¿Por qué están cansados los músicos?

El otro día, navegando por internet, me encontré con un título como "¿Por qué están cansados los músicos hoy en día?". Sin leer el contenido del artículo, pensé que el autor probablemente se refería al cansancio de los ensayos, las giras, los viajes, las grabaciones y los conciertos, pero al leerlo, vi que no era así en absoluto. En mi artículo de la semana pasada, hablé de las plataformas de música digital, en concreto de Spotify, y de las posibles manipulaciones de algoritmos y listas. Este artículo explica tan bien los problemas que tienen los músicos con el mundo digital que no dudé en buscar al autor, llamarlo, felicitarlo y pedirle permiso para citarlo en el artículo de hoy.
Batıkan Baksı es un joven escritor musical. Se graduó de la Universidad de Mármara, Facultad de Comunicación, Departamento de Periodismo. También realizó una maestría en este campo. Actualmente escribe para Dergy, Beatsommelier y Bavul Dergi. También trabaja para la prestigiosa revista Yorumcu de nuestra asociación profesional, junto con Işıl Çalışkan, redactor y editor jefe de nuestro periódico. Analicemos las razones de la «fatiga» que señala este joven amigo periodista.
• Ser músico hoy en día implica ejercer muchas profesiones a la vez, tenemos un perfil de productor que tiene que hacerlo todo solo, desde escribir canciones hasta crear un calendario para compartir.
• El esfuerzo invertido en difundir y visibilizar la música, en lugar de producirla, consume lentamente al artista.
• Si bien antes bastaba con subirse al escenario y lanzar un álbum para ser músico, hoy, para subirse al escenario hay que hacer mucho trabajo detrás de escena.
• El proceso que antes era un esfuerzo de equipo ahora recae sobre una sola persona, lo que dificulta la producción artística.
• Las reglas del mundo digital imponen al músico el tempo de los algoritmos, no su propio ritmo de creación.
• Un artista que tiene que presentar algo constantemente sin importar su estado de ánimo puede perder su conexión con la música con el tiempo.
• Un músico que quiere ser conocido no puede escapar de las redes sociales; estas plataformas ya no son un escaparate, sino un escenario obligatorio.
• Se espera que el artista no sólo produzca sino también que “entretenga”, lo que puede alejarlo de su identidad artística.
• El valor de una canción ahora se mide por cuántos clics recibe y en cuántas listas aparece, en lugar de por sus méritos artísticos.
• Los arreglos artificiales realizados para atraer la atención del oyente relegan la emoción de la canción a un segundo plano.
• Un artista independiente tiene que ocuparse de todas las etapas, desde la producción hasta la promoción, como si fuera una empresa que apoya su carrera.
• Con el tiempo, esta carga invisible aísla al artista y dificulta psicológicamente el proceso de producción.
• Si bien el escenario alguna vez fue el lugar más brillante para los artistas, hoy se ha convertido en una experiencia llena de costos, estrés e incertidumbre.
• Los oyentes ya no consumen música sintiéndola, sino a la velocidad que ofrecen los algoritmos; la conexión ha sido sustituida por el clic.
• El dolor de la producción que experimenta el artista es a menudo invisible, porque las expectativas siempre se basan en “qué viene después”.
• El artista, que siente que aquello por lo que ha trabajado duro no se ve, se queda con la pregunta de “¿de qué sirve este esfuerzo?” y se aleja de su obra.
• La fatiga no sólo se produce por la intensidad del trabajo, sino también por la falta de compensación.
• Para evitar esta fatiga, el artista no debe estar solo; los sistemas de apoyo, la producción colectiva y la fidelidad al propio ritmo son esenciales para una vida artística sostenible.
Estas observaciones y determinaciones son muy precisas. Quería compartirlas con ustedes. Cuídense.
BirGün