Rubén vuelve a perder pero eso no es lo que le preocupa

Por más que lo critiquen, por más que lo señalen, por más que lo cuestionen o por más que le pidan que haga las cosas diferentes, Ruben Amorim no cambia ni se mueve ni un ápice. Defiende a los jugadores como si fuera un padre que no deja que nadie se acerque a sus hijos, establece prioridades porque sabe que no puede estar en todo, adopta una postura empática difícil de desarmar. ¿Eso significa que ignoras lo que está pasando? No. Al contrario. Desde que llegó a Inglaterra, el técnico ha hablado más en cinco meses en el United, en conferencias obligatorias y entrevistas con diversos medios de comunicación, que en cinco años en el Sporting. Por lo tanto, y sin ser alguien preocupado por redes sociales y similares, ya sabéis lo que se dice del equipo.
“Estamos intentando dar lo mejor de nosotros, pero coincido en que podemos hacerlo mejor. No tengo nada que decir sobre las críticas porque las merecemos. Si no podemos aceptarlo todo en una temporada como esta, creo que estamos en el sector equivocado. Lo acepto plenamente y coincido con todas las críticas”, declaró tras clasificarse para la final de la Europa League contra el Tottenham tras la goleada al Athlès. Bilbao, sin pasar por alto lo que viene criticando el ex capitán Roy Keane.
“En este momento, está claro que debemos ser inteligentes y arriesgarnos. Debemos asumir el riesgo de recibir muchas críticas de todos, porque Roy Keane y los demás tienen un nivel de exigencia muy alto, pero debo tomar decisiones que prioricen lo mejor para el club, no para mí. Por eso, he decidido que intentaré dar descanso a todos los jugadores, porque es fundamental ganar la final de la Europa League. No podemos salvar nada en la Premier League”, añadió el técnico portugués, quien este sábado habrá estado muy atento al derbi del siglo entre el Benfica y el Sporting.
No había nada realmente nuevo en la forma de pensar de Amorim, ya que se dio cuenta, en un momento en el que tenía varios jugadores de baja por lesión, de que era necesario tomar decisiones. Aun así, también se estaba haciendo evidente que la sucesión de malos resultados en el Championship tendría que detenerse de alguna manera, especialmente porque ahora se enfrentaban al West Ham, en el puesto 17, y podrían caer otro lugar si perdían nuevamente. Una vez más, no lo fue. El United no gana en la Premier League desde su victoria contra el Leicester hace dos meses (dos empates y cinco derrotas) y ahora ha caído al puesto 16. Aún así, lo que más preocupa a Rubén Amorim es la lesión de Yoro, que podría dejar al central fuera de la final de la Europa League.
Con algunos cambios más en el mediocampo tras el partido europeo, en este caso con Casemiro, Garnacho, Maguire y Dorgu empezando en el banquillo, el Manchester United empezó mejor el encuentro, que se jugó a un ritmo más lento durante mucho tiempo, aprovechando las características de los jugadores de centro del campo hacia adelante para presentar un fútbol con argumentos diferentes, buscando el juego entre líneas y explotando la velocidad de Amad Diallo, que regresó al once inicial tres meses después. El marfileño tuvo un primer disparo algo peligroso que Areola pudo atajar, Bruno Fernandes también lo intentó desde media distancia sin éxito en dos ocasiones y los minutos fueron pasando sin mucho interés pero fueron los Hammers los que marcaron, en una jugada en la que Wan-Bissaka vio a Kudus desmarcado en el área y Soucek apareció en el área pequeña para desviar el balón para el 1-0 que se prolongó hasta el descanso (26').
A pesar de la desventaja, Rubén Amorim no parecía exactamente preocupado. Unos minutos después, y sólo entonces, la expresión cambió: Yoro cayó al terreno de juego con problemas en el pie izquierdo y el técnico se paseaba de un lado a otro en el área técnica y en el banquillo, sin querer creer en la posibilidad de perder a su central más rápido para la final de la Europa League (y para no correr más riesgos también sacó a Luke Shaw, dando paso a Harry Maguire y Lindelöf). Fue casi como si aceptara volver a perder el resultado pero no perder ninguna unidad, algo que ya no podía hacer. Y las malas noticias no acabarían ahí.
Cuando el United estaba en su mejor momento, ganando tres córners seguidos y empujando al West Ham hacia su propio campo, una pérdida de posesión de Ugarte provocó una rápida salida de los londinenses, con Wan-Bissaka aprovechando un segundo balón al área para centrar raso a Jarrod Bowen y poner el 2-0 (57'). Aún habría tiempo para al menos intentar el empate pero, entre claras ocasiones de Höjlund solo ante Areola, los visitantes lograron aguantar la ventaja y además aprovechar la derrota del Tottenham en casa ante el Crystal Palace para escalar hasta la 15ª plaza, ante un Manchester United que ya ha sufrido su novena derrota en casa en el Championship en la temporada más atípica de su historia.
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