Esto es política (idealmente)

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Esto es política (idealmente)

Esto es política (idealmente)

Existe una inquietante creencia en nuestros tiempos de que la política es un espacio donde se desperdician tiempo y energía, una especie de laberinto interminable de promesas y debates que, a ojos de muchos, parecen no conducir a ninguna parte. Sin embargo, este pensamiento se basa en una concepción limitada de lo que realmente significa hacer política, en la medida en que la política, en su esencia más pura, es el arte de estructurar la convivencia humana, de organizar los lazos sociales que definen la vida en común, de construir el edificio de valores y normas que rigen la sociedad. En este sentido, la política es, por naturaleza, una de las máximas expresiones de nuestra condición humana, siendo el medio por el cual construimos el espacio donde todos participan y conviven, por lo que desdeñar la política es desdeñar el propio futuro colectivo y el proyecto que se forja a diario en las relaciones entre los ciudadanos.

Sí, la política lleva tiempo; sí, la política requiere reflexión y debate. Sin embargo, nada verdaderamente duradero o significativo se construye rápida y superficialmente. Es a través de este tiempo dedicado al debate, la disidencia y la confrontación de ideas que una sociedad evoluciona y se adapta a los desafíos que enfrenta. Así, quienes ven la política como una pérdida de tiempo la ven con una superficialidad que ignora la complejidad del tejido social, quizás incluso ignorando el hecho de que no hay progreso sin el trabajo de pensar en lo que queremos ser, lo que queremos dejar atrás y, sobre todo, lo que estamos dispuestos a compartir y construir juntos. Este es quizás el mayor error de nuestra era: la prisa; la idea de que todo debe suceder de inmediato, como si la resolución de los problemas sociales y morales pudiera acelerarse como cualquier otra transacción. Por el contrario, la política requiere paciencia; requiere la comprensión de que los problemas humanos no se resuelven de una vez, sino mediante la construcción persistente de consensos y compromisos. Es este tiempo de reflexión y debate el que hace de la política el antídoto contra el autoritarismo y la tiranía, porque en una sociedad verdaderamente política y políticamente verdadera cada voz cuenta y cada opinión tiene la oportunidad de contribuir a la dirección común.

Decir que la política es una pérdida de tiempo es olvidar que, sin ella, no hay cabida para la justicia ni la libertad. Si bien es cierto que la política requiere trabajo y resistencia, es igualmente cierto que son estos esfuerzos los que nos permiten vivir con dignidad y esperanza. Participar en política no es solo una tarea de representantes electos, sino un compromiso de todos los ciudadanos con el destino colectivo, y cuando nos distanciamos de este compromiso, renunciamos a nuestra propia voz y permitimos que el vacío ocupe el lugar de decisiones que deberían ser compartidas. Por lo tanto, la política, lejos de ser un desperdicio, es una responsabilidad: es en ella donde reside el poder de transformar, superar divisiones y tender puentes donde antes había abismos. Desdeñar la política es abdicar de la propia ciudadanía, dejar de ser parte de lo que define y sostiene a la sociedad. Después de todo, participar en política no es una pérdida de tiempo: es, más bien, darle al tiempo su verdadero sentido a través del trabajo de construir el presente y el futuro con la dedicación y el cuidado que requiere cualquier trabajo que valga la pena.

observador

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