Descubren el legendario diamante de Florencia tras 100 años. Los descendientes de la emperatriz finalmente admiten la verdad.

Durante más de un siglo, se la consideró perdida, envuelta en leyendas y codiciada por coleccionistas de todo el mundo. Hoy sabemos que el famoso diamante florentino no desapareció sin dejar rastro, sino que permaneció guardado durante décadas en la bóveda de un banco canadiense. Los Habsburgo finalmente rompieron su silencio, revelando la historia de una gema que sobrevivió a la caída del imperio y a las convulsiones del siglo XX.
El Diamante Florentino , una de las joyas más preciosas de Europa, desapareció de la historia en 1918 cuando, con la caída de Austria-Hungría, el emperador Carlos I decidió ocultar los tesoros de su familia. Entre ellos se encontraba una extraordinaria piedra de 137 quilates con una distintiva forma de pera . Su historia se remonta a los Médici, cuya corte florentina engalanó antes de pasar a manos de los Habsburgo.
Tras el fin de la Primera Guerra Mundial, el destino del diamante quedó envuelto en misterio. Durante décadas, persistieron los rumores de que había sido vendido, robado e incluso pulido y comercializado con otro nombre. Todas estas teorías, como se demostró, no eran más que parte de un mito muy extendido.
Diamante florentino - réplica. Fotografía. Archivo Histórico Universal/Universal Images Group/Getty ImagesPor primera vez, la familia Habsburgo ha decidido contar la verdadera historia. Tal y como revelaron en una entrevista con The New York Times, el diamante nunca se perdió . Durante la Segunda Guerra Mundial, la emperatriz Zita , esposa de Carlos I, llevó la gema junto con otros objetos de valor a Canadá , adonde la familia había huido de los nazis. Allí, en la bóveda de un banco, la piedra permaneció a salvo durante décadas.
Emperatriz Zita - 1911 Foto: Photo12/Universal Images Group / Getty ImagesSegún el testamento de la emperatriz, la información sobre la ubicación del diamante debía permanecer en secreto durante cien años tras la muerte de Carlos I , quien falleció en 1922. El conocimiento de la gema se transmitió únicamente a los hijos de la pareja imperial, Roberto y Rodolfo. Un siglo después, sus descendientes abrieron la vieja maleta y descubrieron el tesoro que el mundo había dado por perdido.
Karl von Habsburg-Lothringen , nieto del último emperador, subraya hoy que "la verdadera seguridad de la joya radicaba en el silencio".
Miembros contemporáneos de la familia Habsburgo. Foto: A2748/_Ursula Düren / PAPLa autenticidad del diamante fue confirmada por Christoph Köchert, representante de una joyería vienesa que sirvió a la corte imperial durante siglos. Los expertos creen que el diamante florentino no solo es una obra maestra de la naturaleza, sino también un símbolo del poder de una dinastía que marcó el destino de Europa durante siglos.
La piedra llegó a manos de los Habsburgo tras la caída de la dinastía Médici , y en 1745 adornó la corona de Francisco Esteban durante su coronación como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Con el paso del tiempo, se convirtió en un símbolo de poder y riqueza, y tras la caída de la monarquía, también en testigo silencioso del fin de una era.
Se desconoce si los Habsburgo decidirán presentarlo públicamente.




