Practicar actividad física ayuda a controlar el apetito, según estudio

No es ningún secreto que una rutina activa ayuda a aumentar la quema de calorías. Pero los beneficios de hacer ejercicio para quienes quieren perder peso pueden ir más allá. Según un estudio de la Universidad Murdoch en Australia, el ejercicio también conduce a una reducción del apetito.
Publicada en diciembre en la revista científica The Physiological Society , la investigación es de pequeño tamaño: involucró a 11 hombres jóvenes, de entre 20 y 24 años, sedentarios y obesos. Se sometieron a una serie de evaluaciones para medir los niveles de colesterol, el porcentaje de grasa corporal y la circunferencia de la cintura. También respondieron cuestionarios sobre hábitos alimentarios y actividad física.
Después de las mediciones, los voluntarios recibieron un desayuno estándar y esperaron una hora para la digestión. Luego fueron sometidos a una prueba de actividad física con un cicloergómetro, un tipo de bicicleta estática. En este equipo, realizaron un calentamiento de cinco minutos y luego recibieron una carga de estímulo que aumentaba cada dos minutos, hasta el agotamiento. Mientras tanto, se monitoreó el consumo de oxígeno, la producción de dióxido de carbono y la frecuencia cardíaca de los voluntarios.
Los investigadores descubrieron que, en respuesta a la contracción muscular, sustancias como la interleucina-6 y la irisina, que controlan el apetito, se liberaban y actuaban más intensamente durante aproximadamente 40 minutos después del entrenamiento.
Aunque el número de participantes del estudio es pequeño y el trabajo se centra en un grupo de personas con un perfil específico, los expertos entrevistados por Agência Einstein destacan que estos resultados son relevantes.
“El número de voluntarios evaluados es realmente muy pequeño, pero el estudio aporta información interesante sobre los factores relacionados con la influencia del ejercicio en el hambre y la saciedad, y confirma otros estudios que ya han demostrado esta relación, que también podemos comprobar en nuestra práctica clínica, especialmente cuando se trata de ejercicio aeróbico de intensidad moderada”, afirma la endocrinóloga Deborah Beranger, de Río de Janeiro.
El endocrinólogo Carlos André Minanni, coordinador médico del programa de chequeo y posgrado en endocrinología del Hospital Israelita Albert Einstein, destaca otros hallazgos de la investigación. “De hecho, este estudio añade datos relevantes a los mecanismos por los cuales la actividad física modula el hambre, incluyendo cambios hormonales, elevación de la temperatura y del flujo sanguíneo, y la reducción del neuropéptido Y (NPY), un conocido estimulante del apetito en el sistema nervioso”, comenta.
Sin embargo, se necesitan más estudios para comprender cómo se aplican estos resultados a la población general. “Los efectos varían según el tipo de ejercicio, la duración, la intensidad, el acondicionamiento previo, la genética y la dieta de la persona, entre otros factores”, señala Minanni.
Fuente: Agencia Einstein
IstoÉ