Los impagos corporativos alcanzan un nivel récord en Brasil, lo que genera alarma

Los incumplimientos entre las empresas brasileñas alcanzaron un nuevo récord en marzo, llegando a 7,3 millones de CNPJ negativos, el número más alto registrado desde el inicio de la serie histórica del Indicador de Incumplimiento Corporativo, divulgado por Serasa Experian este viernes (16). En febrero, el total fue de 7,2 millones.
El volumen de deuda también subió y alcanzó otro récord: R$ 169,8 mil millones, frente a los R$ 164,2 mil millones registrados el mes anterior. El aumento de la morosidad corporativa supone una señal de alerta para el mercado, sobre todo por el impacto que este escenario puede tener sobre el crédito, las inversiones y la sostenibilidad financiera de las empresas.
Según la encuesta, el sector Servicios concentra la mayoría de empresas con valoraciones negativas, con un 53% del total. A continuación se sitúan Comercio (34,8%), Industria (8%), Sector Financiero y Tercero (3,3%) y Actividades del Sector Primario (1%).
“El escenario de impagos récord entre las empresas refleja los efectos prolongados de las altas tasas de interés, además de las dificultades de acceso al crédito, especialmente para las pequeñas empresas”, afirma Camila Abdelmalack, economista de Serasa Experian. “Éstos son los más impactados porque, en general, tienen menor capital de trabajo, mayor dependencia del crédito bancario y menor margen para absorber las fluctuaciones del mercado”.
Las micro y pequeñas empresas lideran la tasa de morosidad: 6,9 millones de las compañías con calificación crediticia negativa pertenecen a este grupo. En conjunto, estas empresas acumulan más de 48 millones de deudas, por un valor total de R$ 146,2 mil millones.
En el desglose regional aparece lo siguiente:
- Distrito Federal (40.9%);
- Alagoas (40,3%);
- Pará (39,8%);
- Santa Catarina (24,5%);
- Espíritu Santo (24,8%);
- Piauí (25%).
El continuo aumento de la morosidad en las empresas no sólo pone de relieve la fragilidad de una parte importante del sector productivo, sino que también representa un riesgo sistémico para la economía. Los expertos advierten que la persistencia de esta situación podría generar un efecto cascada, dificultando el acceso al crédito, presionando a bancos y proveedores, además de frenar las inversiones y generar más despidos.
Con tasas de interés aún altas y un ritmo lento de recuperación económica, el riesgo es que esta situación de impago continúe o incluso empeore en los próximos meses, dificultando la recuperación de sectores clave.
gazetadopovo