'¿Estás libre hoy?': el día que perdí mi virginidad anal en casa de mi crush

La conversación empezó a fluir y me invitó a salir. Aunque tenía miedo, acepté. El día de nuestra cita, me invitó a su casa, que estaba en el mismo barrio que el apartamento de mis padres. Dijo que su madre estaba de guardia en el hospital y que tendríamos el lugar para nosotros solos. "¿Me dejas tener sexo hoy?", escribió, lo que ya me ponía ansiosa.
Como vivíamos en el mismo barrio, fui caminando a nuestra cita. De camino a casa de Felipe, ya tenía la polla dura como una piedra en los pantalones. En cuanto llegué, le escribí un mensaje y apareció en la puerta. Me recibió sin camisa, solo con un pijama a cuadros, con la polla visible. Me saludó con la mano y entré. Nos dirigimos a su habitación y, al llegar, me senté en un sillón.
Estaba muy nerviosa y sentía que no me relajaría hasta ser sincera. «Felipe, disculpa no habértelo dicho antes, pero soy virgen». Noté que estaba un poco sorprendido, pero simplemente respondió: «Entonces hoy es el día en que me sentirás dentro de ti».

Sin pensarlo, empezamos a besarnos y a desnudarnos. Aun sin experiencia, deseaba tanto esa polla que me enamoré perdidamente. Él interrumpió mi actuación, me tiró en el sofá y empezó a lamerme el culo. Con cada lamida, mi ano se abría más y más para él.
A punto de correrse, Felipe se detuvo, y enseguida sentí sus dos dedos fríos en mi trasero. Me besó el cuello y me mordió la espalda. "Voy a buscar el condón y luego me lo pongo, ¿vale?", me advirtió.
uol