¿Qué es el escándalo de los mensajes filtrados de WhatsApp que involucra al primer ministro de España?

El último de la aparentemente interminable serie de escándalos políticos que atraviesa España surgió recientemente, centrado en la filtración de mensajes privados de WhatsApp del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en los que se refiere a sus colegas como "hipócritas" y una "vergüenza".

Llama a su propia ministra de Defensa, Margarita Robles, una pájara -una forma poco halagadora de describir a una mujer astuta y sin escrúpulos- y acusó a Pablo Iglesias, su ex viceprimer ministro y entonces líder del partido de extrema izquierda Podemos, de "estupidez" y lo describió como políticamente "torpe".

Los mensajes también son interesantes porque revelan la cercanía de Sánchez a José Luis Ábalos, exministro de Transportes y número dos del Partido Socialista (PSOE), y su dependencia de él como su intermediario político. Ábalos dejó su cargo tras acusaciones de corrupción.

Publicados en exclusiva por el periódico derechista El Mundo durante el fin de semana, los mensajes filtrados revelan que Sánchez ha sido desenmascarado. Pero ¿es esta historia tan importante como se la ha presentado?

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El escándalo de WhatsApp de Sánchez

En los mensajes, Sánchez ordenó a su entonces mano derecha, Ábalos, mantener la disciplina del partido y reprimir a los disidentes dentro de sus propias filas. Al hacerlo, se refiere a sus propios colegas con términos poco halagadores.

También plantea nuevas preguntas sobre cuánto sabía Sánchez personalmente sobre la presunta corrupción, aunque no parece haber intercambios particularmente concluyentes, como El Mundo y los partidos de la oposición podrían haber esperado. Sin embargo, podrían producirse más filtraciones.

Ábalos ha estado involucrado en el caso de corrupción Caso Koldo durante más de un año, una de varias supuestas investigaciones de corrupción que rodean al círculo íntimo de Sánchez en los últimos años, incluidos su hermano y su esposa.

Las filtraciones han causado preocupación y malestar en el PSOE y han dado al opositor Partido Popular (PP) nueva munición para atacar al gobierno, ahora en su séptimo año en el poder.

Los mensajes fueron descubiertos en casa de Koldo García, exasesor de Ábalos, como parte de la investigación del caso. Se han publicado más mensajes desde la publicación inicial de El Mundo , aunque parece que los WhatsApps revelan más sobre la gestión interna del partido y cómo opera el Gobierno de Sánchez desde La Moncloa.

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¿Qué dicen los mensajes?

Sin una "pistola humeante" en términos de casos de corrupción, los mensajes son quizás más interesantes por su mirada a cómo Sánchez gobierna a puertas cerradas.

Los mensajes muestran un altísimo grado de confianza entre Sánchez y Ábalos, donde el exministro se desempeña como el confidente más cercano y ejecutor político del presidente. Esto ya era ampliamente conocido, pero verlo en mensajes privados refuerza la cercanía entre ambos y la gran dependencia de Sánchez de Ábalos para la gestión diaria del partido.

“He echado mucho de menos trabajar contigo y tu amistad también”, dijo Sánchez en un mensaje después de que Ábalos dejara su cargo al verse envuelto en acusaciones de corrupción.

En el altamente descentralizado sistema de gobierno autónomo de España, los mensajes también revelan hasta qué punto Sánchez estaba preocupado por las bases de poder del PSOE en las regiones de España.

En particular, Sánchez contacta repetidamente a Ábalos para mantener el control sobre presidentes regionales críticos, como Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha y crítico desde hace mucho tiempo de los acuerdos de Sánchez con los separatistas vascos y catalanes, así como Javier Lambán (Aragón) y Guillermo Fernández Vara (Extremadura).

El lenguaje de Sánchez es fuerte para un presidente del Gobierno, es cierto, pero quizá no para mensajes privados. Aun así, el presidente del Gobierno usó términos como "hipócritas" y "vergüenza" para referirse a sus barones regionales y ordenó a Ábalos que los llamara para evitar desacuerdos públicos sobre temas delicados.

En concreto, en el caso de Page, tras una entrevista poco favorecedora concedida por el presidente regional, Sánchez despachó a Ábalos: “Sería buena idea que tanto usted como Santos le dieran un tirón de orejas y le dijeran que se dejara de tonterías”, dijo Sánchez.

¿Quién filtró los mensajes privados del Primer Ministro?

Sigue sin estar claro. La especulación en los medios españoles —y, por ahora, parece poco más que eso— sugiere cuatro posibles vías por las que estas conversaciones privadas podrían haber salido a la luz: una filtración desde el Tribunal Supremo; de los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que investiga el Caso Koldo; del propio Koldo García; o de Ábalos.

Los medios de comunicación españoles sugieren que Ábalos guardó los mensajes archivados para luego escribir unas memorias.

¿Son importantes los mensajes privados de Sánchez?

Para los analistas políticos y la clase parlanchina de España, estos mensajes filtrados de WhatsApp son, en primer lugar, un chisme fantástico y, en segundo lugar, una mirada a cómo Sánchez –un hombre ampliamente considerado en todo el espectro como un operador político despiadado– dirige su gobierno.

En muchos de los intercambios, Sánchez leyó o escuchó entrevistas concedidas por sus propios ministros o presidentes regionales y ordenó a Ábalos que los disciplinara.

Una mirada interesante detrás de escena, aunque esto es para nerds políticos, en realidad, que el Primer Ministro (en cualquier partido, en cualquier país) quiera mantener la disciplina interna del partido y un frente unido políticamente no es sorprendente.

Sus palabras privadas podrían llegar a ser importantes, quizás incluso peligrosas políticamente hablando, si se filtran más mensajes que revelen evidencia clara de que Sánchez tenía conocimiento del caso Koldo o de cualquier otra investigación de corrupción en curso.

Un flujo gradual de mensajes personales del Primer Ministro inevitablemente sería personalmente perjudicial y aumentaría la creciente sensación de que el gobierno de Sánchez está fatigado y será derrotado en las próximas elecciones, cuando sean.