Isabelle Huppert recibe el premio honorífico Golden Alexander en Tesalónica: «Debo ser libre en mi arte».

El 66º Festival Internacional de Cine de Salónica otorgó el Premio Honorífico Alejandro de Oro a la estrella francesa e internacional y actriz de teatro Isabelle Huppert por su contribución al arte cinematográfico. Quince de sus películas se proyectaron durante el evento, la actriz impartió una clase magistral titulada «Del escenario a la pantalla» y asistió a la proyección de «Copacabana» con su hija, la actriz Lolita Chammah.
Durante la clase magistral, Huppert compartió con sus seguidores sus valiosos conocimientos sobre teatro y cine. El escritor y poeta griego Ersi Sotiropoulou moderó el evento. Huppert, quien viaja frecuentemente a Tesalónica, vio sus películas como parte fundamental del festival. La prolífica actriz afirmó estar muy satisfecha con sus películas, sentirse conectada con los personajes que interpretó, sentirse privilegiada de trabajar con grandes directores y que las películas proyectadas constituían una selección especial.
BÚSQUEDA DE LO DESCONOCIDOExplicó que con frecuencia sale de su zona de confort y que la película en la que se sintió por primera vez como actriz fue la producción húngara Las herederas (Marta Meszaros, 1980). «Trabajar en el extranjero es maravilloso. Así, te integras en un territorio extranjero. Interpretar personajes complejos nunca me ha resultado difícil. El verdadero reto es trabajar con un director en quien no confías. La relación entre director y actor debe basarse en la confianza mutua. Siempre he sido privilegiada y afortunada; siempre he buscado y elegido papeles protagonizados por mujeres. Me acerco a lo desconocido con curiosidad. Lo único que ha cambiado es la forma en que se consume la producción cinematográfica. Siempre busco lo desconocido. Una inmersión profunda en lo desconocido es precisamente lo que busco, y lo que suelo encontrar», afirmó.
Huppert, quien debutó ante las cámaras a los cuatro años en un video grabado por su padre, comentó: “Cuando tienes que interpretar un papel, no hay tiempo para pensar. Al actuar, dejo de pensar; todo se centra en el momento. Estudié con Peter Zadek, una figura legendaria del teatro alemán. El teatro suele ser agotador física y mentalmente. Actuar exige una concentración constante porque cada movimiento es visible. Al cabo de un rato, un mundo imaginario emerge en el escenario. La obra de Sarah Kane, «4.48 Psicosis», tenía un elemento abstracto que contradecía el naturalismo y el realismo. Permanecí inmóvil en el escenario durante dos horas. Para ofrecer una buena actuación en el teatro, hay que olvidarse de que el público está en la sala”. También mencionó La ceremonia (1995) de Claude Chabrol y La pianista (2001) de Michael Haneke: «El bien y el mal, la lucha de clases, una interpretación marxista. Una película irónica, incisiva y trágica. Las películas de Chabrol son políticas. Haneke también crea tensión constantemente en sus películas. En La pianista, hay una toma en la que estoy de espaldas a la cámara, sin que se vea mi rostro, comiendo un sándwich, sin diálogo, pero aun así se percibe la tensión».
Difuminación de límitesAfirmó que no sigue un método actoral específico, recalcando que es un método que heredó sin haberlo decidido conscientemente. Subrayó que antes existían personajes buenos y malos, pero que ahora los límites entre ambos se han difuminado. Huppert enfatizó la importancia de la libertad en los actores, que adherirse a una sola tradición teatral es un error, y que apoya la idea del dramaturgo Alfred Jarry de que deberíamos acabar con el teatro, compartiendo la creencia de que debemos ser libres tanto en el teatro como en el cine.
'NO PUEDO CARGAR CON TODO EL CARGO DEL FRACASO SOBRE MIS ESPALDAS'La experiencia de rodar "La puerta del cielo" (1980), de Michael Cimino, fue fantástica; pasamos siete meses en Montana, EE. UU. Esta película es conocida tanto por su éxito como por su fracaso. No funcionó bien en taquilla. A lo largo de mi carrera, siempre he pensado que esta película era una obra de autor, una película personal con una dura crítica política. El fracaso, por supuesto, me afecta. No hacemos películas para guardarlas escondidas en una habitación; las hacemos para que las vea mucha gente. Solo soy una actriz; no puedo cargar con el peso del fracaso sobre mis hombros. Conocida por sus papeles desafiantes, Huppert dice: "Interpreto personajes complejos y controvertidos, pero no los hago antipáticos. Antes había límites claros entre el bien y el mal; ahora esos límites se han difuminado, son indistinguibles". Sobre "Copacabana" (2010), en la que actuó junto a su hija, comentó: "Fue una colaboración maravillosa, una comedia mordaz que reflexiona profundamente sobre la falta de comunicación entre generaciones, a la vez que rompe el equilibrio entre madre e hija".
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