Las leyes laborales pueden cambiar. ¿Las empresas cambian con ellas?

El proyecto de reforma a la ley laboral, actualmente en consulta pública, plantea cuestiones que van más allá de la lactancia materna o los turnos de los padres con hijos menores de 12 años. El debate es intenso: algunos acusan a las madres de "prolongar la lactancia materna para mantener la jornada laboral reducida", otros critican a los padres por rechazar los turnos nocturnos.
Pero este debate, centrado únicamente en los derechos de los padres, ignora el problema real: el modelo de trabajo actual no está en contacto con la realidad humana.
Vivimos en un sistema que ha normalizado las jornadas de 12 horas fuera de casa, con niños que llegan a la guardería a las 7 de la mañana y se recogen a las 7 de la tarde. Como si esto fuera normal. Como si así fuera la vida.
En nombre de la productividad, se reprime el afecto, se invisibiliza el rol parental y se margina el cuidado de los demás en la vida profesional. Y el resultado es evidente. Según datos publicados en el Libro Blanco sobre el Bienestar Mental de los Jóvenes en Europa, publicado por la Fundación Z de Zúrich en febrero de 2025:
Casi la mitad de los jóvenes en la Unión Europea (49%) declararon tener necesidades de atención de salud mental no satisfechas, en comparación con el 23% de la población adulta.
Entre los jóvenes europeos de 15 a 19 años, el suicidio es la segunda causa principal de muerte prematura.
En el contexto europeo, más de uno de cada seis jóvenes “tiene problemas de salud mental” y, según los autores del estudio, “datos recientes sugieren que la situación está empeorando”.
No es casualidad, pero después nos impactan las consecuencias: jóvenes que no saben distinguir la realidad de la ilusión; estallidos de violencia y conductas de riesgo; dependencia de medicamentos u otras sustancias para enfrentarse a un mundo que nunca les enseñó a sentir.
El debate no puede limitarse a juristas y políticos. Los líderes empresariales —directores ejecutivos, directores de recursos humanos y administradores— desempeñan un papel decisivo.
La ley puede proporcionar el marco mínimo, pero las políticas internas son el verdadero campo de acción.
Horarios flexibles y escalables para roles compatibles
Modelos híbridos reales, basados en la confianza y la autonomía
La baja parental se valora, no se penaliza en la progresión
Beneficios familiares y emocionales, como guardería en casa, apoyo psicológico y educativo.
Culturas emocionalmente seguras donde liderar también significa cuidar
En un mercado donde la retención de talentos es un desafío, las empresas que ignoran el impacto de la paternidad en la vida de sus empleados están comprometiendo su propio futuro.
Divide y vencerás: un error costoso
Centrarse únicamente en las madres lactantes o en los padres con niños pequeños crea una rivalidad artificial entre empleados con y sin hijos, entre propietarios de empresas y equipos. En realidad, las políticas que respetan el tiempo personal benefician a todos:
empleados que son cuidadores de familiares (menores o mayores),
jóvenes que comienzan su vida laboral,
Empresas que quieren retener el talento.
El cambio en la ley de licencia por lactancia materna es una oportunidad para repensar no sólo la legislación, sino también la cultura organizacional. El trabajo debe encajar en la vida, no la vida debe encajar en un hueco entre jornadas laborales interminables.
observador