Doğu Ergil escribió: El vínculo inquebrantable entre la justicia y la moralidad

La relación entre justicia y moralidad está en el corazón de la filosofía política contemporánea, la teoría jurídica y la comprensión del orden social. Estos dos conceptos son los fundamentos fundamentales no sólo a nivel teórico sino también de la vida cotidiana y de la práctica ciudadana. Sin embargo, sobre todo en los últimos años, se ha hecho cada vez más evidente que esta relación se ha debilitado y que la ruptura de este vínculo es la base de colapsos políticos y jurídicos en algunas sociedades.
Aunque a menudo se identifica la justicia con la ley, tiene un significado que va más allá de la ley. Porque la ley no siempre es justa; La historia está llena de injusticias aparentemente legítimas. En este punto entra en juego la moral. La moral funciona como un conjunto de valores que permiten a los individuos y a las sociedades distinguir entre lo que es “bueno” y lo “correcto” a través de medios intuitivos o racionales. Por lo tanto, la existencia de un orden justo depende no sólo de la existencia de leyes, sino también de que éstas estén basadas en un fundamento moral.
Por otra parte, la moral también se debilita en un entorno injusto. La continuidad de las normas morales depende de la existencia de un cierto sentido de confianza, del principio de justicia y de la creencia en la igualdad en la sociedad. Si los individuos presencian que el mecanismo de justicia no funciona, que los poderosos siempre ganan y que la ley se aplica arbitrariamente, tienden a alejarse de los valores morales con el tiempo . Así, la ausencia de justicia erosiona la moralidad.
El hecho de que estos dos principios estén estrechamente interconectados nos obliga a pensar en su origen. Ni la justicia ni la moral son simplemente un conjunto de reglas otorgadas por el Estado o impuestas por una autoridad superior. Por el contrario, son producto de la responsabilidad mutua entre los ciudadanos, del ideal de vida en común y de la voluntad de coexistir . Los contratos no escritos, así como las constituciones escritas y los principios éticos construidos a través del filtro de la conciencia social y las experiencias históricas forman la base de esta estructura.
La crisis que enfrentamos hoy en sociedades donde la justicia y la moral se erosionan juntas no es sólo un problema del estado de derecho, sino también una crisis de ciudadanía y de ética. Por lo tanto, los esfuerzos para restablecer la justicia no deben limitarse únicamente a reformas jurídicas; También debe aspirar a una transformación integral que fortalezca el tejido ético de la sociedad, refuerce los valores comunes y aumente el sentido de responsabilidad.
Por lo tanto, comprender la relación entre justicia y moralidad no es sólo una necesidad filosófica sino también práctica. Estos dos valores existen juntos, surgen juntos y colapsan juntos. Por lo tanto , la búsqueda de un mundo más justo quedará incompleta si no se basa en un sentido de responsabilidad moral.
Resumen
Este artículo examina la interdependencia entre justicia y ética y aborda las crisis creadas por el debilitamiento de esta relación en las sociedades contemporáneas. Se argumenta que la justicia debe basarse no sólo en normas jurídicas sino también en principios morales; Se argumenta que las crisis del Estado de derecho son a menudo el resultado de una ruptura ética. Se destaca que un concepto de justicia que no se nutra de la responsabilidad moral no es sostenible.
Palabras clave: Justicia, moralidad, ética, estado de derecho, ciudadanía, contrato social.
La justicia y la moral son los dos conceptos más antiguos y fundamentales del pensamiento político y social. Desde Platón hasta la actualidad, los pensadores han desarrollado diversas teorías sobre el significado, origen y relación de estos dos conceptos. Sin embargo, en la era moderna, el concepto de justicia, especialmente aquel identificado con el derecho, se ha alejado cada vez más de su dimensión moral. Este artículo analiza cómo la justicia se vuelve disfuncional y el orden social comienza a desintegrarse cuando se aísla de la moralidad.
- Fundamentos morales de la justicia
La idea de que la justicia está relacionada no sólo con las normas jurídicas sino también con las normas morales es un denominador común de muchos pensadores desde Aristóteles hasta Rawls. Según Aristóteles, la justicia puede definirse como “la totalidad de las virtudes morales” (Aristóteles, Ética a Nicómaco, libro V). John Rawls, en su obra Teoría de la justicia (1971), sostiene que la justicia sólo puede considerarse legítima cuando se basa en una “situación inicial justa” y que esto es posible con principios morales como el respeto igualitario y la reciprocidad.
Es decir, la justicia es tanto una cuestión de responsabilidad moral basada en valores como una cuestión de distribución. No sólo es importante la implementación de las normas, sino también la base ética sobre la que se producen y legitiman esas normas.
La moral social no puede considerarse independientemente del mecanismo de justicia. En entornos donde la injusticia se vuelve sistemática y el mecanismo legal pierde su legitimidad, los individuos pierden la fe en que se logrará la justicia, y esto genera corrupción moral. Como dijo Thomas Hobbes en Leviatán: “donde no hay justicia, no hay obligación moral”.
En este contexto, el colapso de la justicia no significa sólo la inoperancia de la ley; También apunta a la desintegración moral del tejido social. Porque valores como la confianza entre individuos, la expectativa de equidad y la reciprocidad sólo pueden sostenerse en un sistema de justicia que funcione.
- Ciudadanía, contrato y base ética común
El punto común de la justicia y la moral es la ética cívica. Como afirma Jürgen Habermas en su Teoría de la acción comunicativa, el consenso social es posible no sólo a través de la negociación racional sino también a través de un “marco ético común” (Habermas, 1984). Este marco se establece más allá del derecho escrito, a través de contratos sociales no escritos. La responsabilidad que los individuos tienen entre sí se nutre de principios éticos más que de leyes.
Por tanto, la sostenibilidad de la justicia depende de la cultura moral de la ciudadanía y de la responsabilidad ética. Las disposiciones jurídicas del Estado adquieren sentido sobre esta base; De lo contrario, el autoritarismo y la arbitrariedad serían inevitables.
Existe un vínculo inquebrantable entre la justicia y la moralidad. Cuando este vínculo se debilita, ni la ley funciona ni puede sostenerse una vida ética en sociedad. Por tanto, la construcción de un Estado de derecho requiere no sólo reformas institucionales, sino también políticas civiles y culturales que fortalezcan el tejido ético de la sociedad y refuercen los valores de la vida común. La verdadera justicia sólo puede existir acompañada de un sentido de responsabilidad moral.
Fuente:
- Aristóteles. Ética a Nicómaco. (Trad. Saffet Babur). Ankara: BilgeSu Yay., 2017.
- Rawls, John. Una teoría de la justicia. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1971.
- Habermas, Jürgen. La teoría de la acción comunicativa, vol. 1. Boston: Beacon Press, 1984.
- Hobbes, Thomas. Leviatán. (1651).
- Sandel, Michael J. Justicia: ¿Qué es lo correcto que hay que hacer? Nueva York: Farrar, Straus y Giroux, 2009.
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