La cara oculta del gaming: explotación, dopaje y toxicidad

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La cara oculta del gaming: explotación, dopaje y toxicidad

La cara oculta del gaming: explotación, dopaje y toxicidad

Detrás de los grandes lanzamientos de videojuegos se esconde una realidad preocupante. Jornadas de 100 horas semanales, el uso de estimulantes en competiciones y una cultura tóxica son las polémicas que sacuden a la industria del gaming en 2025.

La industria del videojuego, un gigante del entretenimiento que genera más ingresos que el cine y la música juntos, intenta pasar página en 2025 de una etapa oscura marcada por escándalos de explotación laboral, denuncias de culturas tóxicas y una creciente preocupación por el dopaje en las competiciones de esports. A pesar de los esfuerzos por mejorar, estas polémicas siguen siendo una realidad latente detrás de los títulos más esperados.

Una de las controversias más arraigadas en el desarrollo de videojuegos es la llamada «cultura del crunch». Este término se refiere a los períodos de trabajo intensivo y obligatorio, a menudo no remunerado, que los empleados de los estudios deben soportar para cumplir con las fechas de lanzamiento. Las denuncias hablan de jornadas maratonianas de 12 a 15 horas diarias, trabajando 6 o 7 días a la semana, lo que puede llevar a un total de casi 100 horas semanales.

Glen Schofield, CEO del estudio Striking Distance, lo resumió en un polémico tuit, ya borrado: «Estamos trabajando 6-7 días a la semana (…) Nadie nos obliga, lo haces porque quieres». Esta mentalidad, que romantiza la explotación bajo el pretexto de la «pasión por los videojuegos», ha sido duramente criticada y ha llevado a situaciones extremas, incluyendo casos de suicidios de empleados que han derivado en demandas millonarias contra las compañías.

Aunque grandes empresas como Rockstar Games, creadores de la saga Grand Theft Auto, han afirmado haber tomado medidas para eliminar el crunch, la práctica sigue siendo un secreto a voces en la industria.

A medida que los deportes electrónicos (esports) se profesionalizan y los premios alcanzan cifras millonarias, ha surgido una nueva y preocupante polémica: el dopaje. Sin embargo, en lugar de esteroides, los jugadores recurren a estimulantes y bebidas energéticas para mejorar su rendimiento, concentración y reflejos durante las largas jornadas de competición.

Según un estudio publicado en 2023, un alarmante 97.8% de los participantes en torneos consumen bebidas energéticas de forma habitual. Francisco Javier López Frías, profesor de la Universidad de Pensilvania, lo describe como «el toro rojo en la habitación», una práctica normalizada pero con potenciales riesgos para la salud de los jugadores a largo plazo. La regulación y los controles antidopaje en los esports son todavía incipientes, lo que deja un amplio margen para el abuso de estas sustancias.

Más allá de las condiciones laborales, la industria del videojuego sigue luchando contra una persistente cultura tóxica, tanto en los entornos de trabajo como en el contenido de los propios juegos. Durante años, sagas de gran éxito han sido criticadas por presentar personajes femeninos denigrantes o por perpetuar estereotipos dañinos.

En respuesta a la presión social y de los propios empleados, algunos estudios están comenzando a dar pasos hacia una mayor diversidad e inclusión. Un ejemplo notable es la confirmación de que la próxima entrega de Grand Theft Auto contará, por primera vez en la historia de la saga, con una protagonista femenina jugable. Este cambio, aunque tardío, es visto como un paso importante para una franquicia que ha sido históricamente criticada por su representación de las mujeres.

«Los videojuegos constituyen una excelente herramienta de alfabetización digital a través de la cual se transmiten formas, valores, maneras de comportamiento (…) y los códigos y valores culturales y políticos predominantes en los países en los que se encuentran los mayores centros de producción», señala una investigación de la Universidad de Salamanca, destacando el enorme impacto social y cultural de los videojuegos.

Aunque la industria intenta limpiar su imagen, los escándalos recurrentes demuestran que el camino hacia un entorno de trabajo justo, competiciones limpias y un contenido más inclusivo es todavía largo y lleno de desafíos. La presión de los consumidores y la valentía de los empleados que denuncian estas prácticas son clave para forzar un cambio real en una de las industrias más poderosas e influyentes del siglo XXI.

La Verdad Yucatán

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