TSV 1860 Múnich: La clase individual suele brillar en breves instantes.

Siempre que le preguntaban a Florian Niederlechner cómo le iba cuando jugaba en el FC Ismaning o el SpVgg Unterhaching, respondía: "Los malos siempre salen ganando". Esto se aplica, sin duda, a su faceta como futbolista. El viernes pasado por la noche, en tercera división, el exjugador profesional de primera y segunda división hizo lo que se le conoce, entre otras cosas: ser un rival agresivo que provoca errores de pase, que "corrió muchísimo y buscó constantemente el espacio", como lo resumió su entrenador Patrick Glöckner tras el empate 1-1 ante el Rot-Weiss Essen. Y luego, en el evocador partido inaugural, Niederlechner también contribuyó a su bienestar y al de la afición del Löwen, al marcar el primer gol de la temporada para el equipo en el minuto 68, poniendo el 1-1 en el marcador final. "Fue definitivamente similar", dijo cuando se le preguntó sobre una posible diferencia con la segunda división, donde había jugado por última vez para el Hertha BSC.
Esto no era posible a juzgar por la clasificación, pero el encuentro en el estadio Hafenstrasse era claramente un choque de primera división. Por cierto, el jugador de 34 años, procedente de Ebersberg, había jugado su último partido de tercera división hacía más de once años, marcando con el 1. FC Heidenheim contra el SpVgg Unterhaching (minuto 19, resultado final: 2-0). En este sentido, solo llevaba 139 minutos sin marcar en esta liga, lo que significa que se había recuperado muy rápidamente.
Antes del inicio de la temporada, Niederlechner ya había anunciado en una entrevista que la calidad de Sechzig no se demostraría con Kevin Volland regateando a diez rivales y luego Niederlechner marcando con seguridad, por lo que no siempre habría una diferencia de clase visible en el juego liguero diario. En consecuencia, el primer partido oficial en Essen fue más bien rutinario: trabajo duro, nada de magia. Su calidad se hizo más evidente en el hecho de que su compromiso físico no disminuye ni una liga (Niederlechner) ni dos ligas más abajo (Volland), lo que significa que no están por encima de sí mismos. La clase individual, en cambio, brilla más en breves momentos, cuando el rival podría no estar pendiente de ella.
El gol encajado, según declaró enfadado el entrenador del Essen, Uwe Koschinat, a Magentasport, "llegó en un momento en el que Sechzig no podía pensar en nada". De hecho, los pases largos hacia adelante de los Lions se habían vuelto más frecuentes, ya que el juego combinado había creado, como mucho, dos buenas ocasiones, y en cuanto a disparos a portería, Sechzig fue claramente inferior al final (8:15) a pesar de tener mucha más posesión. Pero "en cuanto a mentalidad, estamos muy bien posicionados", declaró el director técnico Christian Werner, quien tuvo mucho éxito principalmente al atraer a tantos jugadores con experiencia de alto nivel a Múnich. La conclusión del primer partido es: Sechzig no siempre es el gran favorito, pero de hecho será muy difícil de vencer.
Resulta un tanto sorprendente que, de entre todos los jugadores, Volland también carezca de inteligencia.Niederlechner fue el jugador que, con una inteligente carrera, creó el gol decisivo del empate para compensar la gran falta de concentración en el minuto seis. Con su vaselina sobre el portero del Essen, Felix Wienand, "afortunadamente no tuvo mucho tiempo para pensar", afirma. "Lideró al equipo con su presencia", declaró un encantado entrenador Glöckner. También comentó sobre Volland: "Nos hubiera gustado haber incluido más a Kevin en el partido", pero "hizo un trabajo excepcional sin el balón".
Sorprendentemente, Volland, precisamente por su parte, también faltó ingenio por un momento: tras una clara falta de su oponente Tobias Kraulich, quien ya había sido amonestado, el veterano no se quedó en el suelo, sino que siguió corriendo, buscando una oportunidad de gol. En la siguiente pausa, el árbitro pareció olvidar el incidente; no se mostró tarjeta amarilla por tarjeta roja, y el entrenador del Essen, Koschinat, agradeció a Volland su deportividad. Niederlechner supuso que su amigo ni siquiera había considerado que quedarse en el suelo lograría más que seguir corriendo.
Su experiencia en el mundo del fútbol también quedó patente en la entrevista posterior, cuando encontró las palabras adecuadas una noche en la que estaba en el punto de mira y solo le preguntaron cómo se sentía ante el tan esperado inicio de temporada. Para él era muy importante marcar un gol porque quería hacerlo por sus amigos, la familia Ulreich. La familia de Sven Ulreich, del FC Bayern, perdió a su hijo Len, de seis años, la semana pasada. La idea de que Florian Niederlechner pudiera ser una mala persona fuera del campo es, sin duda, absurda.
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