos trabajos coinciden en el diagnóstico y también en muchas de sus propuestas. La toma de acción europea era ya necesaria hace unos meses, antes de los vaivenes arancelarios y el reciente debate sobre la importancia de financiación el plan de rearme europeo, pero se ha vuelto aún más imperiosa por todo ello.
La estrategia de la Unión de Ahorros e Inversiones (SIU, por sus siglas en inglés), que busca mejorar la forma en que el sistema financiero de la UE canaliza el ahorro hacia las inversiones productivas, es fundamental en este objetivo, al perseguir un acceso más amplio a los mercados de capitales y a las empresas, mejores opciones de financiación.
Todos los caminos conducen a la Bolsa. Para las empresas, es decisivo poder financiarse a través de los mercados de capitales. Sólo en el primer trimestre de este año, los mercados gestionados por BME han facilitado 2.459 millones de euros en financiación a las compañías entre salidas a Bolsa y ampliaciones de capital, más del doble que el año pasado en el mismo periodo. Cuanto más diversificadas sean sus fuentes de financiación, más sólidas serán las empresas y, con ellas, la economía en su conjunto, ya que podrán financiar sus proyectos y crear empleo.
Por eso, es clave impulsar la llegada de más compañías a los mercados de capitales. En lo que va de año se han incorporado cinco empresas a los mercados de crecimiento de BME y otra más a la Bolsa, y en 2025 fueron 26 los debuts.
Son datos positivos, pero deben servir como impulso para atraer a más empresas. En BME trabajamos en distintos ámbitos. Por un lado, de la mano de la CNMV y siempre en contacto con el sector, ultimamos un nuevo segmento que permitirá a las empresas registrar un folleto de salida a Bolsa y contar con un periodo más amplio que ahora para llevar a cabo finalmente la colocación en el momento que más le encaje. Será una innovación en el proceso de salida a Bolsa, que lleva décadas sin cambiar.
Además, las empresas de los sectores en crecimiento, con un mayor perfil digital e innovador deben contar con la Bolsa como aliado de su crecimiento. Todas las fuentes de financiación son complementarias, pero la Bolsa aporta ventajas únicas como la visibilidad, la reputación o el acceso a financiación recurrente que, en función del momento vital de estas compañías, deberían valorar. Por eso, recientemente sumamos a 11 nuevas empresas al Entorno Pre Mercado, nuestro programa formativo para preparar a las compañías a dar el salto a los mercados de capitales. En esta línea, también pensamos que nuestra alianza con EsTech ayudará a impulsar la inversión y la financiación de las principales scale-ups tecnológicas en España.
Es importante atraer a nuevas empresas, pero también que aquellas que ya cotizan encuentren en los mercados de capitales el sistema más eficiente, seguro, avanzado, internacionalizado y sólido posible. En esta línea, trabajamos en mejoras continuas para asentar el incremento de los volúmenes de contratación vista en el primer semestre y para ganar cuota de mercado.
En este objetivo de país, no pueden faltar los minoristas, que deben dar el salto de ahorradores a inversores. Se estima que en el gran proceso de privatización de compañías públicas españolas que salieron a Bolsa a finales de los años 90 y principios de los 2000, los inversores minoristas se quedaron con el 38% de las nuevas acciones emitidas en aquellas operaciones.
Es necesario facilitar el regreso de los minoristas a la Bolsa, por ejemplo, con una figura europea de inversión que siga la estela de la cuenta sueca ISK, un modelo de éxito que ha impulsado los mercados de capitales en aquel país, donde los minoristas destinan apenas un 14% de sus ahorros a los depósitos bancarios, frente al 40% de España. El Gobierno de España ya está trabajando en una fórmula similar.
El reto que tenemos por delante no es sencillo, pero ningún objetivo que valga la pena lo es. Juntos, asumiendo el impulso de los mercados de capitales como una pieza clave del crecimiento europeo y la transición verde y digital, con los minoristas de vuelta y más empresas cotizadas, podremos escribir un nuevo capítulo en la historia del proyecto europeo.
EL PAÍS