Dentro del mundo de Salvo Rizza y Des Phemmes

Tras años diseñando colecciones para algunas de las casas de moda más prestigiosas de París y Milán, como Giambattista Valli, Pucci y Max Mara, Salvo Rizza llegó a un punto en el que anhelaba contar una historia completamente suya, sin la influencia de la visión de otros diseñadores. Esto no surgió de un momento puntual, sino de una creciente inquietud creativa y un deseo de independencia. Imaginó una marca donde la feminidad pudiera ser cuestionada y reinventada, pero a la vez celebrada en toda su complejidad. De esta idea nació Des Phemmes. The Daily se reunió con Rizza en París para explorar las decisiones que lo llevaron a lanzar su propia marca, las experiencias que lo marcaron y las audaces direcciones que espera tomar con ella.
El nombre Des Phemmes evoca feminidad, pero con un toque de irreverencia. ¿Qué significa para ti personalmente?
El nombre Des Phemmes surge de un juego de palabras con la expresión francesa « de femmes » («de mujeres»), pero quise desvincularlo de cualquier referencia lingüística o cultural directa. El «Des» evoca el artículo francés, sugiriendo un colectivo, algo plural e inclusivo. «Phemmes», en cambio, es una distorsión intencional de «femmes». Modifiqué la ortografía para que no perteneciera a ningún idioma específico. Quería que sonara universal, casi abstracto, pero a la vez arraigado en la idea de la mujer como el núcleo emocional y creativo de la marca. En definitiva, Des Phemmes busca devolver a las mujeres una dimensión de amor, poder y autoría, celebrando su presencia como musa y creadora.
Tu trayectoria es bastante diversa: naciste en Alemania, te criaste en Sicilia, estudiaste en Milán y te formaste en París. ¿Cómo influyeron esos lugares en tu estética?
Cada lugar donde he vivido ha contribuido a forjar lo que yo llamo una sensación de tensión, ese diálogo entre opuestos que define constantemente mi obra. Alemania me aportó disciplina y estructura; Sicilia, emoción e instinto; Milán, precisión; y París, la libertad de transformar ese rigor en algo poético. Son mundos muy diferentes, pero es precisamente en su fricción donde reside mi visión.
Se ha dicho que Des Phemmes logra un equilibrio perfecto entre elegancia natural y experimentación vanguardista. ¿Cómo consigues ese “equilibrio perfecto” del que hablas?
Ese «equilibrio equilibrado» surge del diálogo constante entre opuestos, la tensión que reside en el corazón de Des Phemmes. Me fascinan las dualidades: masculino y femenino, minimalismo y maximalismo, estructura y fluidez. Para mí, el espacio más interesante es siempre aquel intermedio, donde los contrastes coexisten y crean algo inesperado. No se trata de reconciliar opuestos, sino de permitir que colisionen y se desafíen mutuamente. Ahí es donde la armonía se torna verdaderamente contemporánea.

Un tema central en tu obra es la deconstrucción de la feminidad. ¿Cómo reinterpretas ese concepto a través de tus colecciones?
Deconstruir la feminidad no significa negarla, sino liberarla de los estereotipos. Me gusta explorar cómo la feminidad puede ser poderosa, irónica y vulnerable a la vez. Cada colección busca reinterpretar esta idea mediante contrastes: tejidos delicados sobre estructuras arquitectónicas, adornos que funcionan casi como armadura, transparencias que revelan fuerza en lugar de fragilidad. Se trata de mostrar que la feminidad no es una estética única, sino un espectro de actitudes fluidas, inteligentes y conscientes de sí mismas.
¿Cómo abordas el color? Tus paletas son a la vez lúdicas y sofisticadas, casi arquitectónicas en su composición.
El color desempeña un papel fundamental en mi proceso creativo. Nunca es un añadido, sino el punto de partida de una narrativa. Me interesa cómo interactúan los colores y cómo vibran al yuxtaponerse. Cada paleta define el ritmo y la identidad de una colección. Mi uso del color probablemente proviene tanto de mi bagaje cultural como de mi formación profesional. Al crecer en el Sur, estuve rodeado de luz y contraste, y posteriormente refiné esa sensibilidad mediante un enfoque más estructurado, casi arquitectónico. Esa combinación crea una tensión visual que resulta a la vez emotiva y precisa.
Más allá de la moda, ¿qué otras formas de arte (cine, diseño, música) alimentan tu creatividad?
El cine siempre ha sido una gran fuente de inspiración para mí, especialmente la obra de Fellini, Visconti y Pasolini. Me fascina cómo utilizaron la belleza y el exceso para explorar la emoción y la identidad. Hay algo profundamente visual y humano en su narrativa que conecta con mi propia visión de la moda. La música es otra referencia constante. Me muevo entre la música clásica y la electrónica, desde Björk, FKA twigs y Arca, hasta artistas contemporáneas como Rosalía. Actualmente estoy obsesionada con su nuevo tema, LUX. La mezcla que ha creado es increíble, pues transmite una sensación a la vez sagrada y experimental. Para mí, el sonido funciona como el color; crea atmósfera, tensión y emoción.
Tu colección Primavera/Verano 2026, “Check-in Check-out”, se inspiró en Sophie Calle. ¿Qué te atrajo de su mundo y cómo se traducen sus ideas en la moda?
La colección Primavera/Verano 2026, Check-in Check-out, se inspiró en Hotel , una obra de Sophie Calle en la que trabajó como camarera en un hotel veneciano y fotografió las habitaciones en secreto antes de limpiarlas. Me fascinó esa exploración de la intimidad y cómo los espacios pueden contar historias humanas a través de la ausencia, las huellas y el desorden. Me hizo reflexionar sobre la relación emocional que tenemos con la ropa: cómo las prendas, al igual que las habitaciones, guardan fragmentos de quiénes somos y de dónde venimos. La colección traduce esa idea mediante contrastes de opacidad y transparencia, siluetas estructuradas que revelan vulnerabilidad y materiales que transmiten una sensación a la vez de protección y exposición.
Has mencionado la influencia de los años noventa, el surrealismo y la arquitectura racionalista. ¿Cómo integras referencias tan diversas en tu trabajo?
En Des Phemmes, me gusta crear diálogos entre mundos que, por naturaleza, no encajan. Los años 90 me enseñaron el poder de la claridad y la tensión, esa idea de simplicidad cargada de emoción. El surrealismo añade una capa de libertad onírica, mientras que la arquitectura racionalista lo ancla todo en la proporción y la precisión. Estas influencias confluyen en la filosofía de la marca, donde se puede ser emocional y a la vez estructurado, instintivo y exacto. Siempre he sido un gran admirador de Helmut Lang. Su enfoque del diseño me mostró cómo el rigor conceptual puede residir en algo profundamente humano, y cómo la vida real y la abstracción pueden coexistir en una misma prenda.
¿Quién es la mujer Des Phemmes? ¿Hay musas particulares que encarnen el espíritu de tus diseños?
Nunca he imaginado a la mujer Des Phemmes como una figura única; es todas las mujeres. La belleza de la marca reside en esa universalidad, en conectar con mujeres de todas las edades, orígenes e identidades. Lo que me interesa no es un tipo, sino una actitud y la forma en que una mujer se desenvuelve, su consciencia y sus contradicciones. No tengo una musa específica porque cada mujer la encuentra a su manera. Desde mi punto de vista, ser mujer no es una definición, es un movimiento en constante evolución, complejo y profundamente inspirador.
El tejido parece desempeñar un papel crucial en tus colecciones. ¿Cómo abordas la investigación de materiales?
El tejido es siempre el punto de partida para mí, pues es donde comienza la historia. Dedico mucho tiempo a investigar materiales, a probar cómo reaccionan a la luz, al movimiento y al cuerpo. Me gustan los tejidos con dualidad: rígidos pero fluidos, brillantes pero rústicos. Ese contraste se convierte en parte del lenguaje de la marca. El material suele determinar la silueta; guía la confección en lugar de ser una consecuencia de ella.
Tus colecciones suelen describirse como inspiradas en la alta costura, pero accesibles. ¿Cómo logras el equilibrio entre el arte y la practicidad?
En esencia, mi objetivo es dar vida a los objetos. Me encanta la idea de que la ropa esté hecha para ser vivida, no para conservarse como piezas de museo. Hay algo profundamente humano en la relación que construimos con las prendas, sobre todo en lo que respecta a la artesanía y el bordado. El ejemplo perfecto de este equilibrio es nuestra icónica camiseta blanca con bordado de salpicaduras. Una camiseta blanca es la prenda más democrática de cualquier armario por su sencillez y universalidad. Al añadirle un bordado intrincado, propio de la alta costura, fusiono dos mundos: lo cotidiano y lo extraordinario. Esa tensión entre accesibilidad y arte es precisamente lo que define a Des Phemmes.

Des Phemmes ahora se vende en importantes cadenas internacionales, desde Bergdorf Goodman hasta LuisaViaRoma. ¿Cómo ha influido esta expansión en su enfoque de diseño?
Crear una marca siempre es un proceso de descubrimiento, paso a paso, a menudo a ciegas. Se evoluciona sobre la marcha. A medida que Des Phemmes ha alcanzado un público más amplio y diverso, he aprendido a pensar en términos de equilibrio. Busco diseñar colecciones que conecten con diferentes mujeres, diferentes ritmos y diferentes ocasiones. Lo que estoy creando ahora se siente casi como un guardarropa, un universo completo donde cada prenda tiene su propia identidad, pero a la vez se conecta con una narrativa más amplia.
Recientemente colaboraste con Moda Operandi en una colección cápsula. ¿Cómo ves las colaboraciones dentro del universo de Des Phemmes?
Las colaboraciones se basan en el diálogo, un intercambio de visiones que permite a la marca evolucionar sin perder su identidad. Moda Operandi ha sido mi socio desde el principio, y nuestra colaboración ha crecido de forma natural con el tiempo. Es una plataforma que me permite trabajar en colecciones cápsula más específicas, explorando ideas concretas que van más allá de la colección principal. Es una forma de experimentar libremente sin dejar de ser fiel a lo que representa Des Phemmes.
Con nuevas inversiones y reconocimiento global, ¿cuáles son sus próximas ambiciones para la marca?
Mi ambición es seguir creciendo sin perder la integridad de la marca. Gracias a nuestro reconocimiento global y al respaldo de nuestros inversores, estamos preparando la siguiente fase para Des Phemmes. Por ejemplo, queremos desarrollar nuestra presencia en el sector minorista, comenzando con tiendas efímeras y experiencias monomarca selectas. Al mismo tiempo, estamos trabajando para diferenciar nuestra oferta de productos, ampliando nuestra gama más allá de las categorías actuales. Esta doble estrategia permite que la marca evolucione de forma orgánica, manteniéndose fiel a su esencia.
La industria de la moda está en constante evolución, a un ritmo vertiginoso. ¿Qué te mantiene con los pies en la tierra como diseñador?
Lo que me mantiene con los pies en la tierra es que, en esencia, mi vida no ha cambiado. Me rodean las mismas personas y mantengo las mismas rutinas. Esa normalidad me protege. La moda es una forma de expresarme, pero también es, sencillamente, mi trabajo y mi sustento diario. Me nutro de lo que hago, y eso me mantiene concentrada y centrada, sobre todo en una industria donde todo se mueve tan rápido. Creo que mantener los pies en la tierra significa recordar por qué empezaste y aferrarse al amor genuino por la creación, no al ruido que la rodea.
¿Qué consejo le darías a los jóvenes diseñadores que quieren establecer una identidad de marca auténtica?
El mejor consejo que puedo darte es que resistas, porque se necesita mucha fuerza y perseverancia para sobrevivir. Hay muchos momentos en los que sientes que todo se derrumba, pero tienes que seguir adelante. De alguna manera, cuando parece que las cosas están a punto de colapsar, a menudo mejoran. Y lo más importante, sé fiel a ti mismo. Haz lo que crees, incluso cuando parezca difícil o incierto. La autenticidad no es una estrategia; es el único fundamento real sobre el que puedes construir.
Si tuvieras que definir Des Phemmes en una sola palabra, ¿cuál sería?
Tensión. Porque Des Phemmes habita ese espacio entre opuestos: estructura y emoción, masculino y femenino, minimalismo y maximalismo. Es donde el contraste se convierte en armonía y la imperfección en belleza.
Todas las imágenes: cortesía de Des Phemmes
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