Vale, podría ser Tozé Seguro.

Fue hace 20 años, en marzo. El primer gobierno de José Sócrates acababa de jurar el cargo, y Freitas do Amaral, expresidente del CDS, formaba parte de él. Por despecho, como una novia rencorosa, la dirección del partido decidió quitar la fotografía de Freitas del muro donde se representaba a los antiguos dirigentes, la metió en una caja y la envió a la sede del PS. Como diciendo: «¡Disfrutad de ese sinvergüenza!». Se produjo una especie de «voldemortización» de Freitas, que dejó de ser nombrado en Caldas. No encuentro ninguna reseña al respecto en la prensa de la época, pero es posible que, después de aquello, el CDS se hiciera mechas, se apuntara al gimnasio para adelgazar y se fuera de viaje con amigos a Mallorca para recuperar la autoestima. En resumen, la historia habitual de las relaciones que acaban mal.
Durante dos décadas, este siguió siendo el trato más resentido que un partido jamás haya dado a uno de sus antiguos líderes. Hasta ahora, el momento en que el Partido Socialista finalmente decidió brindar su apoyo a António José Seguro de la manera más humillante posible. No fue realmente un «apoyo», sino más bien «tirarlo al suelo y, cuando Seguro se agachó para levantarlo, pisarle los dedos de los pies». A primera vista, parecía una actitud normal, hasta que nos dimos cuenta de que la frase «PS apoya a Tozé Seguro» había sido corregida y ahora dice «PS – el apoyo a Tozé Seguro».
El Partido Socialista (PS) no era tan indigno como el CDS-PP. Era peor. Conservaban el retrato de Seguro en Largo do Rato, pero junto a él colocaron una caja de rotuladores para que los miembros del partido le dibujaran bigotes y cuernos. Alguien incluso le dibujó una diana en la cabeza, y ahora la gente juega a los dardos con la cara de Seguro dibujada.
Todo porque, hasta el día de hoy, los socialistas no han perdonado a Seguro por creer, en 2012, que con el país bajo intervención y sin plena soberanía debido a la troika que su partido había convocado tras la bancarrota de Portugal durante el gobierno de Sócrates, era su deber no contribuir al desastre. Para los socialistas, ser decente es una traición peor que la de Freitas.
Mientras tanto, António José Seguro fue destituido de la dirección y se retiró a Penamacor, donde pasó sus últimos años cuidando los viñedos. No eclipsó a su sucesor, no salió diciendo «¡Ya lo decía yo!» cuando arrestaron a Sócrates; era un buen hombre. Y a los socialistas les molesta eso. No sé si el vino que elabora Seguro es bueno, pero estoy seguro de que lo que acabaron bebiendo sus compañeros del PS fue un vino pésimo. Como se puede ver por la repugnancia con la que consideran apoyar a Seguro, están bebiendo un vino muy malo.
El trato inhumano que le están dando a Seguro solo se compara con la rabieta que va a tener mi hijo esta Navidad. Desde antes del verano le está escribiendo la carta a Papá Noel, incluyendo todos los juguetes que ve en los anuncios de televisión, los que comentan sus amigos en el colegio y varios que —estoy segura— se ha inventado él mismo. Es un catálogo de Toys R Us. Voy a tener que gastarme un dineral en sellos. Al final, para su gran decepción, solo recibirá el regalo que le compré en las rebajas de junio. Los activistas socialistas sienten la misma frustración. Durante un año, soñaron con Mário Centeno, António Vitorino, Sampaio da Nóvoa, Santos Silva, António Costa y Ana Gomes. Al final, tienen que conformarse con Tozé Seguro.
Es como ir a un restaurante con estrella Michelin y descubrir que no tienen ninguno de los platos de la carta, y acabar comiendo las sobras. António José Seguro podrá llegar a ser Presidente de la República, pero para el Partido Socialista siempre será el Remanente de la República. Lo que queda.
Cuando desafió a Costa por el liderazgo del partido, Seguro criticó duramente al "PS de los intereses creados". ¿Quién iba a pensar que acabaría siendo marginado por el "PS de la falta de interés"? Al parecer, no tienen el menor interés en António José Seguro.
Cuarenta años después de la victoria socialista más épica en las elecciones presidenciales, el candidato del PS repite el eslogan. Tras el "¡Soares mola!", tendremos "Es seguro, mola". En vez del sustantivo, el verbo arreglar. Como diciendo: "Apréndelo bien, si hace falta, pega una nota adhesiva en la nevera que diga 'No olvides votar Seguro'".
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