Fin de la misión del Grupo Wagner en Mali. Serán reemplazados por el Cuerpo Africano.

Mercenarios rusos del llamado grupo Wagner anunciaron el viernes que su misión en Mali había finalizado y que abandonaban el país. Sin embargo, su lugar en Mali y otros países africanos está siendo ocupado por soldados del Cuerpo Africano, directamente subordinado al Ministerio de Defensa ruso.
Reuters citó a los mercenarios afirmando que habían abandonado Mali tras "completar con éxito una misión de tres años y medio" en el país africano. Los mercenarios se jactan de haber expulsado a las fuerzas islamistas, asesinado a sus comandantes y entregado todo el país a la junta militar maliense.
Los ataques yihadistas del pasado fin de semana en el aeropuerto de la histórica ciudad de Tombuctú y en una base militar de la ciudad de Boulikessi, donde murieron más de 30 soldados malienses, son una prueba del fracaso de los mercenarios rusos para restablecer la calma.
Mali lleva años luchando contra yihadistas vinculados a Al Qaeda y al Estado Islámico (EI) y, en la frontera con Argelia, enfrenta a grupos tuareg, algunos de los cuales luchan por el estado secesionista de Azawad.
El presidente interino, Assimi Goita, quien llegó al poder tras dos golpes de Estado en 2020 y 2021, prometió restablecer la calma. Insatisfecho con el avance de las tropas francesas, les ordenó abandonar el país, del que también solicitó la salida de la misión de paz de la ONU, compuesta por 11.000 efectivos. En su lugar, en 2022, invitó a mercenarios del Grupo Wagner, quienes, según estimaciones del think tank estadounidense Institute for the Study of War (ISW), se encontraban en el país un año después en torno a 2.000, aunque su número se redujo a 1.000 al año siguiente, probablemente debido a los fracasos en Ucrania, adonde fueron trasladados.
En Mali, el tercer mayor productor de oro de África, Rusia participa activamente en su extracción. A principios de 2023, mercenarios rusos se apoderaron de al menos tres grandes minas en Balandougou, Koyoko y Yanfolila. Recientemente, también han participado en la refinación. A principios de esta semana, Moscú firmó un contrato con la junta para construir una refinería de oro en Bamako, donde planea procesar más de 200 toneladas del metal al año. Al mismo tiempo, está en marcha el proceso de expropiación de la empresa canadiense Barrick Gold, que opera las minas más productivas en Loulo y Gounkoto.
Por esta razón, el Kremlin no puede permitirse abandonar a Mali. El Grupo Wagner, fundado por Yevgeny Prigozhin, quien fuera cercano a Vladímir Putin, ha gozado durante mucho tiempo de considerable autonomía. Sin embargo, tras la muerte de Prigozhin, el Kremlin decidió subordinarlo por completo o reemplazarlo con otras unidades. El caso de Mali, pero también el de la República Centroafricana, donde los mercenarios serán reemplazados por unidades regulares del Cuerpo Africano a partir de enero de 2026, demuestra que Rusia ha perdido la confianza en los mercenarios insubordinados.
La minería es solo un elemento del plan ruso para lucrarse con África. El objetivo de Rusia es sembrar la incertidumbre para ser vista como la única potencia capaz de brindar seguridad, por lo que exige un alto precio, como lo expresó Jack Watling, especialista en guerra terrestre del Royal United Services Institute (RUSI).
Tadeusz Brzozowski (PAP)
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